... con la libertad, con la igualdad, y con la fraternidad; 

2023-09-27 18:45:08

 

 “Una grande y libre”

 

Ante todo. Quede claro, muy claro, que la España del 23 de julio de 2023 no es la España del siglo XX, del 23 de julio del 1975, y, por supuesto, tampoco lo es la del 23 de julio de 1978.

En el país de reinos y las Españas —en la que subyace una España olvidada— hay quienes se sienten, por encima de todo, vasco, catalán… acechado, perseguido por quienes cuya nostalgia les ciega ver la realidad del año 2023 —que la denominan “de chantajes y presiones”— cuando es una realidad flamante que quiere dialogar. Es por lo que la cuestión identitaria y territorial no se puede aislar. España, según aseveran quienes niegan la mayor, goza de ‘democracia’.

 

Es una anomalía democrática del siglo XXI quienes se aferran en seguir con el secuestro territorial —los nacionalizadores franquistas— que viven de espaldas al conocimiento elemental de la realidad. Los que históricamente ostentan “el comodín de la cúpula judicial” que no van a parar de echar leña, ya que viven, mayoritariamente, del enfrentamiento ciudadano.

 

La frase que da título a este artículo es una frase franquista, es una frase rancia, hoy, una frase antidemocrática —por tanta tragedia como encierra y por tanto cobijo que dio a los miserables torturadores y asesinos del régimen— en un Estado de derecho… El simple hecho de su recuerdo impreso sobre la moneda de uso de este país, en décadas pasadas, produce repelús en la conciencia colectiva de cuantas personas fueron sometidas en la dictadura franquista, directa o indirectamente. Es una frase que es una humillación a la memoria histórica —tan denostada por el fascismo que hay en el tuétano de los huesos de quienes hoy configuran la derecha y ultraderecha de este país—. “Hay que tener valor” para no pasar página aceptando la realidad histórica del dolor, sufrimiento, persecución y tortura y asesinatos de los miles y miles de personas que lo sufrieron. Esta frase “una grande libre”, cuanto encierra, es el espíritu que ha dado cuajo al discurso de quien se ha presentado a la investidura para la presidencia del gobierno de España. Un acto, el de investidura, que ha sido una falsa, cuál es el esperpento de su protagonista. Ayer y hoy —por el 26 y 27 de septiembre—. Estos desestabilizadores —la derecha—. Piensan que gobernar les corresponde por derecho propio. Por el simple hecho de que su ADN es franquista. Y Feijóo, como genuino heredero del franquismo, en su discurso de investidura, así como en las réplicas a los diputados y diputadas intervinientes, ha dicho algunas frases para pararse y reflexionar —fuera de la nostalgia— sobre ellas.

“Fuera de la Constitución no hay democracia”. “Aquellos que claman contra la deriva actual de su partido (PSOE) no son nostálgicos de un tiempo perdido para siempre. No idealizan, sino que se sienten orgullosos de la Transición y de la democracia (…) Tienen toda la razón y todo mi reconocimiento”. “Esta es la misma respuesta que habrían dado los presidentes Suárez, González, Aznar y Rajoy”. “Todos nuestros predecesores habrían dicho lo mismo, porque lo que el independentismo plantea es una aberración jurídica y un ataque a los valores democráticos esenciales de nuestro país”. “Para proteger la dignidad del Estado planteo incorporar en el Código Penal un delito de deslealtad constitucional y volver a incrementar las penas de malversación de fondos públicos” “Tengo al alcance los votos suficientes para ser presidente del Gobierno, pero no acepto el precio que me piden para serlo” … (algunas de las frases de Feijóo con las que ha tejido el vestido de su envestidura).

Pero más allá del vestido tejido. Esto no va de frases atrapadas entre comillas. Esto va del fondo que encierran esas frases; ¡que es el que regirá! “una grande libre” que delata la nostalgia de su discurso y sus réplicas, tanto como a sus adláteres.

 

Ante todo. Quede claro, muy claro, que España sea grande —en la grandeza que persiguen los nacionalizadores franquistas— como ‘ciudadano llano’ comprometido

con la libertad, con la igualdad, y con la fraternidad;

me da igual. Lo que no me da igual, entre otras no menos importante, es que los ciudadanos no sean libres para defender y elegir en la cuestión identitaria y territorial.

 

En ‘democracia’, en un Estado de derecho. No se puede coartar la libertad, ni se puede apoyar a quienes la coartan, ni se puede apoyar a los que apoyan a los que coartan la libertad.


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