... Las mujeres son consideradas por sus agresores carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.
2023-11-19
Asesinadas y olvidadas
Se acerca el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, el 25 de noviembre. Día de condena, de repulsa, de dolor, causado por el terrorismo machista, asesinando a mujeres por el hecho de serlo. No, no voy a dar cifras de mujeres asesinadas, aunque son importantes para ver la dimensión de lo que el terrorismo machista es capaz de hacer. No voy a dar datos desde que hay registros, no voy a dar datos de este año. Para ello ya tenemos los telediarios, porque a eso se reduce la noticia… Van tantas mujeres asesinadas en lo que llevamos de año, tantas desde que hay registros y si había o no presentada denuncia, deja hijas/os de x años… No hay más tratamiento que ese, ni análisis, ni porqués, ni debates serios que desgranen las causas de tanto asesinato.
Mi objetivo en este espacio es difundir las causas de la violencia, el ciclo de la violencia, las consecuencias del ciclo. A ver si dejamos de culpabilizar a las mujeres, dejamos de preguntarnos por qué sigue ahí, por qué no escapa de la violencia, por qué no denuncia, por qué tarda tanto.
CAUSAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
A pesar de los esfuerzos realizados en las últimas décadas, lamentablemente las mujeres todavía soportan un alto grado de violencia, tanto en sus relaciones de pareja como fuera de ellas. Esto sucede en todas las clases sociales, religiones y niveles educativos. La violencia contra las mujeres es estructural, es decir, no se debe a rasgos singulares y patológicos de un tipo de individuos, sino que responde a una forma cultural muy arraigada en nuestra sociedad de definir las identidades y las relaciones entre los hombres y las mujeres. El principal factor de riesgo para sufrirla es el mero hecho de ser mujer.
Las mujeres son consideradas por sus agresores carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.
La violencia de género es un instrumento de control, dominio y sometimiento que tiene como objetivo imponer las pautas de comportamiento que el hombre (desde un sistema de creencias sexista) considera que debe tener la mujer con la que mantiene una relación en el ámbito sentimental, familiar, social y/o laboral, para seguir manteniendo el estatus de poder que en base a los mandatos de género considera naturales. No es un aspecto más de la violencia general, sino la herramienta que sirve para asegurar el dominio de un sexo sobre el otro y mantener así la desigualdad en nuestra sociedad en general y en las relaciones de pareja en particular, para defender un modelo que da poder y privilegios a los varones.
MECANISMO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO: EL CICLO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Cuando la violencia de género es continuada o habitual, se podría pensar que el hombre permanentemente está ejerciendo violencia sobre la mujer. La habitualidad de este tipo de violencia se refiere a que no es un episodio aislado, sino que se mantiene a lo largo del tiempo, realizándose generalmente de forma intermitente, alternando momentos de tensión y violencia con otros de calma, tranquilidad e incluso afecto. Esta intermitencia o alternancia se caracteriza por seguir un ciclo con tres fases, identificadas por la psicóloga estadounidense Leonor Walker, que se producen de manera secuencial y cíclica, es decir, cuando finaliza la última fase se vuelve a iniciar la primera y así sucesivamente. Cada fase tiene una duración diferente y se manifiesta de forma distinta en cada pareja.
- FASE DE ACUMULACIÓN DE TENSIÓN
Esta fase se caracteriza por cambios imprevistos y repentinos en el estado de ánimo, enfados ante cualquier problema en la convivencia, reacciones agresivas ante cualquier frustración o incomodidad. El hombre está muy sensible (todo le molesta) y cada vez más tenso e irritado. Es importante recordar el carácter subjetivo de la violencia de género, es decir, que el maltratador no reacciona ante lo que hace su pareja, sino ante lo que él piensa (desde su esquema desigual y dominador) que hace su pareja; por ello, la mujer nunca sabe qué va a provocar el conflicto (y así poder evitarlo), continuamente se centra en modificar su comportamiento para intentar que él no se enfade. Pueden comenzar situaciones de violencia de baja intensidad: incidentes menores como gritos, gestos amenazadores y pequeñas peleas, aumento de la violencia verbal y pueden aparecer los primeros indicios de violencia física. La mujer víctima considera estos incidentes como episodios aislados, que no se van a repetir (y siente que puede controlar la situación), los admite y minimiza desarrollando una situación de indefensión y vulnerabilidad. La autoculpabilización de la víctima es, según L. Walker, una de las características de esta etapa. Esta fase puede mantenerse durante largos períodos de tiempo, en general será algún elemento externo el que modificará el equilibrio, dando lugar al paso a la siguiente fase.
- FASE DE EXPLOSIÓN O AGRESIÓN.
En este momento se descarga la tensión acumulada en la fase anterior, mediante un incidente que puede adoptar distinta formas y grados de intensidad. No se debe caer en el error de pensar, solamente, en la agresión física como forma de explosión o descarga, pudiéndose dar muchas formas activas o pasivas en esta fase (gritar, ignorarla, golpear muebles, amenazar con abandonarla, no hablarle, etc.)
La motivación del maltratador es castigar los comportamientos de la mujer que él considera inadecuados desde su planteamiento de poder y desigualdad; su finalidad no es causarle daño, sino lograr que la mujer aprenda la lección.
El incidente agudo de violencia se detiene cuando el maltratador piensa que ella ha aprendido la lección. Esta es una fase de sometimiento, castigo y aislamiento que mantiene a la mujer víctima en una situación de alerta permanente, ansiedad, angustia, miedo, insomnio y en un estado de parálisis emocional. Oculta sus lesiones por vergüenza y por culpabilidad. El maltratador, según L. Walker, tiene control sobre su comportamiento
violento y agrede a la mujer de manera intencionada y selectiva. Suele ser esta una fase corta, pero de gran intensidad. Es un período de máximo peligro para la víctima. Es en esta etapa en la que la mujer suele denunciar o pedir ayuda.
- FASE DE LUNA DE MIEL O FALSA RECONCILIACIÓN.
Esta fase de manipulación afectiva se caracteriza por la disminución de la tensión. Puede adoptar distintas formas: el maltratador puede pedir perdón y prometer no volver a ser violento, reconocer su culpa y plantear cambios (incluso mediante tratamiento), resurgimiento de la relación, etc. Son frecuentes las argumentaciones tales como que si ella no lo perdona va a destruir su vida, su familia o va a dañar a sus hijos e hijas. Plantea la necesidad que tiene de que ella lo ayude y cuánto la necesita; puede (y suele) realizar amenazas de suicidio si ella lo abandona. El maltratador ha ejercido el castigo en la fase de explosión (“necesario” para que ella se adapte a los comportamientos que él espera) pero no puede permitirse ejercer la violencia de forma continuada, ya que la mujer tendería a conductas evitativas o de escape; por ello, tras el castigo adopta conductas para manipularla afectivamente y así conseguir que permanezca con la relación. Es una etapa de aparente tranquilidad que, en muchas ocasiones, dificulta que la víctima denuncie la violencia o incluso que retire la denuncia interpuesta en la fase anterior. En estos momentos es muy difícil mantener la decisión de terminar la relación. Esta tercera fase suele acortarse conforme pasa el tiempo, llegando incluso a desaparecer. Después de este último período se vuelve a la primera fase comenzando un nuevo ciclo de violencia. Esta teoría explica por qué muchas mujeres no denuncian a sus agresores o por qué tardan tanto tiempo en hacerlo. Recientemente, se ha descrito otra forma de relación violenta donde hay una situación continua de frustración y amenaza, pero donde solo de forma ocasional aparece la agresión física. Este tipo de violencia es muy efectiva, ya que consigue el sometimiento sin dejar huella, por lo que resulta estar más invisibilizada socialmente.
CONSECUENCIAS DEL CICLO
- Desorientación y paralización: los comportamientos violentos de su pareja pueden ser más agresivos en un momento dado, seductor en otro, amable, delicado con ella, etc. Esto hace que se sienta desorientada respecto a cómo es el hombre o a cómo es su relación de pareja, provocando en muchas ocasiones su paralización y a no saber cómo actuar.
- Pérdida de habilidades sociales, capacidades y herramientas para las relaciones: la mujer cree que su relación de pareja puede funcionar (momentos de “luna de miel”) y modifica su comportamiento intentando que esa fase sea más continua en su relación; uno de los mecanismos fundamentales es evitar conductas que ella piensa que provocan el conflicto: cede continuamente ante su pareja y esta cesión permanente se va convirtiendo en su único mecanismo de relación, perdiéndose así, por desuso, las herramientas con las que normalmente nos relacionamos con el resto de personas.
- Expectativas mágicas de cambio: cuando la mujer asume que no puede continuar en este modelo de relación e intenta escapar, el maltratador suele prometer que va a cambiar (incluso sometiéndose a terapia) y ella generalmente le cree porque tiene pruebas reales y objetivas de que cuando él quiere, se comporta como la pareja que ella siempre buscó. La mujer sometida al ciclo está convencida de que puede cambiar (y sus expectativas no son racionales, sino mágicas, solo existen en su deseo) y le da una oportunidad tras otra a lo largo de un amplio número de años.
Es necesario entender el ciclo de la violencia de género como una de las principales causas que dificulta a la mujer para salir de la situación de violencia.
Si no se comprende esta etapa y se entiende que la mujer ha sido manipulada una vez más, tenderemos a culpabilizarla de la violencia que sufre.
Abordar el terrorismo machista, las violencias que sufren las mujeres, requiere de análisis, de FORMACIÓN ESPECIALIZADA, y sobre todo de interés para acabar con la desigualdad estructural entre hombres y mujeres, la base de toda violencia.
La teoría feminista, a lo largo de sus tres siglos de historia, análisis y estudio, nos da todas las respuestas a la opresión y subordinación que sufren las mujeres.
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