... Emigrada, retornada y agónica

 

2024-03-24

 

Azahara Palomeque

 

Emigrada, retornada y agónica

Yo concibo la poesía como una manera de abrirnos las tripas y ver qué hay dentro: dónde se sitúa el dolor, las tensiones más profundas, el miedo y sus bifurcaciones. Pero resulta que, cuando esas vísceras están expuestas, también se hace visible la política, o la biopolítica, como decía Foucault.

La poeta extremeña Azahara Palomeque es licenciada en periodismo y se tuvo que marchar a Estados Unidos a los 22 años a buscarse la vida (con motivo de la crisis financiera de 2008), primero como lectora de español y después como doctorada. Tras casi trece años residiendo en Estados Unidos, ahora retorna y vive en Extremadura, dedicada exclusivamente a la escritura de artículos (La Marea y la revista asociada Climática, El País, la Cadena Ser y Carne Cruda) y libros (poemas —a destacar Curriculum— y ensayos).

Palomeque, pues, ha publicado numerosos poemas, cuentos y ensayos, además de en libros, en revistas culturales españolas, estadounidenses y latinoamericanas; su obra ha sido incluida en varias antologías, y ha sido traducida al inglés y al griego. Ha participado en recitales poéticos y conferencias en varias universidades norteamericanas, en la Biblioteca Pública de Nueva York y la Free Library de Filadelfia, el Instituto Cervantes de Nueva York, así como en la Feria del Libro de Madrid, la de Badajoz y el Festival Voces del Extremo, entre otros.

Para que os podáis hacer una ligera idea del agonismo de su poesía, aquí os dejo una pequeña muestra de la misma, y si queréis más, acudid a las redes o, mejor, leed sus libros.

Oferta de trabajo

 

se requiere

muchacha que sepa acariciar el lomo de un perro

con las manos de haberse despedido. institutriz

practicable, miembro obediente de aspecto

calibradamente humano, sin excesos;

que pueda desapercibirse sola, que taladre

la piel animal vaya ello

en contra o en su beneficio. la jornada

será redonda; sus calificaciones, altas; dueña

en el rendir habitual y capaz

de regar con lágrimas orgánicas el asfalto, ausente

de quejas, prolija en escaparates, sus rodillas

oscuramente cubiertas

deberán soportar el peso de las manos

ajenas. estropajo sus ojos

ujieres tantean lo que precisa decir y lo hará

con sonrisa. se requiere y se alquila

el poco hambre que dure su contrato.

 

***

 

Geografía del gusto

 

me haces sonreír,

y los pulsos se elevan como azoradas

banderas de un país que no existe.

POEMAS155

tampoco en las oficinas muere a diario un dolor

que quiso ser blanco,

no se deportan inocentes manos lavando a sus hijos.

eres tú,

un arma esponjosa en la corta distancia del deseo

rompiendo su extinción,

atando los árboles quemados en un racimo de uvas.

aclarando la voz de los vencidos.

sueltas al perro y la correa se acoge al henil donde yazgo.

no al fuego,

sino en mí sonríes.

cosquilleo en los dientes que he perdido, tu saliva y libación

tenue sobre las encías,

mi boca

aún tiene potestad este invierno.

 

***

 

Días sin ver la luz

 

Días sin ver la luz, pero aún oigo la lluvia

y su olor camuflado en los libros.

Los muertos vienen a posarme flores.

En sus ramas lo entiendo.

también ellos, ahora, son extraños.

Agua que cae, universo que se otoña

en los charcos de la familia:

los cercos anuncian nidos que se yerguen

con podredumbres de suelo.

 

***

 

Orfeo

 

Vomito

en un hoyo de tierra,

veo la cabellera de las raíces coagulares, los vermes

aprenden

qué no ser de mí

con esa fiebre triste de la noche.

Cabeza abajo,

cuando la tierra comienza a parecer aceite y el agua

tiembla en la esquina,

se me recoge el estómago; juegan los puños

a perseguirse en la arcilla

deslizante hacia el pozo.

Mi cabeza es un epitafio a quien grita cómo huir sin hacer

daño.

Falta la luz,

en gránulos las oscuridades procrean y veo a tientas

a quien ha podido parir

y sus esquirlas.

Expulso en una areola de la tierra mi proyecto madre,

indefinido, el sendero en india

fila larvas, mi carne devuelta, el último

suspiro hecho perforación, los pecessubterráneoa

podridos.

 

***

 

Me hago de avispas

muerdo a los pájaros y sus almenas abalanzan el sol

mientras caigo de nuevo.

Ícaro vuelve a trabajar en la mina. Suda

por sus hijas

llenas de puentes vacíos, no hay quien

en este cielo espere una gota de más

que sea futuro.

Me he hecho de alas que, en los basureros,

encontraron disfraces para las mordeduras,

insectos clavados en los aludes,

anocheceres rápidos,

viejas mañanas donde elegir

entre lo yermo y lo negro de mi cuerpo.

Si pudiera arrepentirme.

Si pudiera escoger

de nuevo el animal, sería ambulancia.

 

***

 

Ha nevado esta noche

 

Ha nevado esta noche y mañana

los hombres echarán sal a las heridas,

como si no doliera

la ciudad.

He perdido mi ancla. No existe

siquiera el injerto.

Ha nevado,

está aún todo limpio, como la memoria,

pero sé que vendrán a la sangre, es más,

vendrán a la llaga,

la verán

en pequeños cristales donde nada crece.

He de vivir estas horas antes del límite,

tocar

la hendidura ajena a las máquinas.

He de escribir la inocencia: que duela el frío,

que no me queme.

 

***

Déjate ir. Esta noche

vendrá la tempestad del mapa, finge

que vences.

Túmbate entre el grito negro y el olivo

escamado, no duelas

no reproches.

Estás en la constante del primer mundo

para ti deglutido,

tu cuarto se ajusta

al color de los huesos.

Déjate ir

mientras los perros ladran al cielo y el niño

se despeina las sienes.

Hay tanto revuelo junto a tu olor: no

te desmiembres

todavía.

Otorga al aire lo preciso:

un combustible,

un silencio,

el corazón de sus balas.

 

***

 

Sabes

que tengo la piel huera de saber y el corazón

blanco de latir

escombreras al aire.

El sentido que trae el humo.

Cuando cruzo el pasillo de tu cuerpo y cuando

enarbolo las máscaras:

este poema

como el tropiezo último por los umbrales.

 

***

 

Olivo

 

En la vergüenza del mapa, una luz que es de otro verde:

olivo, como amanecer nostalgia, en la prisa por el fin del día,

la voz que tiembla en la hoja. Verde infancia,

si supieras el inglés que te debo en la frontera entre el sueño

y mi paisaje. Aceitunas, los ojos siguen a quien los ciega

en esta tierra, luz prohibida, a tu hora me rindo,

pertenencia de los errores sabios que flota en el agua.

 

***

 

Sueño en coach class

 

Dormir sola, después de tanto tiempo,

en un avión, fundida en las mantas humanas,

al arrullo de la voz de un piloto

que se parece a mi padre…

 

Registrar la música extraña, mirar de reojo

el agujero de alfiler de la ventana

y escapar por su cuerpo. Tener una noche

en la bombilla solamente mía.

 

Caer en la inercia de las alas, aceptar

el plástico y olvidar que existen azafatas,

rogar a la caja negra que no me escuche

soñando con el piloto…

 

***

 

Road trip

 

 Qué fácil es mentir por las autopistas, restañar

las cicatrices,

mordernos los cuerpos cuando deseamos una última

copa: el más tenue

cristal de las articulaciones.

Todo lo que engañamos,

la cubierta poderosa del vidrio, la raíz

no nacida.

Las autopistas son el decoro de los vientres anónimos.

 

***

 

Tiempo sin silencio

 

Cierra los ojos,

ve al puente

de los Atlánticos huérfanos, camina, erguida,

las amapolas de su vientre.

El calor entra por las protuberancias, se hace hez

cada cuánto minuto,

transformado,

cada instante de arruga cabal.

Olvida

que el ripio trajo consigo la mano

y la mano un espíritu.

Baila con él

esta noche de faroles,

esta cabalgata de huesos.

 

***

 

Suicidio imperfecto

 

Es plástico

nuestro último órgano, lápiz

con que se dibuja

una ventana: salto mortal

de los amantes.

 

Todo cuanto se quiere

o se destruye ha de pasar

por cuévanos de aceite finito, materia

cancerígena de la luz:

 

ella, cualquiera,

 

poderosas hebras construyendo

el calor vertedero, puente

del sudor vencido

al sudor en tuberías sin nombre,

segundo piso

en el múltiple epitafio nuclear,

nuestro cuerpo de eco.


 

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