08-05-2022

“Los malentendidos surgen de los suspicaces, de los susceptibles, que interpretan al escuchar los significados,”

Los regímenes políticos en entre guerras ya sean totalitarios o autoritarios, huyen de la libertad, de la frivolidad, de esa trivialidad que tantas creaciones aporta al mundo, y evidentemente del sabio humor también desertan, donde los intelectuales que no siguen los adoctrinamientos son extirpados. Las guerras siempre hacen retroceder a los países implicados en ella hasta varias décadas atrás.

Imperdonable es el castigo que infringen a las ubicaciones civiles donde mueren decenas, centenas y miles de personas, que sumadas forman lo indecible, como si sesgar la vida fuera algo que tenemos tan asumido como comer el pan de cada día. Las crisis son parte de esa sinergia.

Las crisis son puntos de inflexión premeditados que a lo largo de la historia han hecho surgir regímenes totalitarios como el fascismo italiano o el nazismo alemán que tanto mal hicieron en este mundo.

Echar la vista atrás como pauta a seguir no ayuda. Los ataques belicistas son robos armados de la libertad que la historia deja fehacientemente cabida a las guerras que solamente son utilizadas por los dirigentes del mundo como herramientas para enriquecerse más aún de lo que son. La guerra de la Covid-19, aún está dejando reminiscencias, no ha acabado como las demás guerras, incluso se escuchan de nuevo ecos de brotes en la originaria Wuhan en China, en Pekín, en Shanghái, cuando hay a la evolución armamentística, habiendo establecido para ello derecho sobre el empleo de la fuerza (jus ad bellum), y derecho sobre la prevención de la guerra (jus contra bellum).

Voluntarios, servicios sanitarios, brigadas internacionales, personas errantes que colaboran en las ocupaciones invasivas de dirigentes a países con identidad propia facilitando la ayuda a la población civil. Las consecuencias sociales y económicas son muy profundas, y el impacto deja una tremenda huella en la población.

La palabra guerra tiene diferentes usos, utilizada en rimas, en juego de cartas, en dichos populares formando metáforas, y demás, pero que en realidad no se pronuncia con el pesar y el desgarro que provoca verdaderamente. Pero el miedo de una guerra, y las restricciones ya han sido, como en la Guerra de Crimea, que ocurrió el mismo plan de conducta que está sucediendo con Ucrania, con el desabastecimiento de cereales, elevando los precios también para asfixiar más aun a la población civil.

Los buenos deseos de paz parecen que resultan obsoletos, pero que no por ello deben de cejar en ello, al contrario, deben de seguir clamando con los zureos de la paloma que porta la rama de olivo en el pico que vuele con más ímpetu aún. Los malentendidos surgen de los suspicaces, de los susceptibles, que interpretan al escuchar los significados, más críticas que otras cosas, dependiendo de quien sea la persona a la que escuchan los asuntos lingüísticos de si le cae bien o no.

La susceptibilidad crea guerras. Al igual como se podría malentender del significado de la siguiente frase: “El alcalde rojo”, cuyo sujeto no era denominado así por su cadencia política, sino porque su cabello era de color pelirrojo. Así comienzan las guerras… Opresores y oprimidos, nada nuevo. El espíritu imperialista y expansivo que tiene el mundo en jaque está basado en la palabra guerra.

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