CARMEN MARÍA FDEZ-KOFBLER CASAS-NEFF 

"El nombre de una galleta.  

2024-12-01

 

Spekulatius

 

En mis años de estudiante, tras estudiar la EGB en Carboneros (Jaén), antigua colonia de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, para continuar en el siguiente escalón de mi escalera formativa, me desplazaba en transporte escolar a diario hasta la cercana población de La Carolina. Durante varios días a la semana, en sus horas más vespertinas, en las que abandonábamos el transporte escolar para entrar en el instituto, en dicho trayecto, el aire que se respiraba en el ambiente estaba dulcemente impregnado del identitario aroma de galletas recién horneadas.

Las chimeneas de la fábrica de galletas CUÉTARA, instalada en dicha población, esparcían los efluvios a tradición galletera.

Nunca estuvieron en mis planes ser investigadora en historia, pues mi formación conducida por los mayores que me rodeaban fue encaminada por las Telecomunicaciones; pero como bien dice ese dicho que dice así: “Los humanos proponen y Dios dispone”, yo acabé mis estudios tecnológicos en tiempo y forma más que satisfactoria en mi formación como técnico en “Teleco”, y probé andar por otro camino que tanto me llamaba, el de la escritura.

Razón del porqué brota ese no sé qué y qué sé yo, por la que el fruto de años de investigaciones daba el nombre de Spekulatius a mi libro.

El nombre de una galleta.  

1767 Spekulatius, fue el título de mi primer libro, con un porqué con mucha enjundia tanto en el número como en la letra. Libro en el que se recopilan los datos y las vivencias de algunas de las primeras familias centroeuropeas que formaron parte de la Colonización de Sierra Morena, a finales del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III. Una historia única, real, que ha dado frutos tras echar raíces. Pues sus descendientes somos la prueba más fehaciente de que ellos existieron y nos dieron vida.

Spekulatius, una galleta de la que mis antepasados centroeuropeos eran maestros en su elaboración. Los speculoos, esas galletas de mantequilla, especiadas al gusto, tan tradicionales que son claves en el acompañamiento de cualquier bebida caliente que se tomaba y se toma en Centroeuropa, sobre todo en época de Navidad.

Galletas cuadradas, cocidas en moldes tallados con formas variadas que son inconfundibles en sabor e imagen, pues las cajas de Spekulatius son muy llamativas y vistosas, y por ello, forman parte de las compras que se hacen cuando los turistas viajan a los países como Alemania, Luxemburgo, algunas zonas de Países Bajos o Bélgica.

Mis antepasados en el siglo XVIII decidieron emprender en tierra extranjera, en España.

Del mismo modo que la firma de galletas Spekulatius de la casa belga Maison Dandoy, que, tras dar a conocer su excelente producto en América y Japón, y ser una delicatessen muy demandada, han resuelto cesar en sus exportaciones teniendo que enviar las galletas en viajes aéreos oceánicos fuera de la vieja Europa.

Los dueños de Maison Dandoy, son personas magníficas, que hacen gala de ello, no solo por sus dulces creaciones, sino que son consecuentes con los tiempos en los que viven. Por ello, han sido audaces y han dejado de exportar sus galletas para disminuir el impacto medioambiental de CO₂ que generan sus envíos, pues son fervientes defensores de que deben proteger los ecosistemas de los que dependen, haciendo envíos solo a países en el seno de la Unión Europea, siquiera a los países más cercanos a Bélgica.

Sus Spekulatius deben de ser deliciosas, aconsejo que visitéis su web, las aspas del molino de viento girarán mientras navegan. Haré lo posible por adquirir una de sus cajas metálicas con Spekulatius. Pero de lo que estoy segura es de que los efluvios que se eleven por las chimeneas al cocerlas serán embriagadores de buenos recuerdos, como los míos. Una buena elección siempre es importante.


 

Para dar tú opinión tienes que estar registrado.

Comments powered by CComment

VALENTINA