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2024-06-30
Txus García
Aquí estoy. Me llamo Txus y soy transgénero
Llevo siglos siéndolo
Fui niño bollera y niña gay
Si lees con asiduidad, o solo de vez en cuando, la revista Píkara Magazine te habrás encontrado con bastantes artículos de esta, este, poeta, rapsoda, educador/a sociocultural y comunicador/a tarraconense, que hasta ahora tiene dos poemarios publicados: Poesía para niñas bien (2011, 2018) y Este torcido amor (2018), que viene presentando mediante el tour Mira qué señora tan rara, mamá. Realiza activismo Queer, sobre Diversidad Sexual, feminista, Sistema de género y LGBTIQ+ mediante sus puestas en escena o performances basadas en textos propios y de otras autoras. Antes de su transición de género, se había definido como señora rara que lucha de modo independiente por los derechos y libertades de seres humanos y animales.
Sus poemas se incluyen en actividades educativas relacionadas con la diversidad sexual y la fluidez de género, y algunos han sido reseñados en comunicaciones y publicaciones nacionales e internacionales especializadas en literatura, género y diversidad sexual.
Poemas suyos han sido recogidos en muy diferentes antologías, entre las que podemos destascar Insumisas: Poesía crítica contemporánea de mujeres, a cargo de Alberto García-Teresa, editada por Baile de Sol en 2019, y Antología de poesía Queer, selección de Ángelo Nestore y editada por Espasa en 2024.
Tiene su propia página web, https://txusg.wordpress.com/ , donde refleja todo lo que hace. Y, como muestra de sus poemas, aquí os dejo un selección para que disfrutéis:
Documento Nacional de Identidad
Yo era el niño que ardía en mis ojos. (Agustín Gutiérrez)
Aquí estoy. Me llamo Txus y soy transgénero. Llevo siglos siéndolo. Fui niño bollera y niña gay.
Madre me trans-vestía como una señorita: manoletinas, braguitas y encajes, lacitos, un parche en el ojo vago, gafas. Plantillas correctivas. Pelo largo moreno, muy liso. Hice la comunión trans-vestida de blanco. Era una pequeña y folclórica gordita. Era marika.
Adivinad qué papel me pedía en el juego tonto ese de apapasyamamás… Crecí seducida por pelis de romanos, duelos al sol y hombres de hojalata. Yo era Tarzán o Guillermo, el Travieso. En mi bola de cristal amaba a Alaska (cuando todavía podía ser Olvido Gara). Y leía Mujercitas y era Jo. Leía Los Cinco y era Jorge. Engullía libros de la Blyton y suplicaba a mis padres poder vivir en un estricto internado inglés, sólo para chicas. Tomaría cerveza de jengibre y pasteles por la noche. Podría cabalgar a lomos de la masculina señorita Roberts… Mmmmm.
Una vez una niña me besó en un baño y me dijo que me parecía a Superman. Ese fue uno de los días más felices de mi vida.
Un día perfecto en Transylvania.
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Arte práctico de hacerse interesante al bello sexo
A ver pues se trata de ser muy, muy precavida y esconderle cualquier deseo banal. Nadie dijo que fuera fácil atraer a las damas.
Es como ir besando el doble filo todo el rato, tratando de pasar por tu corazón de puntillas, sin herirte ni exigirte, ni clavarte las espuelas, sutil todo –como quien no quiere la cosa– ahora un detalle, ahora un roce, ahora un beso, e intentando estar siempre por casualidad a tu lado, allí, sin que se me note, pero en el momento justo. Entonces, un, dos, tres … splash! Ya me tienes ahí y vas y me quieres, por pesada, por torpe y por tierna.
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La belleza
La belleza no era Stendhal, ni trazos, ni corcheas, ni colores, ni atardeceres, ni niños jugando, ni damas desnudas, ni paisajes de ensueño.
La belleza es la piel de gallina cuando me dices –amor, ven– al oído.
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Cuidado con los cazadores
Los cazadores te miran con crueles ocelos desde la espesura de su fruncido ceño; utilizan cínicos cantos, silbos y trinos para llamar a la muerte a enamoradas aves. Los cazadores están llenos de rabia, de borracha testosterona cobarde: son señores que infunden respeto desde su planchado traje de entre semana, con su perfecto conjunto jara y sedal. Encañonan a ciervos, osos, elefantes y conejos, oyen palpitar sus corazones asustados pero no sienten misericordia, ni notan su angustia, el miedo; aprietan el gatillo palpitantes, azuzan a sus perros esclavos -a los que afirman querer y que luego ahorcan arrojan a una fosa cuando envejecen y no sirven para nada-. Los cazadores te desollan con manos de garfio, ensucian el campo con sus desafiantes risotadas, con cartuchos vacíos -flácidos como sus penes-. Hartos de vino y chorizo, se hacen fotos con sus trofeos: cabezas cortadas, sangre en el maletero. Los cazadores son especistas que gruñen orgullosos diciendo que su afición asesina y cobarde es propia de hombres hombres hombres -toreros y matarifes de fin de semana-. Se envalentonan matando crías, Ignorando gritos de dolor, ensangrentando plumas y arrancando pieles. Vigilad, porque si el mundo envileciera más, los cazadores –ellos y ellas-, ya saben cómo apretar el gatillo sin empatía, desollarte, devorarte y que tu cabeza sea un bonito trofeo en su salón.
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¡Cuidado!
Las locas venimos en masa Las locas sacamos las uñas Y zas Te arañamos la mejilla y te escupimos Las locas desviadas torcidas feas y extrañas Te retamos Te pegamos con el bolso te metemos un dildo Y te escandalizamos toda
¡Cuidado! Las locas lo invadimos todo Tenemos negocios Somos tus doctoras maestras y monjas Las locas estamos por todas partes Nos casamos Adoptamos niñas huérfanas y las estropeamos Te vendemos el pan que hemos amasado Con nuestras manos de culo de pecado de noche Te rozamos en el metro te pagamos el sueldo Te limpiamos las camisas Y te incomodamos en saunas y vestuarios
¡Cuidado! Las locas somos todas y estamos cabreadas Las locas te arañamos te pegamos y escupimos Te mostramos nuestros queer-pos te tocamos el falito Te sobamos las ideas y rompemos tus esquemas
¡Cuidado! Que va ser que ahora no tememos a tus perros A tus porras a tus palabras a tus condenas O a estar presas Porque ya hemos estado ahí mucho tiempo Generaciones de exílios condenas cárceles campos Palizas sangre dolor lagrimas travesti de mierda Maricón bollera contranatura vergüenza ajena
¡Cuidado! Las locas contagiamos Te pegamos cualquier cosa te volvemos rarita Sin quererlo
¡Cuidado! Las locas contagiamos La fuerza el coraje Las ganas de luchar Y el poder vivir por fin sin miedo
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No debería Vd.
Saltarse la cadena de mando, ni siquiera sacarle ventaja a su jefe, ni atreverse a contradecir al cura, a su padre no le replique, ni se le ocurra cuestionar a un superior,
no sea que sepa lo que es la rabia, y que de la rabia a la felicidad sólo hay una batalla.
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Hay días en que te levantas
¡Despierta Princesa, muñeca, caricatura, flor, puta, vacía, gitana, rota entraña! (Princesa Inca)
Hay días en que te levantas y tienes ideas blanditas como cojín de plumas, y así pasas el día entre algodones y animalitos de felpa, y regalos de san Valentín, y compresas aladas y mundos rosas y caramelos de fresa y piruletas de corazón, y huele a fresco, a mar, y a pan recién hecho.
Y entonces empiezas tu colección: un pequeñísimo catálogo de achuchones y ternuras, un álbum de cromos de todos los besos que has dado, un gran atlas mundial —versión ilustrada— de pellizquitos y risitas.
Y vas con tu corazón de plastidecor por la calle midiendo una nueva toponimia sentimental: curvas y más curvas.
Caminas y vas despertando ternuras como con superpoderes con el amor en solución unidosis.
Maquillaje sentimental: esgrimes tu perfilador de hojas, haces versos de carmín, afeitas, procaz, antiestéticas realidades.
Y así, hasta que te despiertas.
Idiota.
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Poeto
La poesía no quiere adeptos, quiere amantes (Federico García Lorca)
La mujer que escribe poesía es una poeta; el hombre que escribe poesía, como muchísimo, es un poeto. (Gloria Fuertes)
Intento respetable de aedo burgués, pertrechado con viejuno chaleco de lana y gafas bien espesas de la experiencia, mudas en calcomanía de maestros tuyos: esos papanatas gagá de la poesía que aún presentan en literarios círculos.
Desde tu rancia habitación de solterona urdes sin mesura magnos libros de poética, poblando el pastel editorial de opiniones doctas, de ridículos letrazos autopublicados, clonando estrofas para algún premio local. Manejas afectados vocabularios midiendo rimas con escuadra y cartabón.
Tu reino sí es de este mundo. Truhán, señor jocoso y respetable ponente, sustentado en vino, festivalillos, palabros. Jamás mancharte las manos de tierra o mierda, necio acallas armas cargadas de futuro.
Denostas a vivos y muertos que osan escribirse, achicas este literario espacio para sólo caber tú. Entregas avaro pero complacido tu verso, recitándote encima a bajita voz monocorde y seductriz: tanto talento tuyo tampoco lo captará la turba, y las titis te esperan luego en el bar.
Tu alimento es el pellejo arrancado de tus amigos, los versos de algún aspirante más joven, y, por supuesto, las carnes de "poetisas" incautas o de cualquier gañán que no genuflexiona ante tu copón bendito de santa sangre magistral.
Pero hoy un niño dijo: "¡Pero si va desnudo!". Y es que cada vez que abres el verso, precioso poeto mío, allá en el medioevo muere un trovador. |
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