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ALFREDO INFANTES DELGADO
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2024-11-17
Chus Pato
Vanguardista, que no hermética
La orensana María Xesús Pato Díaz ha trabajado toda su vida de profesora de Geografía e Historia en diferentes institutos de su tierra, tiene hecha una investigación sobre la Historia del Movimiento Obrero de Orense, ha militado en la izquierda gallega y está considerada como una de las figuras más relevantes de la poesía de Galicia.
Evidentemente, escribe en gallego, aunque ha sido traducida a diferentes idiomas, entre ellos al castellano. Tiene, por ahora doce poemarios publicados y ha recibido numerosos premios, entre ellos, este mismo año, el Premio Nacional de Poesía.
El mero hecho de escribir poesía -dice Chus- es ya un combate, es desobedecer. La poesía es aprender a ser libre.
En mi escritura no puedo obviar las vanguardias, fueron la esperanza del siglo XX.
Para quien dice que su poesía es hermética:
...si realmente quieres leer poesía, si lees poesía, me vas a entender. La poesía no es la canción de un cantautor, es un método de vida y de escritura que tiene milenios. Si te interesa edúcate y llegarás a entender a Dante, no a Chus Pato.
Y es que Chus es una poeta vanguardista, que utiliza la palabra para ir más acá/allá de lo tangible, de lo real, sin caer en el hermetismo ni en la oscuridad ni del significante ni del significado. En su razonar sobre la poesía siempre vemos algo de oracular, de onírico, pero, al mismo tiempo, nunca se desentiende del peso de la historia, de lo presente, de lo aquí y ahora.
En la red encontraréis diferentes entradas sobre ella, su poesía y algunas entrevistas que nos la desvelan. Yo me limito a poneros algunos ejemplos de sus poemas para que los vayáis degustando:
Un helecho abre la tierra con la espiral cerrada yo duermo sobre esa tierra
cedo el lugar
*** esclavitud sexual Una nutria es moralmente superior a la posibilidad sapiens de extraer plusvalía de las almas] El cuerpo de una lombriz moralmente superior a las infinitas posibilidades de la avaricia
sin derecho la montaña es previa y superior al derecho de mi pertenencia
*** la respiración de sus versos: llevar el corazón a punto extenuado, casi muerto y vaciar los pulmones en la explosión del verso única definición que yo puedo aceptar como metáfora el sentido abandonado apatriado —quiero ser jinete la queja de su boca. Le pedí que me pintara una tempestad una tormenta en el velador el bosque los árboles desnudos la luz la luz de la tormenta en la vaina del roble y los pájaros de invierno.
*** igual que la abuela, que la cabra, la capilla, el prado asciende y las potras, ya yeguas de resplandor de luz, blancas se acogen se acogen en las aguas y beben estas aguas las mismas que tú pronuncias y se embriagan con las aguas que hay, que no hay en el junco
que trenzas que viene ahí, viene, allí viene mayo la gran rima interna de flores cubierta
que destrenzas
hacia lo más difícil, que te sostiene, que incubas, que no la dicha
en el junco salvaje.
***
Sé que la nada se extiende hasta el confín, donde mi aliento se quiebra. La nada es mi boca, por la boca entran los estremecimientos de la carne. Algo, alguien, contrae mi boca, extiende la nada, enuncia lo impronunciable, un sujeto, yo. Algo, alguien, emite una prohibición.
Mi posición en el desierto es la de quien se sitúa fuera de bando, fuera de bandera, fuera de la placenta que posibilita la vida de la comunidad, su reproducción. Desconozco si más personas comparte mi suerte. Algo, alguien, todos los días, cada milésima de segundo emite la prohibición.
¿Qué política, aquella que brota de la escritura, de las pulsiones del idioma, de un sujeto que no puede atarse e impronunciable se extiende (psique, vida) hasta los bordes de la Tierra, que se concibe espectro entre otros muchos y se ensambla en los múltiples órganos del territorio hasta los finisterres donde se fracturan los sueños, las ideologías, los pneumas, los difuntos? ¿Qué política, fuera de bando, fuera de bandera, donde se fractura el aliento?
*** no éramos capaces de llegar hasta los cristales del faro deseábamos ver la huerta del mar la franja o nadar y llegar a la isla
por eso olíamos a brea a alquitrán negro a fondo de barcaza
nuestros pies se abrían al contacto con el granito
caíamos derechos o en forma de racimo abríamos la piel de las aguas por un instante soportábamos el peso de lo materno
un canto átono en las dunas
en él tallamos los músculos de la glotis
después todo desaparece
el salitre el yodo las algas el aceite la inteligencia las voces de Dios
los vidrios rojos
todo y plenilunios y sábalos y pavías de agua dulce y terciopelo carmesí.
Se dedicaban los habitantes de aquel país a hacer grabados, a la caza del pequeño venado, del faisán y de la gacela; vivían en el corazón de los bosques, mayormente en ciudades como laberin- tos, cercadas por doble recinto, amurallado.
Había retama, saúco, estruendo y miles de saltamontes cerrando mi boca.
Es cómo decir cascada aliso de plata como decir bancal. Oh, Venus, la que por estas aguas pasa.
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La letra escribe la palabra y al escribirla la extiende; cada límite, cada borde acerca otro y otro más. No caben los cuerpos (todo está lleno de cuerpos, algunos tan sutiles que no podemos verlos) no cabe el cuerpo de la palabra en la letra ni en la voz cuando la decimos. Nada es contemporáneo, ni el yo del cuerpo, ni el cuerpo de sus intrusos, ni sus intrusos de sus huéspedes; de ahí que tenga el cuerpo la condición de la metáfora, en la cual y por un instante parece que los dislocados pueden besarse. No son símbolos los nombres, no encajan y son ruina, pájaro que resiste al fuego. Escribimos por fuera, fuera de la letra, fuera de la voz. Escribimos, naturalmente, en la letra, en la voz
Bésame no puedo besarte (me) el corazón Bésame
*** No recuerdo la creación del planeta sí la hierba y una y otra un territorio colmado de árboles que sueñan el agua y aquí y allá una antepasada a la que soy casi idéntica pero ella y yo no nos conocemos Lo más alejado de la propiedad lo impropio eso es la vida
*** después vivimos los argumentos en el sentido de tramas, urdimbre o laberintos
eran los pájaros se alejaron cuando llegó la druida para vivir en el lienzo desnudo, como el vuelo de los murciélagos eran los espejos del aire la precisión, la velocidad dificultaba fijarlos en la retina
dentro de los ojos se cría la luz una cobra blanca va hacia las imaginaciones de la voz grámmata si narras el recuerdo o a los estremecimientos de una mano que las usa las letras siendo ellas la ceniza de una combustión
memoria las musas danzamos para ti no nos obligues al discurso no nos obligues a la ley bailamos para ti para la luz para el parto
*** los hibiscos, los jazmines, las glicinas trepan por los vallados y sepulturas Así florecen los cadáveres y la deuda inaudita así te digo a ti tenemos que pagar las flores y las campanas que son de bronce y susurran la respiración, los sueños la muerte
***
la luz verde, líquida / de los robles, las aguas de un río y el cuerpo en la corriente se pliegan (las aguas, la luz) nutricias
durante todo un verano, durante las horas de más calor, recluida en la galería, fingía leer Las maravillosas aventuras de Antífer, trazaba en la mesa rutas imaginarias e infusas, aprendía calma, la concentración que envuelve el trabajo, la separación del mundo
es así como un brazo se convierte en ritmo
nosotros casi no tenemos ruinas, toda nuestra anterior producción agraria es una ruina, pero de los campos no se dice «están arruinados»; si tuviéramos ruinas tendríamos memoria tengo la cabeza llena de ruinas
sobre la ruina se perfila con claridad la Historia
la ruina es indistinta abrimos en ella una veta de mineral, un curso en las entrañas
un mito linda entre la carne y la palabra u un mito Yo memoria, instante, de inmediato ruina
todas (las antepasadas) somos más o menos idénticas sentimos la tormenta de la voz en el diafragma, el rayo del pensamiento en la bóveda
simias, dilatan la mente y tú, que me amas
Niebla, la perra, siguió dándole vueltas a su imposibilidad de caza y las ardillas se inmovilizaron indiscernibles en la madera, luego se dirigió hacia a un prado, uno de los caballos se espantaba de vez en cuando las moscas que por un instante revolotearon inciertas para luego posarse cómodamente en su lugar preferido
como este vacío, torre Hölderlin tú que me recibes
Babilonia.
Agua-planeta-mundo: soledad viva y las grietas. Cuando hombres del norte con sus cascos de corza boreal Barca Barca de Piedra Barca-Piedra-Corazón, azul, gris, profunda hacia nombres que no conoces llevados traídos, en la fuerza del idioma.
Corazón en el éter. |
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