... las guerras entre hutus y tutsis acapararon toda la atención internacional y aun hoy siguen siendo los protagonistas de la nueva Cultura de Paz.

2023-09-10

Burundi, se puede hacer

 

El pueblo batwa, que habita en Burundi, no es considerado por los expertos como un pueblo pigmeo propiamente dicho, aunque sí conservan rasgos de su cultura. En la antigüedad los pigmeos, cazadores y recolectores, habitaban la mayor parte del centro de África hasta la llegada de los pueblos nilóticos, ganaderos y agricultores. Con su llegada se vieron expulsados de sus territorios hasta ser arrinconarlos en los lugares menos habitables y con las tierras más pobres. En este proceso aprendieron a despreciarles, considerándolos seres atrasados o directamente semihumanos. De hecho, batwa significa literalmente: “Criado”. Hoy viven en zonas marginales allá donde les dejan, sin acceso a un ningún tipo sanidad ni a la educación. En situación de pobreza extrema. Socialmente, no gozan de ninguna consideración por parte de sus vecinos hutus y tutsis, ambos de origen bantú, y son tratados como mendigos. Mediáticamente, son también los grandes olvidados de la zona de los Grandes Lagos,

las guerras entre hutus y tutsis acapararon toda la atención internacional y aún hoy siguen siendo los protagonistas de la nueva Cultura de Paz.

De entre las pocas organizaciones que ayudan a los batwa me voy a centrar en la ONG jiennense Se Puede Hacer. Desde 2009 esta ONG trabaja en proyectos con población batwa en la zona de Gatabo, mejorando sus viviendas e iniciando campañas de alfabetización en kirundi, su idioma. También proporcionan a los niños y niñas, uniforme, chanclas y el material escolar obligatorios para asistir a la escuela y que sus familias no pueden costear.
Pero su trabajo en Burundi va más allá. Por un lado, proporcionan becas para que las mujeres de zonas marginales asistan a la universidad. A cambio, ellas hacen voluntariado en sus comunidades, realizan campañas de alfabetización y apoyan otros de sus proyectos como el Centro de Amputados de Jeho Kuki. Allí son atendidos personas amputadas por la guerra o las minas, devolviéndoles la dignidad. Han instalado un muro perimetral para evitar ataques, violaciones y robos. Han levantado un edificio donde se ha instalado un comedor y una sala multiusos. En los alrededores están las cocinas de carbón, los baños, lavaderos y los dormitorios que han sido equipados con mantas y sábanas. En el propio centro se realizan talleres de cestería tradicional, costura y bordado. En agricultura están aplicando técnicas de agricultura regenerativa, con cultivos propios de su zona, sin químicos ni pesticidas. Creando su propio abono natural. 
En la actualidad trabajan en un proyecto de compresas reutilizables que permitirá a miles de mujeres mejorar sus condiciones de vida. Sin abandonar sus programas de concienciación en colegios e institutos de la provincia. Con charlas y exposiciones sobre la realidad en la que viven los batwa. Su trabajo es imprescindible no solo para los más pobres de África, sino también para nosotros mismos.


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