CARMEN MARÍA FDEZ-KOFBLER CASAS-NEFF 

"las mentiras, las mordidas, los 
bocados, los ladrones, los abusos 
de poder,

2025-06-29

Capullos

Un capullo, hoy por hoy, con total definición, es un nombre masculino. Y una cabuya, es un nombre femenino, que según quienes lo escriben refiriéndose a lo mismo, lo hacen como “capulla”.

El primero, se puede encontrar por doquier. Bien, colgados de los árboles, si son polillas, o si prestas atención a tu alrededor, los percibirás que también los capullos pueden ir caminando por la calle, en automóviles, e incluso a diario los vemos en televisión o redes sociales.

También se puede usar la acepción de capullo, según la RAE, no solo a la envoltura de los insectos, sino al botón de las flores (rosas en su gran mayoría); al cascabillo de la bellota; a un manojo de lino; a una tela basta hecha de capullos de seda; y por supuesto, al prepucio masculino. Además, con capullo se denomina al novato de turno, de forma corriente, y como no a la forma coloquial de referirse a una persona estúpida y molesta, que dependiendo de la estupidez y la molestia se puede añadir con el adjetivo “gran”, como un gran capullo, que igualmente sería sinónimo de canalla, sinvergüenza, etcétera.

La segunda, me refiero a cabuya (capuya), define a la fibra de la pita, con la que se fabrican enseres y tejidos.

Hablando de capullos, cuando ya creía que la corrupción era una palabra obsoleta y en desuso, utilizada solo para insultarse y sin fundamento, resulta que sigue arraigada en las almas de los corruptos que por desgracia han tenido y tienen poder en este país. Y es que entre capullos anda hoy en día y parece ser que, desde hace años, implantado y muy arraigado el juego de lo mediático: la información, la desinformación, las verdades, las mentiras, las mordidas, los bocados, los ladrones, los abusos de poder, las bacanales, los excesos, las tramas, las escuchas y grabaciones, los chantajes y más allá, porque la naturaleza humana resulta que es muy frágil y muy fácil de corromper.

Menudo poder el de don dinero, que dicen es poderoso caballero.

Robar en este país quedando impunes los ladrones de traje y corbata, deja a este país, como un capullo, por no poner pie en pared, y dar un escarmiento a medida de lo robado a quienes se han lucrado con dinero público, con mordidas, bocados, y arañazos, del “dinero público”, insisto.

Dinero robado por capullos, que es de todos los españoles, y que debe ser destinado a la educación, a la sanidad, a la vivienda, a la cultura, a los derechos sociales, y a tantas necesidades más acuciantes en este país.

Hace cuatro años se estrenó en este país, un espectáculo musical, titulado “Capullas”, en el que cinco chicas reivindicaban temas tan importantes como el amor, el desamor, la capacidad de supervivencia, la homofobia, el racismo, el feminismo, el maltrato, la amistad y las miserias en el mundo artístico. Un espectáculo en el que se utilizaba la música, de ahí, lo de espectáculo musical, pero también el humor y la pasión. Y decían ser “capullas”…

Por supuesto, nada que ver con los capullos que nos restan en nuestros derechos. Nada que ver con los capullos que estigmatizan a las mujeres, o nada que ver, o quizás si con aquellos falos, que erigieron uno en particular en piedra natural, y que está situado en la N-IV dirección Madrid a la altura del Polígono Guadiel de Guarromán. ¡Un capullo!

Yo me quedo con los capullos de Cocoon. Aquellos capullos extraterrestres que rejuvenecían a las personas mayores que se bañaban en la piscina en la que estaban. Para más información, esta producción estadounidense se estrenó en 1985, y fue todo un éxito. Claro que los capullos extraterrestres dan mucho caché, no como los canallas y sus mordidas de capullos.


 

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VALENTINA