... Poeta, leyenda del rap

2024-04-21

 

Gata Cattana

 

Va a hacer ya siete años el choque anafiláctico que acabó con la vida de la jovencísima Ana Isabel García Llorente, nos dejó huérfanas de una muy posible gran poeta, además de rapera, politóloga y feminista.

Nacida en Adamuz, Córdoba, en 1991, ya desde muy pequeña apuntaba maneras: tenía una gran imaginación, no se entretenía con muñecos, era más de leer, de leer y de pintar.

Después, aunque a Ana le hubiera gustado vivir de su escritura, la música era su pasión, y el flamenco, su género preferido. Empapada de cultura andaluza, las palmas y los cajones le fascinaban. Pero, sin embargo, fue en el rap donde definitivamente encajó. En el flamenco voy a ser una más, mamá, pero en el rap soy la caña. Pues el rap es como una liberación total de lo que llevo dentro, como el grito de los samuráis antes de la batalla.

Su mensaje era claro y siguió siendo el mismo en toda su obra: feminismo, justicia y libertad. Y siempre asentado sobre unos pilares muy sólidos: su tierra andaluza, la mitología y cultura clásicas (sobre todo griega y egipcia) y la realidad de nuestra época (lo que está pasando en el mundo). Leía a Lorca, a Neruda, a Espronceda y escuchaba a La Mala Rodríguez y a Rafael Lechowski. La mezcla puede parecer extraña, pero ella consiguió generar unos versos llamativos y un estilo cargado de referencias históricas que, traídas al presente, cobran más sentido que nunca.

Pues eso, que si queréis saber algo más de ella, buscad en las redes, leed sus dos poemarios y escuchad sus discos. Para empezar, sin embargo, aquí lleváis un aperitivo pequeño y muy incompleto de su obra:

El orden de los factores

 

Matar al padre.

Matar al hijo.

 

El orden de los factores

altera el producto.

 

Dicen los viejos, los libros,

los filósofos..

todas las fuentes de conocimiento que conozco

dicen

que es fundamental

primero

matar al padre

y luego

matar al hijo,

si lo tuvieras.

 

yo he tenido muchos

muchos, tantos

que ni siquiera recuerdo

los nombres que les puse.

que ni siquiera la hora del parto,

ni la hora

de la muerte.

Tantos que

ni uno favorito,

ni mi ojito derecho,

tantos que de

tantos caínes y abeles

aquello era una guerra civil.

 

y yo estaba ahí,

con el rostro serio que debe tener Yahvé

viendo,

dejándolos morir...

participando activamente

en la de algunos:

 

-tu quoque mater mii?

-ego quoque, ego quoque hijo mío,

 

con mis propias manos

con el mismo puñal que a tus hermanos

hube de matarte en favor propio

y aún así

me siguen saliendo los tiranos

desde el coño a la cabeza,

de la punta de las manos a la punta

de la lengua, cada equis tiempo

y cada equis tiempo

la sangre nos riega

la casa.

 

Todos los psicólogos,

las bibliotecarias, los poetas,

todas las fuentes de conocimiento

que conozco

y los farmacéuticos insisten:

es fundamental

matar al padre

y luego

matar al hijo.

 

Pero he tenido tantos,

he sido tan madre que

apenitas tiempo para ser hija

y mi padre sigue vivo.

 

Pero sólo tengo uno.

 

***

 

Yo no sé...

 

No sé si ellos podrán demostrar que no están locos.

 

Yo he podido derribar cada diagnóstico, cada hipótesis.

Me he estado hurgando varios años

y nada de traumas infantiles

ni patologías innatas.

 

Tampoco ha habido daños relevantes

ni secuelas producidas por la droga.

En teoría mis conexiones neuronales funcionan bien

y mi capacidad psicomotriz

no se ha visto afectada.

 

He descartado la depresión porque

uno no puede estar deprimido veintidós años

y seguir vivo, al menos yo no,

así que tal vez haya sido una muerte prematura,

o un nacimiento fantasma.

 

De todas formas algunas veces he visto la luz,

y los días me van cayendo mal

o bien de manera aleatoria,

no es algo perenne pero tampoco un mal de ojo,

no depende de mí...

 

También estuve mirando lo del síndrome de Asperger

y aunque de primeras me reconociera algunos síntomas

luego lo fui viendo más claro.

 

Lo mío no es falta de empatía ni de escrúpulos,

ni mi afición favorita es ir por ahí reventando

los esquemas de la gente,

bueno un poquito sí, pero no para tanto.

 

Si lo que yo tengo fuera eso...

ya hubiera rapado a esos hippies,

ya habría perdido la lengua,

ya me hubieran colgado en la plaza del pueblo.

 

Sin embargo existe un código:

 

Escuchas sus gilipolleces mientras asientes

y luego sonríes y dices

que respetas su punto de vista.

 

Su punto de vista de mierda.

 

Y luego ellos se van reforzados,

y continúan expandiendo su discurso

entre los tuertos y los ciegos

y éstos lo asumen con las bocas abiertas, replicantes,

sin que nadie ponga freno a esta parida global.

 

Y así nos va.

Asumiendo el sinsentido y el dictado

de las pautas, guardando apariencias,

dejándonos llevar por tanta tontería

y renunciando a ponernos en nuestro sitio.

 

A ponerles en su sitio cuando se les llena

la boca pregonando sus dogmas de mierda,

enarbolando sus ídolos de mierda,

demonizando al débil,

perdiendo los escrúpulos por guardar las formas.

 

Así se instaura este modelo caníbal,

así se come caliente,

así se es bienvenido.

 

Y si no vete a Cuba o al psiquiatra

o hazte ermitaño, pero vete,

porque corres el riesgo de ser

una muerte prematura, un nacimiento fantasma,

una baja en el registro...

 

Yo no sé si este mundo puede demostrar que no está loco.

Yo si.

 

***

 

Que no te engañen

 

Que no te engañen.

Vendrán, claro que vendrán,

todas las posibles alternativas

que no escogimos.

 

Primera del plural. Punto.

 

Claro que vendrán.

Harán sus apariciones estelares

en forma de oasis,

de delirium tremens

de paraíso fiscal y opulencia.

 

Vendrán en diversas formas

todas exquisitas, casi regaladas,

suculentas, hipnóticas imágenes

de fronteras sin dios y sin orden,

todos los caminos descartados,

todos los errores no cometidos

a pedir explicaciones.

 

Y traerán lenguas

como sogas al pescuezo

y retórica implacable

y discursos vencedores

incitando a arrepentirse.

 

Jugarán fuerte.

Subirán la apuesta.

 

Cuando eso pase

llámame.

Doble o nada.

Nosotros ganamos.

Que no te engañen.

 

***

 

Demasiado para un poeta

 

De repente: la chica.

Sentada en el borde.

Con las manos temblorosas, con la voz,

con el foco alumbrando como si no lo notara,

con sus montones de papeles y naufragios esparcidos por el suelo...

 

La camisa blanca, como si fuera inocente.

Los pelos revueltos,

la mirada esquiva frente a esa masa

que tiene pinta de pedir explicaciones.

 

Luego mira hacia atrás como buscando el impulso,

respira, se yergue sobre sí misma

y se levanta con un gesto desafiante.

 

¡Decidle! Decidle a León Felipe que yo también

me sé todos los cuentos.

Que cuatro generaciones después

nos siguen durmiendo los mismos cuentos

y entorpeciendo y atormentando los mismos cuentos.

Y que yo tampoco sé muchas cosas es verdad,

pero con tanto cuento, las pocas se me olvidan

y las que no me dejan dormir.

 

La poesía es un arma cargada de miseria

que aniquila al enemigo y al que pulsa el percutor,

que erosiona despacito.

 

Decidle a Celaya que se explique,

que cuatro generaciones después seguimos sin saber

qué entiende él por futuro.

 

Y que éste arma ni aprieta ni ahoga.

Y rasca muy bien pero donde no pica.

 

Decidle, que ahora que nos dejan

decir que somos quien somos,

(y tampoco mucho...)

es porque no somos nadie,

porque vamos a la nada entusiasmados

y en fila de a uno.

Porque somos demasiado poco peligrosos.

 

Y ya de paso a Unamuno:

Que vencieron y convencieron,

y que convencieron muy bien.

 

Y que luego vino la paz social

que tanto esperaba,

y la calma se hizo insoportable,

y la gente por consecuencia se hizo

insoportablemente mediocre,

y la vida siguió como siguen las cosas

que no tienen mucho sentido, como decía aquel."

 

Se toma un respiro, bebe un sorbo de agua y se aclara la voz.

Luego se aparta el pelo de la cara y continúa diciendo:

 

¡Y el pobre Neruda!

Supongo que le habrán dicho que ya cayó Stalingrado,

que algo sabrá de este tinglado y estará revolviéndose en su tumba.

 

Lo cierto es que pudimos escribir versos más tristes

que los suyos en noches de lascivia y Pandemónium,

en noches que no le deseo a nadie porque después de Al Alba

todas vinieron cargadas de buitres callados y oscuros presagios.

 

El pobre Neruda, el ingenuo Neruda.

Claro que vinieron noches más tristes y versos de hiel,

a ver qué se creía, ya era hora de que se enterara.

 

Pero no le contéis de Stalin, no le pongáis la tele, eso no.

Eso sería demasiado cruel.

Mejor continuar el show como en la peli esa... Good Bye Lenin

 

Le partiríamos el corazón si descubriera cómo está

el mundo de los vivos,

de cómo la jodimos y fallamos en todo lo que se podía fallar.

 

Si se enterara jamás volvería a escribir un sólo poema de amor,

y todos los demás vendrían tapiados con metralla y hormigón,

ni una sola azucena, ni una sola.

 

Y tampoco queremos eso.

Es demasiado para un poeta.

 

***

 

Los mapas

 

Malditos sean los mapas,

las coordenadas, las carreteras

y las vías de la Renfe.

 

Malditas las unidades de medida:

las horas, los kilómetros, los números.

 

Malditas sean las comunidades autónomas,

el tendido eléctrico,

las líneas telefónicas,

las conexiones automáticas

y la red virtual.

 

¡Malditos los poetas!

¡Maldito Salinas, maldito Machado!

Y Gustavo

y Federico.

 

Malditas las tostadas

con café por las mañanas.

 

Malditas las canciones

que me arranco, los testigos.

 

Malditas las camas de uno cuarenta, el alcohol y los planes a la larga.

 

Malditos los pensamientos impuros,

las ideas lujuriosas y la líbido.

 

Malditas sean también las comparaciones.

Y los dólares, la ley del suelo

y la burbuja inmobiliaria.

 

Malditas las parejas de la mano,

malditos los besos sin tapujos,

maldito el camino de vuelta.

 

Y tus ojos.

 

Y todas las cosas que me recuerdan que no estás.

 


 

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