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CARMEN MARÍA FDEZ-KOFBLER CASAS-NEFF
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2025-01-26
Información sesgada
Dar difusión a la desinformación es algo semejante a lo que doña Emilia Pardo Bazán decía en sus tertulias… “la ingenuidad suele parecerse al descaro”, y a veces, hasta duele, esto último lo digo yo.
En cierta ocasión, un “heraldo” le preguntó: ¿Qué debe leer una señora?, a lo que fue contestado por doña Emilia con una lista en la que señalaba una veintena de publicaciones entre las que se incluían “Cartas de Santa Teresa” y dos cuentos de María de Zayas, obras nacidas de pensantes femeninas; el resto eran todas obras de varones. En cuanto doña Emilia, se sintió empoderada como escritora, reveló su verdadero yo, y apostó por su auténtica esencia, la de poner en valor a las escritoras españolas y romper con su silencio.
En esta semana, he visto un documental grabado como serie documental con trece capítulos que versa sobre la historia de Andalucía, en diferentes etapas.
Dicho documental, al parecer, fue producido por Tarea Sur en el año 1993.
El gráfico al que me refiero debía de instruir sobre la Colonización de Sierra Morena; y cuál es mi sorpresa dispuesta para disfrutar de la emisión, de que en él la información aparece sesgada y alterada. Y no entiendo el porqué, ya que fue don Antonio Miguel Bernal, catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Sevilla, el mismo que coordinó la obra, siendo al parecer asesorado por diferentes profesores universitarios. Los guionistas, al parecer, fueron don Javier Andino y don Godofredo Cobos.
En la información con música e imágenes, que se iba emitiendo, advertí que se divulgaba incompleto, pues considero un hecho histórico único y muy importante para España y para Europa, la Colonización, primero de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, y de las de Andalucía, después.
Observaba atónita cómo en dicho programa los datos no se estaban correspondiendo a la realidad. Marcaban en el documental con IA una emisión muy animada, muy adornada, diciendo el locutor que, en los comienzos de los nuevos establecimientos, fueron solo tres colonias las que se crearon, y señala a La Carolina, Santa Elena y a Guarromán, ignorando a Carboneros.
Y digo ignorando a Carboneros, porque en el Libro I de Defunciones de Carboneros, que existe, están documentados e inscritos en sus legajos con cálamo y tinta de la época las siguientes muertes de “los sujetos que van falleciendo en esta población de Carvoneros desde el principio de su fundación en el año 1767 que fue en el mes de agosto de 1767 hasta el 31 de diciembre de 1769”, así está escrito literalmente en dicho libro.
En dicho Libro I de Defunciones, en el año 1767, aparecen inscritas dos muertes, la primera sucedida el catorce de diciembre de mil setecientos sesenta y siete, y la segunda el veintiséis del mismo mes de diciembre del mismo año mil setecientos sesenta y siete.
Leer o escuchar información sesgada cuando se tiene constancia de que esa información, al no ser percibida, podía haber sido algo, se ha esfumado para quienes le chirrían las injusticias con ingenuidad o descaro.
La luz del Sol sale para todas las Nuevas Poblaciones, tanto para las de Sierra Morena como para las de Andalucía, aunque en realidad personalmente me sirva de la escritura para reivindicar y limar las asperezas de la realidad.
En este artículo podía haber escrito sobre una noticia sensacionalista como es la llegada a la Casa Blanca del presidente N.º 47, y de una de sus 200 decisiones que dicho mandatario ha firmado, como ha sido el despido del chef Jose Andrés como asesor para Deporte, Ejercicio y Nutrición, por no estar “alineado” con su visión presidencial, ya que dicho mandatario quiere “hacer Estados Unidos grande de nuevo”, pero he creído mejor virar hacia lo importante para mí, la defensa de mis raíces.
Cada quien aprecia la grandeza a su manera y entendimiento, y por tal derecho, reivindico y valoro la población de mi origen, el valor de la historia que me dio entidad, el peso del ADN que me otorgó vida, y la dignidad de la tierra a la que pertenezco, donde precisamente uno los hijos de mis antepasados, fue inscrito en el Libro I de Defunciones con fecha del 14 de diciembre de 1767. ¡Así, literalmente!
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