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2023-10-08
¡Grande Truffaut!
En la realización cinematográfica, la técnica de la noche americana se utiliza para simular una ambientación nocturna en una escena rodada a la luz del día, recurriendo a la utilización de un filtro azul. Es una técnica que se popularizó en los años 70, cuando las cámaras no podían captar imágenes en unas condiciones lumínicas tan escasas, como después del atardecer. Tal fue el impacto de esta práctica en el cine, que el director François Truffaut dirigió allá por el año 1973 la que para mí es su mejor película y a la que le puso el título de La noche americana en honor a esta técnica cinematográfica. Antes de analizar más en profundidad esta película, me gustaría indagar brevemente en la vida cinematográfica de este amante del cine que fue François Truffaut, director, guionista, y actor, iniciador y máximo representante del cine de autor y del movimiento llamado nouvelle vague que pretendía romper con la manera convencional de hacer cine. Truffaut nos ha regalado una prolífica obra con películas brillantes, que son ya historia del cine, como Fahrenheit 451, La mujer de al lado, El último metro, Besos robados, La sirena del Mississippi y El pequeño salvaje, entre otras.
La noche americana, que consiguió el Óscar a la mejor película extranjera, es el particular homenaje que Truffaut hace al séptimo arte. Es un ejemplo del cine dentro del cine, contado con una maestría indiscutible, donde los espectadores somos testigos de todos los entresijos y conflictos que rodean la grabación de una película. Los actores y actrices son personas de carne y hueso con problemas en su vida privada que, a veces, dificulta su trabajo. El propio Truffaut es Ferrant el director de la película Os presento a Pamela, que se rueda dentro de la película, lo que no es más que una excusa para hacer un trabajo personal, casi autobiográfico. La escena en la que el director Ferrant sueña y se ve cuando era niño robando unos carteles de Ciudadano Kane es una auténtica declaración de amor al cine. Y qué decir de otra escena en la que recibe un paquete con libros de cine y sus portadas se muestran en primer plano para mostrar los nombres de directores como Buñuel, Rossellini, Breson y Alfred Hitchcock. El cine me salvó la vida. Todo lo que he aprendido, lo he aprendido en una sala, llegó a afirmar Truffaut que también dijo que El cine es superior a la vida, porque en aquel no hay embotellamientos, ni tiempos muertos y todo fluye como trenes nocturnos. Con La noche americana podemos ver lo que ocurre detrás de las bambalinas y descubrimos la importancia que tiene cada uno de los miembros del equipo de rodaje. Nos enseña la magia del cine y vemos cómo una toma se tiene que repetir infinidad de veces y como los actores y actrices utilizan trucos para recordar los guiones. Vemos cómo se hace la nieve para ambientar unas calles nevadas, cómo se hace la lluvia en los cristales o cómo se hace para que el día parezca la noche.
El elenco interpretativo protagonista se compone junto al ya mencionado Truffaut como Ferrant, el paciente director, de Jean Pierre Léaud, como Alphonse, el caprichoso joven actor de la historia, de Valentina Cortese, como la diva venida a menos, incapaz de memorizar sus textos, de Jacqueline Bisset, como la sensual estrella británica del filme y Jean-Pierre Aumont, como el apuesto y maduro actor en el papel principal.
Mención especial para la maravillosa banda sonora compuesta por Georges Delerue, colaborador habitual en los temas musicales de las películas de Truffaut. El tema Grand Choral, de estilo barroco, aparece intermitente a lo largo de la historia y se ha convertido en una pieza emblemática en la historia de la música del cine.
Lo que menos importa en La noche americana es la historia que se cuenta. Lo realmente importante es cómo se cuenta Os presento a Pamela, la película dentro de la película que nunca podremos ver.
Con La noche americana, Truffaut nos hace la pregunta que marcó su propia existencia: ¿es el cine superior a la vida? Y ustedes, ¿qué opinan?
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