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2024-04-21
Anatomía de una caída
Prepárense para no pestañear durante las dos horas y media que dura el metraje de Anatomía de una caída, la película que viene avalada por la Palma de Oro en el último Festival de Cannes y el premio al Mejor Guion Original en la última edición de los Óscar. La directora francesa Justine Triet disecciona de forma asombrosa las relaciones afectivas que se ven alteradas ante el acontecimiento de un suceso trágico. La cámara se convierte en un preciso bisturí que va desgarrando la cotidianeidad de la convivencia familiar, como el escalpelo de ese médico forense que indaga en la anatomía de un cuerpo caído, intentando explicar lo que parece inexplicable. El ritmo de los acontecimientos, que pudiera parecer que se ralentiza con la celebración del juicio, es, por el contrario, vertiginoso. No hay detalle que perder. Todo ha podido ocurrir. Solo dos flashbacks interrumpen la continuidad de la acción. Uno de ellos, la secuencia en la que el niño narra su viaje al veterinario con su padre, demuestra una destreza narrativa, como pocas veces podemos ver en una sala de cine. Anatomía de una caída
nos plantea, a través de un perturbador viaje psicológico, la búsqueda de la verdad.
Pero, ¿cuál es la verdad?, o ¿hay una única verdad? Impresionante la secuencia en la que Daniel, el hijo de Samuel y Sandra, hace dudar a la impertérrita juez y pone en jaque al agresivo fiscal, demandando que se busque el porqué de lo ocurrido, en lugar del cómo ha ocurrido. El ritmo narrativo es preciso y directo, sin caer en ningún momento en fáciles giros de tuerca. Sin embargo, y paradójicamente, la ambigüedad de la cinta es tal, que la directora francesa ocultó a Sandra Hüller, la actriz que da vida a la mujer acusada de asesinar a su esposo, el desenlace de la historia, por lo que nunca supo durante el rodaje, si su personaje era o no culpable. De esta forma se pretendía conseguir que actuara como si no tuviera remordimientos y se aseguraron de que se mantuviera el misterio hasta el final. La actuación de Sandra es sencillamente espectacular, combinando rasgos de frialdad y sensibilidad que no hacen, sino acrecentar las dudas que nos plantea la película. El juicio a Sandra es el juicio a cualquier mujer fuera de la ficción: la mujer perfecta o, por el contrario, mala persona, mala madre y mala esposa. La música estridente con la que comienza el enigma es determinante. La famosa canción del rapero estadounidense 50 Cent, introduce en la historia, de manera simbólica, al malogrado Samuel, el marido de Sandra. Fue difícil encontrar al actor que iba a encarnar al niño Daniel, un chaval con discapacidad visual que va a cargar con toda la emotividad que desprende la cinta. Finalmente, después de un numeroso casting, fue seleccionado el joven Milo Machado Graner de 15 años, que se tuvo que someter a varias lecciones de piano y se puso en contacto con personas ciegas para perfeccionar su interpretación. La discapacidad de Daniel no es casual. Triet ha manifestado, en alguna entrevista, que con la ceguera del niño ha pretendido hacer una alegoría con la representación de la justicia (una mujer con los ojos vendados). No puedo pasar por alto a una de las mejores interpretaciones de Anatomía de una caída. En esta ocasión no estoy hablando de un actor o actriz, sino de Messi, el perro de la familia, guía de Daniel. Los primeros planos de este hermoso Boder Collie de ojos azules son impresionantes y su sutil presencia en la historia incrementa el misterio que nos embarga. Messi fue el gran protagonista de la noche de los Premios Óscar 2024.
El título elegido nos remite inmediatamente a otra obra cumbre del cine, la mítica Anatomía de un asesinato de Otto Preminger de 1959. Justine Triet lo eligió sin importarle la inevitable comparación entre ambas películas. Anatomía de una caída mantiene el misterio aún más allá de sus doscientos cincuenta minutos de metraje. Dos horas y media que se pasan volando. Lo que realmente ocurrió forma ya parte de los enigmas del cine. ¿Tú qué opinas, fue un crimen o un accidente?