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CRISTINA LORENZO "sobre todo, dejar de exigirse ser perfecto. |
2025-11-02
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Reacción ante el estrés

La Real Academia Española define el estrés como la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves. Se trata de un estado que se manifiesta cuando percibimos una situación o suceso como amenazante o desbordante y sentimos que se escapa de nuestro control.
Se tiene la creencia de que el estrés es malo, pero no es del todo cierto. En su justa medida, sirve para la motivación y el arranque en situaciones donde el reposo actuaría en contra. Podríamos dividirlo en dos grupos: por un lado, el denominado estrés de evitación o huida, que nos permite tomar acción para escapar de una situación que consideramos peligrosa y que sabemos que no podemos cambiar y solucionar. Y por otro, el estrés de adaptación, que nos permite, a través de nuestros recursos, amoldarnos a las exigencias de nuevas situaciones. Por ejemplo, el comienzo de un nuevo empleo.
Hoy día cualquiera de nosotros sufre episodios de estrés o de ansiedad en un mundo tan agitado. Cientos de tareas mundanas que se gestionan a contrarreloj: tener que llegar a tiempo al trabajo sin encontrar atascos, entregar un proyecto dentro de su plazo, preparar con éxito una reunión, recoger a la hora exacta a los niños del colegio, pensar en cómo pagar las facturas, cuestionarse qué preparar de comida o de cena, no olvidarse de escribir o llamar a ese amigo o familiar que está de cumpleaños… Todo un largo etcétera de tareas cotidianas que condicionan nuestro estado de quietud mental.
El estrés se manifiesta con insomnio, aumento o pérdida de peso sin razón, dolores de cabeza, problemas gástricos, tensión y nerviosismo, cambios de humor, reacciones alérgicas sin causa justificada, etc. Millones de personas en todo el mundo lo sufre, sin embargo, pocas consiguen una buena gestión, y es que —tal y como demuestran estudios científicos— una mente estresada merma la capacidad de controlar las emociones y la toma de decisiones.
Antes de llegar a que el estrés nos condicione hasta el punto de dominarnos por completo, se pueden emplear algunas técnicas en nuestra rutina diaria para poder reducirlo y gestionarlo como: intentar organizarse, tomarse descansos, hacer deporte, llevar una buena alimentación, rodearse de personas positivas y, sobre todo, dejar de exigirse ser perfecto.
Desgraciadamente, el estrés es el lema de la vida moderna, pero si se gestiona de manera correcta, se puede superar. No es el estrés lo que mata, es la reacción al mismo. No se puede permitir que la mente intimide al cuerpo y le haga creer que debe llevar la carga de las preocupaciones. Absolutamente, todos los problemas tienen solución, todos menos uno, la muerte. Por lo tanto, cada uno de nosotros debe ponerse en primer lugar, priorizar lo que realmente vale la pena y dejar a un lado lo que no sirve.


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