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PEDROPA GARCÍA "Sin la oscuridad, la luz no tendría sentido |
2025-07-13
Memorias de un caracol
Esta frase, “La vida solo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia adelante”, pronunciada por la excéntrica anciana enamorada de la vida Pinky, en Memorias de un caracol, es el modus operandi de esta historia de animación que nos presenta el australiano Adam Elliot, con la que ha obtenido los premios al Mejor largometraje de animación en el Festival de Sitges 2024, al Mejor film internacional en el Festival de Göteborg 2025 y fue nominada en los Premios Óscar 2025 en el apartado de cine de animación. Elliot elige a la figura del caracol para su historia porque le cautiva la idea de cómo estos animales se mueven en círculos, como si fueran ciclos, lo que es algo muy simbólico de la vida. Memorias de un caracol, a pesar de ser de una película de animación, no es una historia infantil. Se puede considerar una tragicomedia: sin la oscuridad, la luz no significa nada dice Grace Pudel, la niña solitaria e inadaptada que protagoniza la historia. Y es que, en efecto, la vida es una mezcla de luz y oscuridad, de comedia y tragedia, que nos produce un vaivén de emociones. El cineasta australiano ha confesado una fuerte dosis autobiográfica en su película, cuyo desencadenante fue la muerte de su padre que le provocó una depresión. La relación entre la niña Grace y la anciana Pinky, las dos grandes protagonistas, es el eje sobre el que gira la historia y que rememora la relación que Adam Elliot mantuvo con su abuela: creo que podemos aprender mucho de la gente mayor, mi abuela me enseñó mucho, quizá más que mis padres. Grace consigue convertirse en una persona valiente y ve, por fin, la luz, gracias a los consejos y cariño que le profesa Pinky. El tercer gran protagonista es Gilbert, el hermano gemelo de la niña Grace, lo que plantea una profunda reflexión sobre las relaciones especiales que se producen entre los hermanos gemelos. Desde el punto de vista técnico, la película está realizada por el sistema stop-motion con figuras de plastilina hechas a mano con un diseño un tanto feo. Sin embargo, los personajes empatizan con el espectador, por su entrañable comportamiento. El proceso de escritura del guion se prolongó durante tres años y se utilizaron hasta dieciséis borradores para dar forma a la historia.
Memorias de un caracol nos conmueve con temas como el desamparo y la pérdida. Una deliciosa fábula, en la que la niña Grace, que lucha por salir de su propio caparazón, cuenta sus vivencias a su caracol preferido. Una joya del cine de animación, que te producirá alguna lagrimita.
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