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2023-09-10
Educación emocional
Criar a un hijo es fácil. Hasta el animal menos inteligente lo hace gracias al mecanismo biológico integrado en cada ser vivo. Lo complicado es educar. La educación de nuestros hijos es algo que realmente preocupa y crea confusión, sobre todo cuando se trata de educación emocional. Esta tiende a ser una de las más complejas, pero la primordial para el desarrollo correcto de los niños.
Cuando somos pequeños, tendemos a imitar el comportamiento de los adultos, ya sea de forma positiva o negativa. Por ejemplo, si un adulto mantiene buenos o malos modales en la mesa; si en su diálogo emplea palabras como “gracias” o “por favor”, o, por el contrario, expresa un lenguaje poco apropiado. Cada detalle es fundamental para el aprendizaje del pequeño. Así mismo, el ámbito emocional también es un modelo a seguir por parte de los niños.
La ciencia ha demostrado que una buena educación emocional durante la niñez, aparte de mejorar los resultados académicos y producir mayor capacidad para el manejo de habilidades sociales y resolución de conflictos, adquiere la maestría para afrontar debidamente cualquier dificultad y problema llegada la edad adulta.
Sin embargo, el tema emocional supone algo demasiado complejo. La mayoría de los adultos no saben manejar sus propias emociones. Están acostumbrados a negar o tapar las que desagradan y, por tanto, calcan la semejanza a sus descendientes. ¿Cómo van a enseñar a sus hijos algo que no saben gestionar? Sentir enfado, miedo o tristeza, a veces resulta necesario. Solo hay que saber tratar estas emociones y darles el lugar que les corresponde.
Los adultos no deben cargar su mochila llena de emociones reprimidas a los pequeños, programando su mente con la creencia de que hay algunas que son malas y no se pueden mostrar. Son aquellos los que deben aprender en primer lugar a tomar el control y equilibrarse emocionalmente para tener una influencia positiva en el desarrollo de sus hijos.
Como mencioné al principio, la inteligencia emocional es la clave del éxito.
Tiene un fuerte vínculo dentro del sistema límbico del cerebro que hace fomentar la atención, el aprendizaje, la creatividad y la motivación.
Un niño que en su casa puede expresarse libremente, es comprendido, valorado y se desarrolla en un ambiente seguro, sin duda, en el campo intelectual aprenderá más rápido, memorizará más fácilmente y será capaz de potenciar al máximo su lado creativo para ser un futuro adulto exitoso.