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INFORMACIÓN - NOTICIAS "un reflejo del abandono estructural al que se ven sometidas muchas personas con discapacidad y sin recursos |
2025-08-10
50 años sin pensión
LIBREOPINANTE / BARTOLOMÉ MATEOS
¿QUÉ MÁS TIENEN QUE SUFRIR CONCHI Y DIEGO PARA SER RECONOCIDOS? UN ESTADO DEBE CUIDAR LA VIDA, NO DESCARTARLA.
Conchi y Diego son dos hermanos de Villargordo (Jaén) que desde su nacimiento viven con discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales. Hoy, con más de medio siglo de vida a sus espaldas, siguen sin acceder a una pensión. Sus vidas, marcadas por la fragilidad y la exclusión, reclaman con urgencia ser escuchadas y atendidas.
Desde hace casi 30 años, el Centro de Valoración y Orientación (CVO), les vienen valorando con un grado de discapacidad del 53% y 46% de discapacidad, impidiéndoles así acceder a una Pensión No Contributiva, derecho reservado a quienes acrediten al menos un 65% de discapacidad. A pesar de contar con informes médicos que demuestran limitaciones permanentes, la respuesta de la Administración sigue siendo: “Hay que esperar”.
¿Esperar cuánto más? El pasado 16 de abril se entregó un escrito en el Centro de Valoración y Orientación de Jaén, solicitando con urgencia la revisión de grado por el agravamiento de su salud y su precaria situación económica tras el fallecimiento de su madre.
El 8 de agosto, cuatro meses después, la respuesta sigue siendo la misma: “hay que esperar”.
Según el Decreto 255/2021, el plazo máximo para resolver estos procedimientos es de seis meses. Sin embargo, nos dicen que hay retraso de hasta dos años. Mientras tanto, Conchi y Diego sobreviven sin pensión, sin ingresos, sin poder tener acceso a algunas ayudas sociales, sin posibilidad de trabajar y con una salud que se deteriora día a día.
Como miembro del Consejo de Asuntos Sociales de Villatorres, quienes los acompañamos con perseverancia, denunciamos públicamente esta situación injusta e inhumana, que no es un caso aislado, sino un reflejo del abandono estructural al que se ven sometidas muchas personas con discapacidad y sin recursos.
Y por ello exigimos que se revise con carácter de urgencia el grado de discapacidad de Conchi y Diego; que se refuerce el personal en los centros de valoración para poder cumplir los plazos establecidos por ley; que se invierta en los servicios sociales para sanar y curar heridas y que se invierta menos dinero para el rearme y gastos armamentísticos que solo sirve para destruir vidas y pueblos.
Queremos cuidar lo que el sistema rompe y, por último, que las políticas públicas pongan la vida en el centro, especialmente la de quienes más la necesitan.
Ya no basta con la caridad individual. Es urgente una caridad estructural, una política que no descarte, que no margine, que no cronifique el sufrimiento.
Si esta situación no cambia se propondrá una campaña de recogida de firmas en Villatorres por el derecho de Conchi y Diego, y de tantas personas olvidadas, a vivir con dignidad.
Cuidar la vida debe ser el centro de toda acción pública.
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