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2022-12-18


Con las expresiones pasa como con la ropa, como se ponga una de moda te vas a hartar de verla o, en este caso, escucharla.

Así, en los últimos tiempos, estamos disfrutando de la expresión “Tolerancia cero” en boca de buena parte de esa gente que, por alguna razón en ocasiones inexplicable, tiene acceso a micrófonos y medios de comunicación.

Lejos de entrar en analizar la expresión en sí, lo que me llama la atención es la desfachatez y cara dura de algunas de esas personas a la hora de usarla en según qué casos.

Oímos a políticos decir que no van a dejar de tener “Tolerancia cero ante la corrupción” sin sonrojarse porque haya compañeros suyos encausados o condenados por esas mismas prácticas sin que ni el partido ni ellos mismos hayan dicho nunca una palabra al respecto o, en el peor de los casos, incluso le hayan mostrado su apoyo.

En estos casos casi siempre la expresión ahora analizada va unida a otra no menos utilizada con total conveniencia: “respeto de la presunción de inocencia”, algo que parece tener sentido en unos contextos y ser una aberración en otros, según que la digas hacia los tuyos o hacia los demás.

Tolerancia cero ante la corrupción es no ceder ni un ápice y perseguir, hasta sus últimas consecuencias a los corruptos, que se aprovechan del dinero y la voluntad de la gente para beneficio propio.

Quizá si acordaran que cuando un representante público, que lo es en nombre de un partido, es condenado por corrupción, ese partido no podrá presentarse en esa circunscripción en un tiempo igual a la condena, además de ser responsable subsidiario de lo robado.

Igual conseguimos que se le preste más atención a quienes nos representan.

Ah, y tolerancia cero con la corrupción también es no pedir que el fontanero te haga la reparación de la cisterna y te la cobre sin IVA. A cada cual su cuota de responsabilidad en la sociedad que tenemos.

Algo más de tiempo llevamos oyendo “Tolerancia cero ante la violencia de género”, y es cierto que las manifestaciones ante asesinatos machistas son cada vez más numerosas y plurales, pero a la hora de poner fin a toda esa serie de actos machistas de nuestro día a día, eso que denominamos micromachismos, nadie parece darle la importancia que realmente tienen. Y la tiene. Porque de aquellos barros, estos lodos.

Aunque, a decir verdad, muchos de esos comportamientos no son ni mucho menos “micro” aunque sí “machismos”. Y muchos están basado en comportamientos totalmente aceptados y asimilados desde que somos pequeños. Por eso resulta tan difícil luchar contra ellos, porque a las palabras de concienciación, que duran unos minutos, siguen horas y días de comportamientos contrarios a esas palabras.

Aún a día de hoy, sí, sorpréndanse, se puede oír a un Catedrático universitario espetarle a una profesora titular de amplio currículum y casi treinta años de experiencia, “tú cállate niñita y vete a planchar”

O ver como a unas niñas se les regaña por unos juegos de recreo, cuando no se actúa igual con los niños que juegan a lo mismo. Claro que en ellos no se ven las connotaciones que sí se ven en ellas.

Quizá este sea el mejor ejemplo de que esas connotaciones habitan realmente en la mente de quienes pretenden estar por encima, y no en quienes no ven mal alguno y que aún gozan de la fortuna de ver la igualdad como algo obvio.

Luego son esas mismas personas en muchos casos las que dan las conferencias habituales sobre igualdad, tolerancia, convivencia…

Tolerancia cero ante la violencia de género y la desigualdad es no permitir ningún tipo de acto discriminatorio, por leve o asumido que lo tengamos.

Uno siempre espera que ante una situación como las que provocan el uso de esta frase, vivida en carne propia, el apoyo social y de las personas y colectivos con los que tiene relación sea absoluto y totalmente desinhibido. A fin de cuentas, se trata de eso, Tolerancia Cero.

Pero esto no es así. Porque siempre anteponemos intereses propios, ya sean reales o culturales, para buscar la salida que nos permita justificar o quitar hierro, otra preciosa expresión que suena mal según quien la diga, y que nos haga poder mirar para otro lado hasta la próxima ocasión en que tengamos que volver a tener Tolerancia Cero.

“No merece la pena”. “No vayamos a empeorar las cosas”. “No tiene ningún sentido”…

¡Cuántas veces habremos oído “Tolerancia cero hacia el trabajo y la explotación infantil”! En cambio, no nos cuesta nada, ningún dilema moral ni nada que se le parezca, comprar productos fabricados en esas condiciones. Claro, el ahorro económico en nuestros bolsillos lo justifica.

El dinero, sobre todo si es el nuestro, justifica muchas cosas.

Tolerancia cero con la violencia, especialmente con mujeres, niños y personas más débiles.

Sí, eso está muy bien. Pero a mi niño le doy un cachete porque soy su padre y es por su bien.

Tolerancia cero con el despilfarro, especialmente el energético, que no están los tiempos para muchas alegrías.

Sí, por supuesto, pero yo quiero tener más luces de Navidad en mi calle que nunca. Que la Navidad son solo unos días, aunque cada vez más, y no vamos a amargarnos también estos días.

Y así podríamos seguir un buen rato, hasta hartarnos o dejar de leer, lo que ocurra antes.

Con todo esto no quiero llamar la atención sobre un hecho concreto, al contrario. Son tantos y tan comunes que sería casi imposible poner un solo ejemplo. Lo que intento es que miremos a nuestro alrededor y seamos capaces de identificar estos casos y, aún más difícil, actuar en consecuencia a aquello que decimos defender.

Espero que esta reflexión no les haya molestado, pero sí que les haya removido un poquito la conciencia, analizando sus comportamientos diarios. No teman si descubren en ustedes mismos este tipo de contradicciones. A mí también me pasa. El problema no es caer en ellas, como todo el mundo. El problema es verlo y no hacer nada al respecto.

Pensemos que solo cero es cero, y todo lo demás, no lo es.

En cualquier caso, ha sido un placer retomar el contacto con todas las personas libreopinantes, a las que espero no haber aburrido y a las que amenazo con volver a molestar con nuevos artículos en los próximos números.

Recuerde, tolerancia cero con artículos que no nos provoquen ni una mínima incomodidad.


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