... Nunca me cansaré de repetir que acudamos a la historia y a la hemeroteca para comprobar

2024-04-21

 

Las armas matan

 

Un día, sí, y otro también, la señora ministra de Defensa, Margarita Robles, se jacta de la participación de España en misiones militares en países extranjeros, del aumento del 26,4 % de aumento de defensa en 2023, y del papel que España desempeña en la OTAN. Papel, por cierto, subalterno de los EE. UU.

Nunca me cansaré de repetir que acudamos a la historia y a la hemeroteca para comprobar

las “hazañas” de esta organización militar. Solo recordaré tres: en 1999 la OTAN bombardeó durante 78 días a la entonces Yugoslavia sin la aprobación de la ONU; otra intervención fue la invasión y ocupación de Afganistán en 2001 tras el atentado de las Torres Gemelas, siendo la excusa perfecta para posicionarse en la zona y para que empresas de países invasores se repartieran las reservas de petróleo de la zona; y como tercer ejemplo, apuntar el bombardeo sobre Libia en una guerra civil de consecuencias devastadoras y sin solución todavía. Estos tres ejemplos, y otros que se podrían poner, han tenido como consecuencia miles de muertos y países arrasados y condenados a la miseria.

Cuando se oye a altos cargos de los gobiernos, y en concreto a la ministra de Defensa de España, hablar de que las misiones que se realizan en estos países tienen como objeto la salvaguarda de la libertad y la democracia no es más que simples cortinas de humo, primero para ocultar los verdaderos intereses que hay detrás de las intervenciones y segundo, para justificar el gasto militar en armamento y para que el presidente de Gobierno de nuestro país pueda defender la propuesta de aumentar el gasto militar hasta el 2 % del PIB. Incremento de gasto que la UE, EE. UU. y la OTAN están exigiendo a España.

Pedro Sánchez, desde la cumbre de la OTAN que se celebró en Madrid en 2022, no deja de plantear la subida hasta el 2 % del PIB el gasto en defensa. Tiene que ser la parte del gobierno de Sumar, y resto de fuerzas de izquierdas que apoyaron la investidura, la que, con firmeza y rotundidad, se plante y diga que eso no es permisible en un país que tiene déficits graves en políticas sociales, de vivienda, de salud, etc. a las que se le escatiman subidas, a veces ridículas, mientras no hay reparos en subir las de armamento. En 2022 el porcentaje del presupuesto de defensa era del 1,23 % y en el 2023 ha sido del 1,30 %, que en realidad es mayor si se tienen en cuenta partidas de otros ministerios como el de Industria y Hacienda.

Cuando se gobierna, sobre todo si se hace en minoría, el acuerdo y el diálogo son necesarios para aprobar proyectos que a veces no quedan como estaban planteados en tu programa, pero hay líneas rojas que no pueden ser traspasadas. Una de ellas, para la izquierda, debe ser la que afecta a las políticas de defensa donde, por encima de los intereses, a veces inconfesables, de países y grupos de presión, está la paz, apuesta irrenunciable e innegociable. Si la izquierda quiere ser creíble, si de verdad quiere ser una alternativa transformadora a las políticas de la derecha y neoliberales no vale la tibieza, echar la mirada para otro lado o poner paños calientes en temas donde sus decisiones puedan estar contribuyendo a que miles de civiles, o militares también, mueran.

Dice la ministra de Defensa que el gasto militar se hace para disuadir, para llevar la democracia y los derechos humanos a los a países en conflicto y gobernados por tiranos. Lo pone muy fácil la señora ministra. ¿Qué ha resuelto las intervenciones de la OTAN en Afganistán, en Yugoslavia, en Libia…? En Ucrania y en Palestina están muriendo miles de personas, entre ellas miles de niños y niñas, y, que sepamos, no es debido a ningún virus desconocido. Las armas matan.


 

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