... la mujer puede ser la inspiración del hombre al tener una capacidad de intuición superior y un instinto enfocado a lo personal. 

2023-11-19

 

Inconsciente colectivo

 

El médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav Jung —además de fundador de la escuela de psicología analítica—, resultó una figura clave en los inicios del psicoanálisis. Sus arquetipos, además de ser de mucha utilidad a la hora de analizar películas, cuentos, leyendas, publicidad… forman parte del inconsciente colectivo y ayudan a aclarar las razones de la personalidad una vez que se alcanza la madurez. Se trata de la parte escondida de la mente que acaba por definir el arquetipo actual que se está atravesando en cada momento, pues una persona no se compone solamente de un arquetipo, a lo largo de su vida va rotando por unos u otros.

Otra de las teorías de Jung es la de que cada uno de nosotros nace con el anima y animus dentro de sí mismo. Es decir, cada hombre tiene su parte femenina y cada mujer su masculina. No percibía los géneros como algo separado. El anima es la parte femenina del alma del hombre, distinta y necesaria a su vez; ya que

la mujer puede ser la inspiración del hombre al tener una capacidad de intuición superior y un instinto enfocado a lo personal.

No existe ningún hombre que no tenga su parte femenina inconsciente —ni siquiera los más masculinos—. Dentro de ellos guardan una vida afectiva muy femenina que influye en su relación amorosa, de manera que les guía a elegir una mujer igual a la proyección de su alma.

Por último, otro de los conceptos de su teoría es la creencia de que los seres humanos tenemos una sombra. Sin embargo, no lo consideraba como algo negativo, sino como algo que forma parte del inconsciente y que representa la parte opuesta de la personalidad del individuo. En la sombra residen nuestros miedos, traumas del pasado, decepciones, sueños no realizados, culpabilidades… Todo aquello que se convierte en un tigre hambriento que rumia dentro de nuestra personalidad y que, de esconderse o reprimirse, puede llegar a aumentar su ferocidad y hacer que las consecuencias sean irremediables. Todos hemos escuchado casos en los que alguien, tras sufrir acoso y reprimir su rabia durante mucho tiempo, acaba cogiendo un arma y disparando a su/s agresor/es o, por el contrario, a sí mismo. Por lo tanto, no podemos olvidar que nuestro crecimiento personal y nuestro bienestar psicológico dependerán de nuestra capacidad para sacar a la luz esas sombras. Un gran acto de valentía que, tras un duro trabajo, se puede llegar a sanar y conseguir un estado de paz y bienestar total.


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