Parece ser que en estos tiempos de elecciones se pretende arreglar todo lo prometido en anteriores candidaturas, repellando trabajos atrasados y haciendo lavados de cara a la fisonomía de las…

2023-05-21


Parece ser que en estos tiempos de elecciones se pretende arreglar todo lo prometido en anteriores candidaturas, repellando trabajos atrasados y haciendo lavados de cara a la fisonomía de las poblaciones con un despliegue llamativo en la cotidianeidad. Eso de “puedo prometer y prometo” ya suena a chiste, frase que se podría rematar con la única veracidad tangible y es la de “que por debajo de Madrid pasa el metro”. Tiempos de elecciones, con dulzainas sonando, agoreros pactos y discursos sonrientes acabados en abrazos y calurosos saludos entre militantes frente a los que los escuchan agitando sus banderines y jalean eufóricos creyéndose la retahíla escuchada. Mandamases que no dejarán obrar a la unidad del pueblo dividiendo en su beneficio y perjudicando con cantos de sirenas la pluralidad de quienes les aúpan y sostienen como lo es el pueblo. Es como escuchar la absurdidad hecha verbo al intentar planear por el cielo azul con un avión sin alas, o planificar un campo de golf en tierra de secano en plena sequía. Pero parece ser que en las reuniones en las que se convoca a la multitud, el ambiente pierde el rancio y las luces brillantes llevan al olvido de un rinconcito lo verdadero e importante. Para asistir a un mitin hay que seguir la misma táctica que se sigue cuando se va al supermercado, ir bien alimentados es la única garantía de que solo se comprará lo necesario y no se echará en el carro chominolas es decir, a un mitin hay que asistir con la mente bien alimentada.


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