CARMEN MARÍA FDEZ-KOFBLER CASAS-NEFF 

"Mis raíces colonas por parte de padre y de madre están en Centroeuropa...

2025-04-22

Pintahuevos Magna

La Carolina, capital de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena en mi presente es mi nuevo hogar, y como tal me siento carolinense. Habiendo nacido en una nueva población de estos montes marianos y como descendiente de colonos que soy, vaya donde vaya, en todos mis desplazamientos me acompañan toda la suma de mis humildes logros. Granitos de arena, entre los que se encuentran los de mantener vigente la tradición de Pintahuevos en esta sociedad en la que vivimos con tanta prisa.

Por dicha razón, Pintahuevos es inherente a mi persona, la cual trabajo con ética constante para darle repercusión de forma altruista y sin ánimo de lucro. Una preciosa tradición con una gran historia.

Sobre la Colonización daré unas pinceladas tales como que fue un hecho histórico acaecido en 1767 durante el siglo de las Luces.

Mis raíces colonas por parte de padre y de madre están en Centroeuropa en diferentes poblaciones alemanas, siendo una de ellas la Mosela de Wehlen, perteneciente al obispado de Tréveris (Alemania), Petersdorf del distrito de Aichach-Friedberg, en el Estado de Baviera, (Alemania), Lorsch, en el distrito de Kreis Bergstrase en Hesse (Alemania), Lengnau, en el distrito de Zurzach (Suiza), Offenbach, Bliensweiler, Kolmz, Metloch, Schlhstat, Diefbach, y muchas otras, poblaciones a las que algún día me gustaría visitar.

Aquellos colonos, con nombres y apellidos, que un día dejaron sus familias, sus casas en sus naturalezas y todas sus pertenencias, se vieron espoleados a salir de Centroeuropa por estar sumida ésta en una crisis económica además de los oprobios de las guerras. Como seres humanos con deseos de futuro, averiguaban un horizonte más tangible, productivo y estable que les asegurara el pan de cada día y el porvenir de los suyos. Para ello emprendieron un viaje lleno de ilusión, esperanza y no menos adversidades, como la pérdida de parte de sus seres queridos en el transcurso del camino.

A pesar de su leve equipaje, también los acompañaba en su viaje, no solo sus apellidos, su ADN, sus modos de vida, también sus tradiciones, tan arraigadas en sus corazones que han perdurado en el tiempo que en esta tierra se castellanizó con el nombre de Pintahuevos.

Ellos, los colonos centroeuropeos trajeron dicha tradición como Ostern, en el siglo XVIII, y desde siempre, desde que mi memoria la vive, y del mismo modo en que me la han transmitido mis ancestros se conoce como la fiesta de Pintahuevos.

Fiesta que hoy en día en el siglo XXI continúa vigente en mi bandera allá donde voy. Razón por la que fui nombrada Comendadora de Pintahuevos por la Muy Ilustre Orden de la Cuchara de Palo en el año 2014. Tradición de Pintahuevos que ha llegado a muchas personalidades, incluso hasta el Vaticano, ya que, al Papa Francisco, en dicho año en que fui investida comendadora le fue enviado un huevo de madera, el mismo que pinté con los símbolos del sello del Pontífice. Huevo que fue obsequiado al Santo Padre cargado de simbología, pues el Papa Francisco pertenece a la Compañía de Jesús, y muchos de los enseres que dejaron atrás los jesuitas expulsos en 1767 en España, fueron repartidos en los nuevos hogares de los colonos. Obsequio que Su Santidad agradeció por carta.

Hecho y obsequio que se repitió en el cumplimiento de los diez años de pontificado del papa Francisco con el envío de otro huevo pintado, pero esta vez con la advocación mariana de la virgen Inmaculada Concepción de la que era devota Carlos III.

Matizaré con algo de historia sobre el origen de dicha tradición en Alemania, ya que la costumbre de pintar huevos viene de la Iglesia en el siglo XVII con el Benedictio Ovorum, acto en el que los huevos eran bendecidos en la Iglesia, lo que en la imaginación popular los dotaba de poderes especiales. Durante mucho tiempo los huevos, como tradición se coloreaban de rojo, el color de la sangre de Cristo.

Por primera vez se menciona en un escrito la idea de esconder los huevos duros coloreados para juegos de los niños en el diario del Abad Jacob von Schlutten en el año 1691, pero no hay datos del motivo o el porqué de dicha tradición.

Actualmente Ostern en Alemania, es una celebración donde se entregan regalos, basados en chocolates y dulces de todos los tipos y sabores, pero el rey de tal evento es el irresistible huevo de chocolate, también con forma de corderos, gallinas, pollitos y liebres. Los huevos tienen un sitio preferente en esta fiesta, los hierven y decoran, para después esconderlos en las casas y en el jardín, excusa perfecta para hacer juegos en los que participan los pequeños de la casa.

Ostern es la Pascua de Resurrección en Alemania, y al llegar aquellos alemanes a Andalucía, al norte de Jaén, la siguieron celebrando, de hecho, el primer Domingo de Resurrección que alabaron dicha fiesta en su recién estrenada patria, fue el 3 de abril de 1768, ¿cómo lo celebrarían, en esta tierra indómita y salvaje a la que dieron vida en plena Sierra Morena?

Y si has llegado con tu lectura hasta aquí, te invito a que asistas a la exposición Pintahuevos Magna, que se está celebrando en este mismo domingo en La Carolina (Jaén).


 

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VALENTINA