23-10-2022
Llevamos mucho tiempo escuchando y leyendo como los que están al frente de las administraciones públicas (Gobierno, Comunidades Autónomas, Diputaciones o Ayuntamientos) manifiestan las dificultades que existen y que, por desgracia, prevén que empeorará en los próximos meses respecto a la energía.
El Gobierno de España están en plena guerra contra las empresas energéticas (electricidad, gas y gasolina) para intentar frenar los increíbles dividendos y beneficios que llevan obteniendo estos oligopolios que controlan la energía no solo en nuestro país, sino en toda Europa.
En esta larga guerra no va ganando el Gobierno porque sencillamente llevan décadas, tanto el PSOE como el PP, aprobando normativas y marcos legislativos protectores para las empresas energéticas. Después de tantos años y tantos gobiernos de ambos partidos, llegamos a este momento en el que cualquier medida que ha intentado poner en marcha el actual gobierno de España para proteger a los ciudadanos del atraco desmesurado en sus facturas de electricidad o gas y en el combustible, se ha encontrado con otra maniobra de las empresas energéticas subiendo los precios por otro lado y garantizando sus cuantiosos dividendos y beneficios económicos.
Pero la miseria de esta situación no es que garanticen lo que venían ganando hasta ahora, sino que han aumentado los miles de millones de beneficios de estas empresas a costa de robarnos a los ciudadanos y ciudadanas de este país, y de toda Europa.
Si después de 45 años de gobiernos demócratas donde los expresidentes y exministros/as de nuestro país, se han asegurado un sillón para cobrar cuantiosos emolumentos en los consejos de administración de las empresas energéticas, y donde las empresas energéticas han cumplido con sus pactos y agradecido con sueldos a los diputados/as, expresidentes, exministros/as, ... las normas legislativas que aprobaban y que han permitido proteger a las eléctricas para subir a su antojo los precios de la luz, vaciando presas, cobrando el precio de la luz al precio del combustible más caro (pero no el más usado para producir dicha electricidad), … difícil será romper la baraja cuando todas las cartas están marcadas.
En esta situación, por mucho que me puedan llamar radical, no hay otra salida que cortar de raíz. Un nuevo sistema y marco legal que garantice la energía a los ciudadanos y ciudadanas de este país, en el que se imponga el derecho antes que los beneficios económicos de los capitalistas de siempre. Si llueve mucho sube la luz porque llueve mucho; si llueve poco sube la luz porque no hay agua y empiezan a desembalsar pantanos; si hay muchos días de sol sube la luz porque la producción solar se desborda de día; si hay pocos días de sol sube la luz porque deben tirar de carbón o de otras fuentes como el gas para producir electricidad; si hay mucho viento sube la luz porque la producción de las eólicas inundan la red eléctrica; si hay pocos días de viento sube la luz porque la parte de la producción renovable de las eólicas debe cubrirse con otras fuentes no renovables … El casino siempre gana.
Es como cuando vemos el tiempo en la TV y pone un sol sobre una nube con gotitas … Ahí no fallan, los meteorólogos han puesto en una sola imagen todas las posibilidades (excepto nieve, huracán, tifón, tormenta de arena o tormenta solar). Las excusas de las energéticas para robarnos a través de las facturas de electricidad o el combustible son las que quieran ellos y siempre dejando claro que la culpa de todo es la tasa impositiva de dichos productos.
La culpa de que me suban de 65€ a 260€ la factura de la luz con el mismo consumo, según ellos es del Estado … claro… y las empresas energéticas comenzaron de cero en un garaje y siguen trabajando perdiendo miles de millones por puro altruismo y solidaridad.
Nacionalizar las eléctricas es estar con la gente, es garantizar que la energía es un derecho para los ciudadanos del siglo XXI y protege a los españoles y españolas de los robos constantes de aquellos que saben que una cena en un bar me lo puedo pensar, pero la electricidad la tengo que pagar sí o sí. Y para eso hay que romper la baraja y acabar con este oligopolio y con todo el entramado legislativo y normativo que protege a las empresas energéticas, apostando de verdad por la energía renovables y el autoconsumo.
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