23-10-2022


Mi perrillo Cale pasea inquieto a mi alrededor desde que coloco la maleta sobre la cama. La liturgia es siempre parecida; primero insiste con sus juguetes, probando a ver si su invitación al juego me hace cambiar de opinión. De ahí pasa a los arrumacos, para finalizar mordiendo su cojín, y mirando de reojo con esos ojos grandes y tristes ante la ya inevitable partida.

Ni Cale, que no entiende esto de mis desapariciones entre semana, ni mi gente más querida, llevan bien la distancia. Tampoco yo, aunque la sagrada encomienda del electorado, y el reto de trabajar por mejorar la vida de la gente, en tiempos tan difíciles, dan un sentido extraordinario a ese tren de las 6,12 de la mañana, y a los largos días en Madrid.

Llevo bastante peor los ataques de demagogia. Aún pagamos los años de los gobiernos de Rajoy que frenaron totalmente las inversiones en Jaén. Rehabilitar proyectos caducados o escondidos durante todo ese tiempo, acarrea, a su vez, que la parte más llamativa del proceso administrativo, la de presupuestar la ejecución, tenga que esperar a que se aprueben proyectos, o a nuevos estudios informativos, de viabilidad y ambientales que también han de presupuestarse. Otros, que no sufrieron ese castigo del PP, pueden mostrar una fenomenal foto presupuestaria en fases de ejecución muy adelantadas; nosotros hemos abierto este mismo año la que esperamos sea, por fin, nuestra puerta a la alta velocidad, también a través de una alternativa por Córdoba. A esto otros le llamaron “cobra”, por cierto, cuando sencillamente era la única alternativa viable, ante la extrema dificultad ambiental que plantea el paso de Despeñaperros a una obra de envergadura. Y hemos conseguido romper el parón de una A-32 cuyos proyectos caducaron en un cajón del gobierno de Rajoy.

En estos los mejores presupuestos para familias y clases medias trabajadoras, habrá inversión del Estado en cuantos proyectos de Jaén pueda haberla. Aunque de momento, -peleamos por que por fin sí en unos años, cuando los estudios y los proyectos estén dispuestos-, no puede haberla para el AVE. Es la gran razón de la brecha presupuestaria; poco menos de 800 millones de euros para proyectos en ejecución andaluza de AVE en los que aún no podemos entrar. Mejor en carreteras, donde, de esos más de 200 millones del territorio, pasamos bien el dato de la inversión media provincial. Y después, lógicamente, no tocamos nada ni de esos más de 200 millones para puertos, ni para playas, ni para navegación aérea. Esa es buena parte de la letra pequeña, aunque para algunos, es más interesante callarla, bien porque son los grandes culpables, bien porque lo suyo va de vivir a base de generar frustraciones. Tan fácil como insensato.

Cale sigue mordiendo su cojín, mientras otros muerden demagogia hasta casi atragantarse. Por lo pronto, cerremos maleta y vayamos a por ese tren de las 6,12. A seguir peleando.


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