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ALFREDO INFANTES DELGADO "Poesía en el muro, frente al muro y detrás del muro. |
2025-04-20
Batania es Neorrabioso
Poesía en el muro, frente al muro y detrás del muro
Aunque realmente se llama Alberto Basterrechea Martínez (o Vanessa Boots, su digamos, alter ego). Nació en Vizcaya, 1974, y desde hace algunos años, desde que murió su padre, vive en Madrid, en donde comenzaron sus andanzas literarias. La detonación definitiva no la sufrí hasta los treinta años, cuando murió mi padre y no acepté esa muerte. Ahí veo por primera vez a mi escritor y, curiosamente, veo a un poeta. A mediados de 2008 comenzó a plasmar versos sueltos (versos cargados de crítica social y política, pero también de amor) en las paredes de la capital, aunque ya comienza a estar cansado de la popularidad de las pintadas porque, según él, omite el trabajo de su obra poética en general.
Batania vive neorrabiosamente enamorado, en contra de las patrias, gritando desde las paredes y desde los cubos de basura sus pensamientos y sus poemas. Con rabia nueva. Siempre nueva. Lejos del punto medio aristotélico porque dice el punto medio es el punto miedo. Batania practica la sabiduría del disparate.
Artículos suyos han sido publicados en diversos medios. Es miembro de la Red de Arte Joven de Madrid y del grupo POEKAS. Además de su ardua labor poética, entre otros asuntos dignos de mencionarse, limpia, fija y da esplendor al sitio Poesía de la A a la Z, selección de una amplia bibliografía de diversas publicaciones impresas de poesía.
Entre sus publicaciones, destacan Neorrabioso. Poemas y pintadas, El amor es un ave sin nido que pone huevos en el aire y La poesía ha vuelto y yo no tengo la culpa.
Abogo por una poesía que persiga la intensidad y la concisión. Que confunda la belleza con la justicia. Un poeta como Diosa de la Discordia que va dejando manzanas-trampa para que la mentira quede al descubierto. Una poesía que me obligue a gritar aquello que me ocupa la cabeza, y que de ese grito salga mi verdad de tal manera que me asuste de lo que he escrito... Mil veces he dicho ya que a la Literatura española le deseo lo mejor como literatura y lo peor como española.
Nunca he tratado de ser un poeta popular español. Es evidente que soy antiespañol, antirracista y antifascista.
Gran parte de su obra está recogida en:
http://neorrabioso.blogspot.com.es/ // http://batania.blogspot.com.es // https://www.facebook.com/Batania-Neorrabioso-187580034398/?ref=ts&fref=ts
Aparte de en internet, las calles y sus libros, el arte de Neorrabioso se puede disfrutar en la Switon Gallery de Lavapiés y en los ejemplos que aquí os dejo:
Vivienda/Viviendo
Señores del gobierno infinitivo participiamente diputados, díganme cómo dónde comer sin comiendos, dónde soñar sin soñandos, de qué manera, cómo reir sin riendos, cómo cantar sin cantandos, cómo el amor, cómo el beso, cómo el feliz fornicio, señores del gobierno infinitivo, participiamente diputados, escuchen, atiendan el gerundiando:
si no hay vivienda, no hay comiendo, si no hay vivienda, no hay amando, si no hay vivienda, no hay riendo, si no hay vivienda, no hay soñando.
Si no hay vivienda no hay viviendo.
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Mi ciudad
Extraña ciudad la mía, aquí se dice que habitan tres millones de personas, pero miro en la calle el trabajo en el súper el bar en el banco en el bus en el metro en el cine el estadio y acabo pensando que en realidad no habita más que una sola persona tres millones de veces.
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La abeja reina
Tantos panales de plata, canela y estaño y tantas abejas de antenas violetas brillando y batiéndose cerca de ti,
sus alas nerviosas como un tren eléctrico,
y fuiste a prendarte de la abeja reina, tenías que enamorarte del plutonio de la abeja reina,
amarla como aman las moscas los ojos de las vacas, con un amor mezquino y magnífico, tan bello y miserable que mejor no decirlo
ahora que se ha marchado, lo tienes merecido, a quién se le ocurre enamorarse de la abeja reina,
te echó de sus mieles a trompa y garrotazo, apenas te dio tiempo a decirle
que espantoso este amor, y qué grande.
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La nectarina
Esta misma mañana, en la frutería de siempre, al caerse al suelo una de mis nectarinas, el frutero me ha dicho "perdone caballero, ahora se la cambio", pero me he negado, no me parecía justo cambiar una nectarina por una caída, una caída sola, yo que he sufrido tantas..
***
Poesía o cero
Yo el dormido. Navegando sin ojos en el bote de las luxaciones. Treinta años, tantos huesos y cuánto humo.
Cuánto amor en falso, cuánto estuario baldío, cuántos bueyes, cuánto sinpájaro.
Tenía que. Me vine a Madrid a probarme la ciudad. Buscando a mi padre en destierra firme. Para frotarme contra la muerte. Ansiaba la poesía.
La poesía.
Poesía o nada (hace un tiempo espléndido para otra Bastilla) Poesía o nadie (estamos en vísperas de las manzanas)
Poesía o cero.
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A nadie le importa tu nadie
Aquí el poeta: luego diréis contra el verso. Pero quién dice: nadie dijo nada, nadie nunca habló de nosotros, aquí nadie habló de poetas salvo después de muertos o ahorcados por la cintura, salvo a la vez que lanzaron la moneda y salió el perro, aquí nadie habló de nosotros, nos sentimos perseguidos por volutas de humo, por el nido y enjambre de nosotros mismos, aquí nadie persigue a nadie salvo el tornado de tu mente cuatrilliza, salvo tu fígaro y teclado de neutrones, aquí nadie nunca te dice nada, aquí nadie nunca te persigue, a nadie le importa un poeta, a nadie le importa un poema, a nadie le importa tu nadie.
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Cada vez tardamos más en llegar a la cama
Qué se puede hacer con una chica entre blanca y amarillo que cursa en primero de rebeldes y en quinto de filología, una mujer como un ramo de apio o como un cóleo sin maceta, más bella que un triciclo silvestre o un orfeón de romeros, que piensa a puño que Shakespeare no alcanza a Hemingway y Cortázar aventaja a Stendhal por más de tres submarinos,
qué se puede hacer con esa chica si luce quince años menos y te saca cinco centímetros de risa y altura, y desde tan arriba te ataca y dice fuego a Tolstoi, abajo Hugo, cieno a Balzac, fuera Propercio, vinagre a Dickens y cinabrio para Catulo,
qué se puede hacer salvo amarla, salvo apretar tu corazón prieto sobre su corazón prieto, salvo besarla sin camisa ni pantalones y olvidar sus calaveras de furia, gloriosa niña que te amo tanto pero te crees la petunia de la muerte, vamos a ver, sarampiona, en qué planeta es mejor tu Salinger que mi Lope de Vega, dios mío, qué tontería, es que no puedo dejar de contestarte, por tu puta culpa cada vez tardamos más en llegar a la cama.
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La historia
Si coges un libro de historia y lo aprietas con las manos, verás salir por sus costuras regueros de sangre.
Ábrelo.
Leerás que los vencedores siempre apelan a Dios y a la ley y a la verdad y a la patria, pero ganaron porque tenían más soldados, más cañones, más caballos y generales que estudiaban mejor las líneas negras de los mapas.
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Paloma (solamente)
Paloma, dijo el primer poeta del mundo.
Paloma blanca, dijo el segundo poeta del mundo.
Paloma blanca que sueña, dijo el tercer poeta.
Paloma blanca que sueña un puma, dijo el cuarto poeta.
Paloma blanca que sueña un puma azul, dijo el quinto.
(De los cinco poetas, sólo quiero ser como el primero).
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El jardín botánico
Entre el gris de los geranios y un trébol de jilgueros, en la línea recta que va de Lauros a Basauri, bajo robles y encinas, perales y manzanos que no siempre están en flor, allí me enamoré de Iratxe y su boca sin calendario.
Todo fue así, tal como digo, pero, al ser yo un proyecto de poeta, quise demostrar en verso la amplitud de mis sentimientos, y leídas en las grandes páginas de la poesía universal las palabras excelsas que se deben escribir, pronto me olvidé de esos nombres, pues me parecían demasiado simples, demasiado pobres, demasiado claros, y halladas en los libros las palabras (nunca sabidas hasta entonces) de rododendro, meliloto y aladierno, los pájaros (nunca vistos por mí) como la oropéndola o el aguanieves, lugares (a los que nunca he ido) como Tracia, Arcadia y Antioquía, nombres de mujer (ya olvidados) como Tisbe, Perséfone o Deyanira, elegí éstos para referirme a aquéllos, y en lugar de escribir, por ejemplo,
Iratxe camina entre los ciruelos de Lauros...
escribía esto:
Deyanira vaga entre los rododendros de Antioquía...,
sin saber qué mujer pudiera ser Deyanira (nunca conocí ninguna) qué árbol sea un rododendro (pero es tan bella, la palabra) qué lugar Antioquía (sonoro, refulgente, señero). Pero un día, paseando por El Prado, me dio por entrar en el Jardín Botánico, y cuando vi lo que realmente era un aladierno, lo que realmente era un rododendro, lo que realmente era un meliloto, me quedé muy confundido: no, la realidad no confirmaba la belleza de sus nombres.
Desde entonces ya no quiero Deyaniras sino Iratxes. No quiero oropéndolas sino jilgueros. No quiero rododendros sino los manzanos de Lauros, aunque no siempre estén en flor. |
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