... fue ignorada e incluso rechazada por el Festival de Cine de Sitges.

2024-06-02

 

La mesita del comedor

 

Una película indie, rodada en tan solo diez días, en un departamento y una tienda de muebles, con el presupuesto de un cortometraje. Estos son los ingredientes de la última propuesta cinematográfica del director catalán Caye Casas, La mesita del comedor, una película que ha sido calificada como la más angustiosa y sorprendente del año. Casas dice que quería contar una historia inexplicable, pero al mismo tiempo inolvidable. Una película terrorífica, pero que fuese a contracorriente de lo que es la típica historia de terror, sin fantasmas ni zombies. En un principio nadie hablaba de ella,

fue ignorada e incluso rechazada por el Festival de Cine de Sitges.

No aparecía en las carteleras de los cines españoles, porque ninguna distribuidora se atrevía con ella. De hecho, uno de los grandes distribuidores al verla dijo que La mesita del comedor no debería de existir por su insoportable crueldad. Pero entonces ocurrió lo inesperado. La cinta cayó en manos del mismísimo Stephen King, el mago del terror contemporáneo, que la catalogó como horrible y negra, como si se tratase del sueño más oscuro de los Hermanos Coen. Era el impulso que necesitaba para dar el salto a las plataformas, ha sido estrenada en Filmin, y se ha convertido en la película con más de cuarenta premios en su género en 2023.  La crítica no ha escatimado en bautizarla con titulares tales como: la historia más aterradora, jamás vista, horror auténtico, sin artificios, te sumergirá en un infierno mental insoportable… Caye Casas confiesa la influencia de Alex de la Iglesia en sus filmes. Utiliza el principio hitchcockiano de que el suspense sucede cuando el espectador sabe más que los personajes. Maneja a la perfección los espacios, los primeros planos y los tiempos del relato. La cámara no cuenta lo que pasa, silencia la historia y solo nos muestra el sufrimiento del protagonista.  Los personajes se mueven todo el tiempo en un espacio reducido que favoreció la creación de un ambiente claustrofóbico. Sus interpretaciones recorren el corto camino que se produce entre la angustia y la sátira. Todo se vuelve irrespirable. No puede ser que lo que está ocurriendo, haya ocurrido realmente. Dan ganas de huir, de parar un momento, de mirar hacia otro lado. Es el terror de lo cotidiano. Ese destino cruel que cualquier día nos puede golpear. Por otra parte, hay algunos aspectos que evidencian quizá la celeridad con la que se ha contado la historia: algunos diálogos incoherentes que podrían haberse matizado mejor y algunos comportamientos de los protagonistas poco verosímiles. Pero en el cine, ya se sabe, este tipo de licencias se permiten e incluso se precisan, para autoconvencernos que esto no nos puede pasar en la vida real.   Detrás de esta pesadilla se encuentra un gran trabajo por parte de todos los actores, principalmente de la pareja David Pareja y Estefanía de los Santos, que cargan con el peso de la historia. Mención especial a la fallecida Itziar Castro, que realiza una breve pero brillante interpretación. Fue un rodaje muy duro, tan terrorífico como la propia historia, en el que casi todo el mundo enfermó de gripe. Se rodó en el piso de una amiga del director y según cuentan los protagonistas, ocurrieron muchas cosas curiosas, incluida la inundación del piso de arriba, que provocó que todo el set de rodaje se llenara de agua. La banda sonora, que fue nominada para los premios Goya, está compuesta por Esther Méndez, conocida artísticamente por Bambi kina. Su música consigue transmitir el ambiente, a la vez cotidiano y a la vez claustrofóbico, de la historia.    

Prepárense para el sudor frío, quizá náuseas. También para reírse un rato con el humor más negro que hayan conocido.  Y tengan cuidado cuando, algún día, casualmente, vayan a cualquier tienda de muebles a comprar una mesita para el comedor.


 

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