...  Dónde está el techo de la maldad que este ser, Netanyahu. 

2024-06-02

 

Acampada de jóvenes universitarios

 

Cuando me dispongo a iniciar este artículo salta la noticia de la nueva masacre que el ejército de Israel y su presidente han perpetrado contra un campo de refugiados en Rafah, Palestina, con unos cincuenta muertos, entre los que había niños y niñas inocentes. No hay en el diccionario calificativo alguno para describir esta matanza. He sentido rabia, impotencia, tristeza, aunque no he llegado todavía a la resignación.

Dónde está el techo de la maldad que este ser, Netanyahu.

Es capaz de alcanzar.

Siempre he huido de las clasificaciones maniqueas que nos dividan en buenos y malos, porque esta sociedad tan compleja y con tantos intereses nos engulle, nos marea y nos “integra” de manera que nos hace perder, como comúnmente se dice, el norte. ¡Sálvese el que pueda! Reconozco que me cuesta trabajo muchas veces no hacerlo cuando se ven comportamientos y se oyen opiniones sobre lo que está sucediendo en Palestina que, sin eufemismo alguno, es un genocidio ejecutado por Israel y apoyado por el imperio estadounidense y sus adláteres entre la que se encuentra la UE. A este hombre, Netanyahu, al que habría que sacarlo de la especie humana, deberíamos de encerrarlo en el panteón de los monstruos. ¡Definitivamente, este hombre es MALO!

Y a pesar de todo, hay ventanas a las que nos podemos asomar para ver un poco de esperanza, aunque sea en un horizonte muy lejano. Una de esas ventanas es el campamento universitario que mantienen un grupo de jóvenes en el campus de la Universidad de Jaén en una permanente protesta silenciosa, pero muy digna, que se ha unido a las de muchas universidades de todo el mundo. Estos estudiantes, en plenos exámenes de fin de curso, llevan acampados varias semanas en los patios del centro universitario, realizan sus asambleas, se reúnen con el rectorado, se concentran reivindicando el alto el fuego, y tienen que soportar también la indiferencia de miles de compañeros y compañeras universitarias, que siquiera se acercan para dar los buenos días, y de gran parte del profesorado.

Este reducido número de estudiantes, sin embargo, ha conseguido que se despierte la conciencia en una importante parte de la población jienense, que los medios locales y provinciales se hagan eco de su protesta y denuncia del genocidio, que los órganos de gobierno de la universidad hayan tenido que tomar parte y aprobar la suspensión inmediata de cualquier tipo de relación con los centros universitarios israelíes. Sobre todo, han conseguido que no muera la esperanza.

SÍ SE PUEDE, cuando movilizaciones como las de los estudiantes universitarios, junto con otras organizaciones, plataformas ciudadanas, partidos…, levantan la voz. El gobierno de nuestro país, que al principio eludía calificar la masacre en Palestina como genocidio, no solo ha tenido que rendirse a la evidencia, sino que ha reconocido el Estado de Palestina, incluso con una solemne declaración institucional. Si se sigue con la lucha, con las reivindicaciones y con cualquier tipo de movilización ciudadana, se conseguirá que el gobierno no tenga otra salida y se vea obligado a romper relaciones diplomáticas y deje de tener relaciones comerciales de compraventa de armamento con Israel.

El fiscal del Tribunal Penal Internacional ha ordenado la detención de Netanyahu, que no se va a realizar porque este genocida tiene el respaldo de los EE. UU.,

sin embargo, tenemos que ser conscientes de que este paso cualitativo se ha producido por la denuncia de algunos países a este tribunal y por la presión ciudadana entre la que se encuentra este grupo de jóvenes universitarios.

¡Y creíamos que ya lo habíamos visto todo!


 

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