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JUAN CANO PEREIRA "lo inquietante es vivir en medio de la hecatombe como si no pasara nada |
2025-10-05
Lo anodino y el miedo
A veces, lo anodino, lo aparentemente corriente, o el tedio que genera la normalidad que lo acompaña, se puede convertir en algo inquietante, incluso hasta llegar a crear una sensación —con toda probabilidad ficticia— de miedo, e incluso de terror. Se me ocurre como ejemplo uno de los más sobresalientes relatos escritos por Julio Cortázar, «Casa tomada». Esa pareja de hermanos que disfrutan, no solo de compartir la espaciosa casa familiar, sino también de repartirse las rutinas que la convivencia conlleva: limpieza, comidas… Esa extraña felicidad que paulatinamente los aísla de todo contacto exterior. Aunque lo que produce verdaderos escalofríos en esta historia es la pasividad de ambos protagonistas frente a la invasión de unos ruidos que vienen de fuera, de lo desconocido, y que los va empujando de habitación en habitación hasta que los hace abandonar la casa.
Claro que, estamos hablando de un relato, de una obra de ficción, puede que alegórica de una situación real, aunque creo que Cortázar nunca se pronunció sobre si ese miedo desconocido de «Casa tomada» era en realidad el peronismo, recién aterrizado en Argentina cuando el autor escribió este cuento.
Porque otras veces, lo inquietante —al menos para quienes lo vemos desde el otro lado, no sé si de la casa o de las cosas— es esa pasividad, ese seguir viviendo en medio de la hecatombe como si no pasara nada. Porque lo que da verdaderos escalofríos es observar a esa otra parte de la sociedad que sigue viviendo en la cotidianidad de su confort, tras el blindaje de sus ventanas con doble aislamiento: tanto térmico (ni el frío ni el calor que se les cuele en su mundo, no te digo ya el cambio climático), como acústico (ni gritos, ni llantos, ni protestas, ni bombas…)
Tal vez, esa gente del otro lado de la ventana, o de la casa, se sienta como el cerdito de ese otro cuento, este infantil y tradicional, que construyó la suya con ladrillos, aunque, mucho me temo, que esta vez el lobo es un ser transgénico con mucha más fuerza y maldad, capaz de derribar casas de ladrillo a dentelladas o de romper doble acristalamiento a puro aullido.
Pero mientras tanto, ahí siguen ellos, como en aquella canción del primer álbum de los Talking Heads: «mi edificio tiene todas las comodidades/me hará la vida más fácil/será fácil hacer las cosas/me relajaré junto con mis seres queridos». Sublimando lo cotidiano, pero, como decía aquel crítico de la revista Rolling Stone sobre David Byrne, cantándolo «como lo habría hecho Tony Perkins si Psicosis hubiese sido un musical».
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