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MARCELA CASILLAS "El Día de Muertos nos invita a mirar el pasado con respeto, |
2025-11-02

Vivir es recordar

En México, cada Día de Muertos nos reunimos con quienes amamos, incluso con los que ya no están. Los recordamos con flores, sus cosas favoritas, pan, dulces y fotografías, como si el tiempo se abriera por un instante para permitirnos conversar con la memoria. Es una celebración que une pasado y presente. Desde la creencia de que la muerte es una continuación de la vida y no un final —un todo armonioso—, afirmamos que la existencia continúa en la huella que dejamos en los demás.
Vivir es recordar. No desde la nostalgia, sino desde la gratitud. Cada altar habla del amor que sigue latiendo. Cada platillo cocinado, cada vela encendida, cada canción, honra el esfuerzo y la alegría de quienes nos antecedieron, privilegiando el recuerdo sobre el olvido, con la convicción de que, mientras se recuerde a una persona, nunca muere del todo. Recordar es reconocer que seguimos habitando el mismo hilo de vida entre generaciones, estableciendo un puente que permite a las almas de los difuntos regresar, aunque sea por un momento, a convivir con sus familias.
El Día de Muertos nos invita a mirar el pasado con respeto, el futuro con esperanza y el presente con amor. Nos recuerda que la muerte no rompe los vínculos, solo los transforma. Acompañar a nuestros mayores, respetar las tradiciones, escuchar sus historias y aprender de ellas es también una forma de mantener viva la memoria colectiva, de integrar nuevas influencias sin perder nuestras raíces.
En las familias, estas fechas se vuelven un encuentro de edades y emociones. Así, el recuerdo se convierte en enseñanza y la enseñanza, en herencia. Cada historia compartida reafirma la continuidad intergeneracional, la certeza de que nadie desaparece del todo mientras se le siga nombrando.
Honrar el pasado no significa quedarse en él. Significa vivir con conciencia de quienes lo hicieron posible y con compromiso hacia quienes vendrán. Las generaciones se sostienen unas a otras: los mayores nos muestran el camino recorrido; los jóvenes aportan el impulso para seguir adelante.
Entre generaciones, el Día de Muertos es una lección de vida. Nos enseña que amar es trascender, que cuidar es preservar y que celebrar es recordar. Porque mientras sigamos mostrando sus fotos y compartiendo historias, la vida nunca dejará de tener sentido.
Vivir es recordar… y recordar es otra forma de seguir viviendo.


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