... Singular, intimista, comprometido

2023-12-03

 

Carlos Catena

 

Singular, intimista, comprometido 


Carlos Catena Cózar es otro poeta joven de Jaén. Es torreño, y tiene dos poemarios publicados, además de algunas plaquettes. Poemas suyos aparecen en varias antologías, en diferentes blogs y revistas. Ha traducido libros y hasta ha ganado algunos premios poéticos, entre ellos el prestigioso Hiperión de poesía. También has sido traducido a diferentes idiomas. E incluso hasta ha publicado una novela.
En su poesía hay constantes contraposiciones entre lo rural, como el campo y su abuela, y lo frenético de lo urbano, como la ciudad y sus obligaciones diarias, así como sus obsesiones literarias: las servidumbres del trabajo, la emigración, el desarraigo, o cómo lo material condiciona nuestras relaciones afectivas. 
En palabras suyas: Me acompaña también siempre el poema que es humano, en tanto que es casi una palmada en la espalda o, en el polo opuesto, una bofetada. 
Pues que estos poemas escogidos sean eso:

Hechizo

 

Solo quien lleva años

observando desde la barca

día y noche la orilla

aproximarse lenta,

llegado por fin

un día a la orilla,

no baja de la barca

y corre tierra adentro,

sino que

se sienta junto al mar,

hace un dibujo del agua.

 

***

Escapismo IV

 

Dirán fuga o dirán éxodo,

quizá una palabra como diáspora

que —tan linda—

incluye la reproducción y las aventuras

de la semilla hasta ser hongo.

Es en realidad un avión

de gente triste, un castigo

del gobierno o los dioses.

Qué pueden hacer

en el aeropuerto los padres,

dicen adiós y sonríen.

No es de todos este miedo

al ojo del huracán:

es un avión

envuelto en nubes negras

donde nadie espera de tu boca

siquiera una palabra.

***

Mirar a otro I

 

Solo te miré durante tres horas

y ya soy capaz de delinearte:

las arrugas, el ojo vago, tu pasión

por temas ligeros como la física,

la manía de echarte el pelo hacia atrás

cuando yo te hacía sentir incómodo.

 

Podríamos haberlo hecho:

en aquel parque ofrecernos desnudos,

llamarlo cruising o cualquier otra cosa,

con la cabeza apoyada en tu hombro

decir que no quieres separarte de mí nunca.

 

Aún podríamos hacerlo:

buscar sin éxito una descendencia,

encontrar una ascendencia

y compartir los cuidados a nuestras madres.

Envejecer juntos,

ignorar que te estoy mirando

como tú nunca serás capaz

de mirar a un hombre.

***

mi padre me dice:

tardé cuarenta años en cobrar lo que tú cobras

yo pienso en 2008 las noticias y los titulares

mi primo Alberto exhausto de poner azulejos

trabajaba a destajo alicataba cien pisos al día

mi padre decía: no puede ser

tardé cuarenta años en cobrar lo que él cobra

nunca esperó nada de sus hijos (mi padre)

nos dio la impaciencia las letras una casa amplia

en el colegio los niños nos llamaban vagos

por no mancharnos nunca las manos con cemento

miro hoy mis manos aún limpias de camino al trabajo

mi padre repite: no puede ser

tardé cuarenta años en cobrar lo que tú cobras

con el mal augurio abro el ordenador accedo al sistema

lamento las ocho horas que me quedan y pienso

que el estallido de la burbuja inmobiliaria fue un alivio

para los que ponían azulejos a destajo

***

la piel se agrieta en Europa

y se reseca en el mundo árabe

la piel sola en Europa

ante la tormenta de arena árabe

cómo los frentes tormentosos chocan en la frontera

a un lado la nieve

a otro el desierto

a un lado la ciudad

a otro el desierto

a un lado nosotros

a otro el desierto

***

La mujer árabe

a las combatientes del PKK

 

la casa es

después de la ropa

la tercera piel de las mujeres

que tienen tantas pieles

que no hay mortero ni dron

que las derribe

***

toda tu vida repetiste (abuela)

lo único que tiene esta familia

es la buena disposición de los músculos

para el esfuerzo y el trabajo bien hecho

hoy años después de tu muerte

desde el centro de la estadística

en las semanas de vacaciones estipuladas

afortunado en la caída del empleo joven

visito tu tumba y te pregunto

qué hizo nuestra estirpe para merecer esto

***

en el extranjero una transferencia bancaria

es el único abrazo que mi padre puede darme

al usar la tarjeta de crédito lo imagino

apagando el despertador aún de noche

resentido por las ocho horas diarias

que se clavan en la espalda como ocho puñales

hace años mi padre me dio esta visa

para que fuera yo también un hombre entero

tanta benevolencia debería hacerlo santo

entonces yo a escondidas y en silencio

lleno de vergüenza le rezaría

para no ser nunca como él

librarme así de la nómina el contrato

un horario de cinco martirios:

uno por cada día hábil de la semana

***

mi abuela no quiere que yo me vaya

porque su padre porque su madre

los muertos y este país no fueron para esto

mi abuela quiere que yo me quede

que haga política y me alimente la furia

le digo abuela anda vente tú conmigo

ella dice que nunca va a darles el gusto

de dejarles el país para ellos solos

***

he visto a las mejores mentes de mi generación

destruidas por un contrato basura de cara al público

hombres y mujeres de ciencias emigrados al frío

indefensos sin literatura ante tal paisaje

no puede escribir sobre el fracaso

quien no ha bajado al infierno:

un restaurante donde languidecen los yonkis

se asean los mendigos

y vienen a morir las expectativas

un lugar de luz perpetua

donde algunos intentan escribir sobre el fracaso y otros lo copan

***

la primera diapositiva reza:

no malgastes la única vida que tienes

viviendo la de otra persona

con resignación comienzo así la semana

en este lugar blanco donde ocurren las reuniones

recuerdo que hay personas ajenas a la vocación

cuerpos que ignoran el tiempo y el despertador

reconocen el trabajo como un paso más

en la coreografía de aguantar vivos

aún a lunes y en esta sala de reuniones tan blanca

pienso también en mi abuela ahora muerta

jornalera toda su vida hasta conseguir una tierra propia

su cuerpo astillado como la madera de una herramienta

cuyo nombre –qué desgracia– desconozco

imagino una semana sin fin una vida sin ocio

ni simulacros de la muerte más allá del sueño y me pregunto

ante esta diapositiva que me insta a echar a andar

cómo la madera cómo el cuerpo cómo mi abuela

a la vejez veía las playas abarrotadas en la televisión

y decía que el país estaba lleno de vagos

abuela jornalera primero propietaria después

abuela de madera astillada y nombre olvidado

abuela cansada que temblaba al ver un paisaje extenso

por temor a que le hicieran cultivar tantas hectáreas

hoy te invoco desde esta reunión de trabajo

que maldigo y me consume y tan infeliz me hace

donde tan importantes son la pasión el entusiasmo y los conceptos

ajenos al jornal y a la supervivencia abuela te pregunto

desde esta reunión blanquecina que precede al alimento

si aprovechaste el momento viviste tu propia vida

o sentías acaso vocación por ser jornalera

***

si al atardecer de un fin de semana tomáramos

este mapa donde nadie dice estar triste

o esta oficina donde nadie quiere pasar la vida

costaría trabajo encontrar a quien lo nombre

de la misma manera que hace tiempo

clamamos la posesión de la tierra

el derecho al voto la transparencia política

o una sanidad pública a la que acudir

cuando el hogar queda demasiado lejos

repitamos hoy el procedimiento:

formar comités salir a la calle clamar

que la tristeza y este dolor en el pecho

cada domingo por la tarde

no son la vida que queremos

***

Obertura

 

Como en el cuerpo de Caín,

tus marcas de nacimiento prueban

que existe un orden para nosotros

escrito en la legislación,

o incluso en los cielos.

 

Por el lunar en la mejilla

sabemos que no tendrás hijos

ni serás dichoso.

Quizá sea esa la razón

por la que nos encontramos.

 

Por esta mancha

que se extiende en tu hombro izquierdo

naciste para que yo

te pusiera protección solar

bajos los árboles de la piscina.

***

Millennials

 

intento escribir un poema sobre mi generación

si mi generación fuera siria

no hay poesía capaz de hacer bella esta guerra

y solo puedo decir:

yo estaría muerto.

yo estaría muerto y para nada serviría este poema

si mi cuerpo yaciera en un charco de sangre

-ojos vendados, extremidades atadas a una silla-

a lo peor en mitad de los olivos:

abandonado y deshidratado y con el culo sellado

por pegamento industrial


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