SEBASTIÁN LÓPEZ MATEOS 

"Para los y las olvidadas feliz Navidad.

2024-12-29

 

Veinticinco de diciembre

 

Me ha pasado de manera fugaz la idea de no mandar felicitación alguna, como tradicionalmente se hace por estas fechas, a mis amigos y amigas, pero rápidamente me desprendí de esta extravagante idea porque pensé que nadie tiene la culpa de mi estado de ánimo. Siempre, en estos casos, me viene a la mente lo que una amiga comenta cuando alguien le dice “a pesar de lo que tienes encima rebosas buen humor”, a lo que ella responde “qué culpa tiene el mundo de lo que a mí me pasa”. Es lo que me he aplicado a mí mismo y he decidido mandar de manera sincera mis felicitaciones, salvo olvido, a cada uno de mis amigos y amigas.

Para los y las olvidadas feliz Navidad.

Podremos estar de acuerdo, independientemente del particular ánimo que cada cual tenga, que hay que armarse de mucho, muchísimo optimismo, para hacer oídos sordos y vista perdida, y que no te afecte los más de cuarenta mil muertos, entre ellos muchos niños y niñas, que el ejército genocida de Israel ha provocado en Palestina, o que te resbale e ignores las “barbaridades” que personajes como Milei y Trump cacarean un día sí y otro también, o cómo personajes de la ultraderecha, y no tan ultras, dicen sobre niños y niñas, cuando su “gran pecado” ha sido nacer en una tierra inhóspita y en una familia sin los más mínimos recursos necesarios para llevar una vida digna. De ahí que resulte, cuando menos incómodo, mandarnos felicitaciones y al mismo tiempo estar contemplando cómo los más elementales derechos humanos son pisoteados.
A pesar de todo, hay señales que también transmiten optimismo y son las que nos deben empujar a no caer en la desesperanza y el pesimismo. Los colectivos que luchan por los derechos humanos, incluso en condiciones donde se juegan su propia vida, Palestina por ejemplo, las ONG que rescatan en el mar a personas en riesgo de morir ahogadas que intentan llegar a Europa, las asociaciones que, día tras día, se esfuerzan para que familias desahuciadas de sus viviendas no las pierdan, las personas que visitan a ancianas y enfermos en soledad para tenderles la mano y puedan estrecharla, los miles de militantes políticos y sindicales que de manera anónima, sobre todo, dedican su tiempo a defender los derechos de trabajadoras y trabajadores, etc. son razones suficientes para que a pesar de todo deseemos feliz Navidad, porque estoy convencido de que somos mayoría los y las que, sin ruido y sin griterío, aspiramos a un mundo mejor para todos.
Cuando este artículo vea la luz, estaremos en la antesala del nuevo año al que le debemos pedir y exigir el cese de tanta crueldad. A los Trump, a los Putin, a los Sánchez, a los “mandamases” del mundo, os pedimos, desde la legitimidad que nos da ser ciudadanos del mundo, el cese de tanta violencia.
A modo de felicitación y de buenos deseos para estas fiestas, pido prestado a José Cañas una estrofa de su poema “Veinticinco de diciembre”:
Es entonces cuando abro/de par en par mi ventana/incluso con el frío de la noche, /y en medio de las voces ajenas, /y de los cláxones sin rostro, /que pueblan la calle, /me atrevo a decirte, muchas veces, /mirando adelante, /a veces quedo, a veces alto, /y aunque no hay respuesta, /“Mi querido amigo: ¡Feliz Navidad!”


 

Para dar tú opinión tienes que estar registrado.

Comments powered by CComment