"Y es que la gente de a pie, ya está muy harta.

2024-06-30

 

Las ranas croan

 

Recientemente, dos de los principales partidos políticos, los mismos que nos han metido en esta situación, puesto que han sido los únicos que han tenido funciones de gobierno. Han llegado a un acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Y de nuevo, todos han ganado. De nuevo han salido a la palestra pestilente de los medios subvencionados, por unos y por otros, para volver a escupirnos con la ya manida frase: Como todo el mundo sabe… Pero la realidad es muy distinta, al menos para mí. Cuando entras en un bar, o a cualquier otra sede de reuniones sociales, no paras de escuchar conversaciones contrarias tanto a ese discurso triunfal, como a los políticos, sean del color que sean.

Y es que la gente de a pie, ya está muy harta.

Empezando a dar muestras de ese hartazgo, con respuestas como no ir a votar. Con la justificación: para qué lo vamos a hacer, si no sirve para nada, siempre hacen lo que quieren y, encima, te roban tanto las ilusiones, como la cartera.

Si no, como alguien puede justificar o explicar con suficiencia, la tropelía que ha cometido el Tribunal Constitucional, cada vez más Prostitucional. Ya que, aunque nació para ser el único intérprete de la Constitución española, siendo para ello independiente de los demás órganos Constitucionales, sometiéndose para ello a la misma carta magna que dice interpretar y a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. Y ahí empieza la trampa, haciendo con ello verdad, una vez más, esa máxima que dice: quien hizo la ley, hizo la trampa ¿Por qué, quién hace las leyes? La respuesta es más que evidente: responderán ustedes, los políticos. ¿Y para ser político se necesita formación, titulación y/o experiencia alguna en derecho, economía, etc., etc.? Y de nuevo la respuesta es más que evidente, no. La única exigencia que ellos mismos se hacen es tener la cara de cemento armado y ser capaz de defender cualquier cosa y la contraria al mismo tiempo, al tiempo de vender y/o repudiar, cuando no, perseguir o encarcelar a los díscolos y disidentes, por cuestiones morales o de conciencia, casi siempre. Por vergüenza torera, decimos esos mismos ciudadanos de a pie.

Para muestra un botón o dos, pero podrían ser muchos más: el TC acaba de anular la condena de nueve años de inhabilitación impuesta a la exministra socialista y exconsejera de Economía de Andalucía, Magdalena Álvarez, mi Maleni, la llamaban. Sí, esa misma que tuvo que dimitir como vicepresidenta del BEI, antes que la echaran. Por un delito de prevaricación en el denominado caso ERE. Haciendo suya la tesis de la Fiscalía general del Estado: según la cual, la eventual revisión de penas de los ERE solo debía afectar al delito de prevaricación, en relación con la elaboración y aprobación de los anteproyectos de ley de presupuestos de Andalucía y su remisión al Parlamento autonómico, y no por lo robado. Con lo que la justificación nada tiene que ver con el derecho, puesto que la misma la hace en base a que tanto la Audiencia Provincial de Sevilla como el Tribunal Supremo hicieron una interpretación excesiva del delito de prevaricación por tratarse del ejercicio de la iniciativa legislativa.

O lo que vendría a ser lo mismo: las sentencias para los políticos no deberían de basarse en el derecho penal positivo, sino en los fines perseguidos por los políticos en su acción legislativa, sean o no legales.

Como recientemente ha pasado con la mal llamada ley de Amnistía, que es claramente inconstitucional, pero que es objetivamente necesaria para que Pinocho siga en la poltrona. Con lo que el papel y/o el estatus que ha conseguido el TC, de constituirse en el Tribunal de Casación del Tribunal Supremo, que, según esa misma sentencia, habría prevaricado. Habría que recordar que el TC no pertenece al orden Jurisdiccional, o lo que es lo mismo, no es Poder Judicial. Aunque también hay que decir, que al menos uno de los magistrados del mismo ha emitido un durísimo voto particular, dejando patente una vez más el desplome de la Justicia en España.

Con lo que el Fiscal General del Estado, que en realidad ha pasado a ser el abogado defensor del gobierno o su esbirro. Puesto que su función principal es o debería ser la de función es promover e impulsar la acción de la justicia, asegurar la legalidad e imparcialidad del funcionamiento de la justicia y la protección de los derechos de algunos colectivos desprotegidos o, lo que viene a ser lo mismo: ejercitar la acción penal para asegurar la legalidad en todo momento. Cuando la realidad nos muestra a esa misma alta institución del Estado a punto de ser imputado, por los muchos delitos cometidos en esa función de blanqueo para la que fue fichado, también de forma ilegal. Ya que ha sido varias veces señalado por el Tribunal Supremo, sentenciando su inidoneidad para el cargo. Pero no pasa nada, ya han salido unos y otros a decirnos lo que pensamos, ya que como siempre dicen: todo el mundo sabe o, todos pensamos…

Dicha situación se parece muy mucho a la vivida por mí mismo, esta semana pasada. Que he estado en un paraje idílico de Sierra Nevada, descansando, con el mar Mediterráneo a los pies. Y frente a la ventana del dormitorio, había una alberca con una numerosa colonia de ranas, con lo que por las noches no paraban de croar. Por lo que, cuando iba a tomar el aperitivo a la playa, me preguntaban los parroquianos: ¿Cómo te va con las ranas? A lo que yo respondía bromeando: bien, porque después de la primera noche, he aprendido el ranófilo. Con lo que yo les hablaba y ellas, me respondían. Pero la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Y esta no es otra que las ranas croan.


 

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