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SEBASTIÁN LÓPEZ MATEOS
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2025-01-26
Memoria democrática
“El verdadero papel de las mujeres para con la Patria consiste en formar familias con una base exacta de austeridad y de alegría… que las prepare para que sean el verdadero complemento del hombre. Lo que no haremos nunca es ponerlas en competencia con ellos (los varones), porque jamás llegarán a igualarlos.”
En estas últimas semanas, se ha desatado todo un arsenal de reproches e insultos, procedentes de la ultraderecha y sectores de la derecha, contra el gobierno por conmemorar el 50 aniversario de la muerte de Franco. Nada nuevo, porque es lo que se viene haciendo desde que los primeros grupos de activistas comenzaron a plantear la necesidad ineludible de verdad, justicia y reparación para con los miles de desaparecidos, de asesinados y enterrados en las cunetas. Se ha escrito, y se seguirá haciendo, sobre la obligación ineludible que nuestra sociedad tiene para desenterrar a los miles de compatriotas que murieron defendiendo a la República, para devolverle su dignidad y el descanso que sus familias y ellos mismos merecen.
El franquismo nos impuso el silencio, y la transición nos legó el mismo silencio pactado, pero más vergonzante, si cabe, porque también fue impuesto por los herederos de la dictadura. Nada tiene que ver reconciliación con olvido, es más, no puede haber reconciliación sin reparación, sin verdad y sin justicia. Tras 50 años de la desaparición del dictador, cuestionar la relevancia de la conmemoración de esta fecha debería estar superado.
Conmemoración que no se debe circunscribir solo a una serie de actos más o menos solemnes y, mucho menos, propagandísticos. A todos y todas las compatriotas que dieron su vida por la defensa de la legalidad democrática, que era La República, les debemos que las generaciones que vivieron después de la guerra, y las que van a venir después, conozcan la historia, con transparencia, con rigor y sin equidistancia. Las generaciones de la posguerra y la del posfranquismo deben conocer que hubo un bando ganador y otro perdedor, que el franquismo, terminada la guerra, trazó un plan de aniquilamiento de los vencidos y que hubo miles de muertos, de asesinatos, de exiliados y de desaparecidos. Reconciliación significa el conocimiento de la verdad y justicia para los represaliados, para sus familias y para la sociedad.
Memoria democrática es también recordar qué papel le asignó la “Nueva España” a la mujer, plasmado en el párrafo, con el que inicio este artículo, de un discurso de Pilar Primo de Rivera en 1938; memoria democrática es conocer la ausencia de derechos laborales y los abusos patronales que se ejercían sobre los trabajadores; memoria democrática es conocer la miseria material, educativa y cultural en la que este país quedó sumido y memoria democrática es recordar el estado de sumisión y de postración al que se obligó a estar a las capas sociales que no simpatizaban con el Régimen.
Estoy terminando este artículo solo unas horas después de que tome posesión el nuevo presidente de los EE. UU., esto hace que me reafirme más en la necesidad de que nuestros jóvenes conozcan la historia y las consecuencias de los gobiernos fascistas del siglo pasado en Europa y en España. No es nada esperanzador el discurso del susodicho presidente, pero sí lo es que podamos en nuestro país hacer un discurso de reconciliación, de memoria y de justicia mirándonos a la cara.
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