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ALFREDO INFANTES DELGADO "Escribir con lo que nos quita el sueño |
2025-10-19

María Ángeles Maeso

La soriana María Ángeles Maeso Arribas ha sido profesora de Lengua y Literatura y de talleres de creación literaria, coordinadora de programas socioculturales en campos de marginación social, miembro de equipos editoriales para la elaboración de guías didácticas, crítica literaria en numerosos medios. Como ponente, ha participado en cursos, congresos y encuentros de escritores y escritoras organizados por diferentes instituciones, entidades y colectivos.
En poesía, ha publicado ocho poemarios y sobre su poesía se han publicado dos antologías. También ha coescrito con Ana Pérez Cañamares una antología de poesía por la igualdad: Qué será ser tú.
También ha publicado dos novelas y algunos libros de literatura infantil.
Con su pluma, Maeso sigue pintando el amanecer de la conciencia social. Su obra trasciende el tiempo, resonando como un eco eterno en la sinfonía de la poesía comprometida.
En ella se funden el rigor lingüístico y retórico en el trenzado discursivo, y la atención a los dolores sociales desde una posición que se toma en serio el sufrimiento de los menos favorecidos social y económicamente.
Su obra es un conjunto poético donde la búsqueda de la tensión expresiva y del impacto estético está acompañada de la denuncia y la impugnación política.
Su poesía ilumina o arroja luz sobre conflictos sociales, laborales, políticos, desde el estremecimiento, desde el golpe estético. Destaca en su trabajo con la tensión del poema y con su fuerza evocadora, que precisamente estimula la crítica política que sus textos enuncian.
Para hablar de este mundo desquiciado, para dejar al aire su armazón de óxido, chirriante, sus muñones, la poeta se atreve a desencajar el lenguaje, a hacerle, gramaticalmente, saltar hecho añicos. Se vale de preguntas en batería, ardientes y absurdas, de reiteraciones cortadas o latiguillos que cojean, de ambigüedades que supuran la incertidumbre, de anáforas acusadoras, de hipérboles visionarias, de ironías acedas, de...
Si leéis lo que sobre ella dicen algunos críticos, es una de las primeras voces, y más acertadas, de la corriente poética de la conciencia crítica desde la óptica surrealista, una gran voz del extremo.
En palabras de María Ángeles: Para mí, escribir poemas es una inmersión en las palabras hasta dar con las que tienen el poder de certificarme verdadera, lo que no es poco.
O también: El mundo no se cambia con poemas, sino socializando los medios de producción.
En verdad que me ha sido complicado seleccionar unos cuantos poemas que sirvan de muestra del quehacer de esta gran poeta, pero aquí van algunos con la intención de que los disfrutéis:
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Andar ¡Es tan distinto imaginar el cielo a despertar de súbito en él! (Emily Dickinson)
Si hubo una quimera, ya sabrá la flor qué hacer con lo robado al fuego.
Sucede así. En el principio no fue el verbo: Tú, sin nombre. Yo, en silencio.
Si en los contenedores de la primera persona del singular hubo una quimera, tendrá que empezar algo, un dedo, un hombro, un paramecio, un grano, un poco de relámpago.
Querida primera persona del plural: si hubo una quimera, tendrá que haber sendero.
***
Se es quien baja abrazando el cofre de los hechos consumados, recién abierto. Se va en tropel, por donde antes, diez años o media hora antes, la serpiente desovó.
Pero se no es de humo ni de plumas, es quien mira con los labios cosidos y ve, a ráfagas, nieve con piedras en su yema, nubes en llamarada o el silencio arrodillado del bosque que juramos no pisar.
Se es de balde y, en almendra vana, de baldío existe. Puede llamarse dios o tau como la proteína, intrínsecamente desordenada. Se es cualquiera en la fosa común mirando de frente al ángel.
***
Quien, de primera mano, nada sabe, se levanta al verlo en las películas subtituladas. Hay tanta gente bailando en la oscuridad, que es fácil perder fechas o papeles.
Hoy nacen, de la alegría del río, el sol de la tarde y las hormigas que, a deshora, revisan expedientes, se sonrojan, nos llaman, se disculpan, nos dan nueva carpeta y, en la bolsa de las bodas de la noche y el alba, firmamos por cuatro meses.
***
Lluvia de estrellas
No son astros, sino restos diseminados por un cometa a lo largo de su órbita.
¿Crees poder alimentar por trozos a la que quisiste ser entera?
¿Alimentarla con recuerdos? ¿O deseos? ¿Con algo intermitente expresado bellamente? ¿Un rato?
El sol gotea decimales, pero no son estrellas.
Ellos, los dueños de los días, actúan por la vía láctea con prisa de tijeras.
Despiden de mil en mil y lo así truncado es lluvia de canteras:
canteras del yo y del nosotros, canteras del dicho y del hecho, canteras del recuerdo y la esperanza.
Llueven, en las canteras del sueño, demasiados picos de estrellas.
***
Como si fuera pájaro “El asesino, virtual; las balas, virtuales; la cabeza, real mente destrozada” (Salustiano Martín)
Tú, que te mueres por decir nosotros, prueba con el puñado de esdrújulas que cada mes se caen con los ojos empapados de vértigo y cemento.
Esta vez la viga de hierro le ha partido el alma y todo lo demás a uno de los nuestros. -Déjalo así.
El que subió a la construcción como si fuera único tenía una edad como la tuya, igual número de hijos, tu mismo contrato temporal
y una jornada tan completa como tú de piedra y máquinas al aire.
Cualquiera muere a contramano interrumpiendo el sábado. Cualquiera, vislumbrándose de tierra, dice nosotros y queda igualado.
Pero antes, en vivo, ¡qué falso el falso suelo! Qué postizamente suena ahí mismo: en las paredes tímidas del vecino, prójimo devuelto a tembloroso pajarito de olfatear grisú, a ranita detectora del génesis, a mula camicace o simplemente a piedra.
En vivo, probad en alto andamio los plurales y ved quiénes son los que una y otra vez tropiezan con el sol y, estruendosamente, del nosotros, caen.
***
Como esos lugares de encuentro que ves en los aeropuertos, ¿ya eres, sin palomas, sólo-cuerpo-suelo para que puedan celebrar su cita la flor y las agujas?
¿Y el resto? ¿Y todo lo que dejabas para después de la muerte?
Todo lo que daba vueltas, como ese millón de refugiados alrededor del lago Tanganika, ¿ya fue tocado, hundido, quemado, descuartizado...?
***
Como gotas de sangre los frutos de las moreras... Con qué cara llorar en el teatro (César Vallejo)
Como gotas de sangre los frutos de las moreras pesan y las doblan hacia el cristal.
Es fruta en sazón oyendo pájaros que a su vez oye disparos.
¿Es al muestrario de tus decepciones donde cae un mirlo, blanco o negro, cada dos o tres minutos? Esos cortejos de bailarines al tanto por ciento de un abismo.
¿En uno de cada cuántos brotes atosiga un presagio de tijeras? Esas yemas, ignoradas por la escarcha, nominadas por el pulso eléctrico de los cintos.
Será porque ya ha llegado el tiempo del orfelinato, por lo que yo no puedo recordar sin pértiga de salto a los espejos.
Será por tamaño olvido de almacén entregado a los cuatro vientos, por lo que una y otra vez insisto si tanta destrucción no ha de alcanzarnos.
También me pregunto, cholo cesar, si a estas alturas, tan repleta el alma y los cultivos de minas desperdigadas, el asombro será lícito.
***
Sé de una mariposa que, hora tras hora, se endurece para fijar sus pies sobre una flor de alambre. La he visto arrastrar sobres con radiografía perseguida por remedios contra la calvicie.
Ya sabréis de alguno de esos sobres, cuarenta kilos por uno noventa de estatura, de la mano de su madre.
Yo le oí a ella decirle anoche: -¿Y qué tal si nos vamos, tú y yo solos, a las estrellas del campo y terminamos con un chute a lo bestia?
Ah, la ilusión del fin, cuarzo en el joyero ahumándose cuando el sobre respondió: -Ay no mamá que la muerte duele tanto.
Y ahí siguen en lo suyo, ras-ras, fémur contra fémur, mordiéndome las uñas yo por no terminar aquí, con el polvo de la tiza acribillada, en jaula de harina negra.
***
Estado de excepción permanente Para mi hija Leticia
Piranesi dibujó cárceles imaginarias, corredores, escaleras y vastos espacios de unas prisiones que jamás existieron, y aún así, decía el programa, parecen recordarnos algo. Por eso, hija, abrígate, en otoño nunca se sabe, mira cuántas capas llevan las almendras. Abrígate las costillas, hija, mira cómo las parten por las carnicerías, cómo se rompen por los andamios. No son cáscaras de pipas, mira cómo las dobla la tristeza, cómo en añicos los hambrientos, cómo los encerrados, cómo se le hicieron migas al abuelo. Abrígatelas, a los leones les gustan, a los perros también. A los 1650 policías que mañana nos esperan por la plaza, más. Abrígate, ellos saben cómo darle cuerda a las metáforas visionarias. Abrígate. Y no olvides que lo urgente, es pintar el alba.
***
Primavera nuevamente La flor señala el crimen con callado rubor. (Blanca Varela)
Hora a hora el suelo se está abriendo. Lo saben la piel del alma y la de un zapato. Lo saben en las afueras de Madrid y en Barcelona y aquí, cada labrador lo sabe.
Vamos, vemos que obstinadas hierbas y nervios diminutos, entre un corazón de roca, abren su senda.
Hora a hora, un insignificante tallo se atreve cada marzo a mirar de abajo arriba,
atraviesa el granito o el asfalto, sortea la metralla, el peso del tractor y el de las terribles miradas…
Simplemente asoma, y en el aire deja su denuncia y su convocatoria.
Vamos, vemos que sucede a cada hora. Sólo es el imperio quien desprecia cuanto ignora.
***
-7:30-
En el archivo de Ícaro: desobediencia a la autoridad, delito de esperanza en grado de tentativa.
No constan las pacientes teas sobre el estudio de las aves, la cera y las abejas. Ni la brea derretida, lanzada en gotas por su espalda. Ni la ardiente orina de los hoolligans. Ni la bota magnum de los de inteligencia.
Pero no te des de baja, memoria de pluma descosida:
De Ícaro, matasellado en bruto, en una sobredosis de islas CIES O FIES, tampoco su muerte consta.
***
El bebedor de los arroyos
Irse despidiendo en vivo de nosotros mismos, zanjando la cuestión de un pálpito con kilómetros de por medio y no hacia abajo. Así unas diez o doce veces y al grito de circulen circulen, no quiero corros y mucho menos con los niños. Hacia la mitad, si es noviembre y llueve, si muy mansamente y para ti sola llueve, pones un disco de jazz, pones un gato en el sofá, pones en agua la Santa Cena y Las Completas de Lenin, te asomas a la válvula mitral y te pones a mirar en el haber del a-ver-a-ver averquéqueda. Y eso es todo.
Más de uno se sacó los ojos.
***
Poema urgente para un soldado yanqui
Si fueras hijo mío, te lo diría igual: cien mil bolsas de plástico están vacías en una base naval, que está en Sicilia, pero que es de Norteamérica como tú.
Si fueras hijo mío, te lo diría igual: Tu país ha mandado cien mil body bags. Cien mil bolsas de esas para cadáveres, son negras, puede que como tú, y seis mil ataúdes, de los que no sé su color.
Si fueras hijo mío, te lo diría igual: No son soldados iraquíes, sino chicos escupidos del imperio como tú, los que tenéis la cama lista en esa isla.
Si fueras hijo mío, ¿quién podría convencerme de que este viaje tuyo me preserva de algún mal?
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Cuando lloramos a Berta Cáceres, aún vimos a la abuela de mayo arañando el suelo de raíz y cortando ramas de retama.
Aquella tarde, en medio de un abrazo, la que nunca dejó de llamar donde nadie abría, preguntó:
¿No estaremos deseando caer en la piedad de unas puertas que no se nos van a abrir jamás?
Y, barre que te barre, amaneció el día, en el que ya ni el miedo cabe.
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De haber sido esclavo no habrías llegado a viejo. ¿No recuerdas cómo eran contestados cada vez que preguntaban por sus padres entre el humus de tus establos?
De haber sido mujer estarías colgado, penduleando como tu vieja bailarina umbrátil, la que supo al fin cuánto le debía a un tacto de niños malametrallados.
Como eres tirano y ya sin otros a ti te tiranizas. Sin otros campos que abrasar de ti haces el fuego. Tú frente a ti mismo para tus golpes de ciego.
Triste hombre frasco opaco, nadie querrá beber de esa ponzoña malcasada de causas y de efectos.
Nadie, ninguna mujer, ningún asalariado, al menos.
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-9:30-
En la fila SEPE Para la pregunta ¿es usted la última? basta un gesto de manzana arrugada. o de uvas sin racimo que levemente girasen. El manto terrestre es de granito machacado, a ratos, mira el cuarzo con cara de ayer y su mirada es humo que ni corta el moho ni sacude el viejo trapo, el que desesperado sale del contenedor, el que late en una mano que sospesa y limpia y finalmente algo muerde y luego sigue y deja un reguero de mica aislante que se queda en la punta de las lenguas a punto de relámpago y pronto muere. Pero juro que hubo un segundo, juro que para la pregunta ¿es usted la última? hubo un sí vidrioso de rotundo feldespato, como si la serpiente, por debajo de la hilera, de un momento a otro, fuera a silbar. Ahora, este silencio de cuatrocientos euros o nada, donde nadie va a preguntarte si podrás contarlo, pruébalo, esperanza.
***
Aquí
Toda representación del paraíso incluye una pareja de arcilla sin cocer, como el barro que recubre tumbas, tan fácil de remover por cualquier perro de tedio.
Nunca fuimos invitados a esa paz donde el ángel no interviene, la serpiente no interviene, la manzana no interviene.
Nunca fuimos expulsados de un jardín que no pisamos, sino de un territorio concebido aquí, a un paso de los muertos, con lindes fijadas por pie humano, donde a mano queda el manantial y está sellado, donde a mano queda la manzana y está vallada, donde la culebra que busca el aire obtiene plomo y el ángel que anhela tierra una muralla.
No es algo que a otros les sucede: queda a un golpe de vista del diccionario y os digo que está expurgado.
Quedan cigüeñas ateridas en las torres retrocediendo hacia la piedra.
Quedan meses cortados a serrucho y otra vez mis días treinta como insectos encerrados en el ámbar.
Aquí, en las afueras de los remansos, bajo la luna del No Creciente, ¿con cuántas plegarias más insistirá la sed?
***
-9:20-
No pronuncies nube, mira cómo se deshacen en sus juegos sin que nada llegue hasta el final. Cómo hacen sus rondas sin tocar tierra, en una espera sin fondo que no es de aquí.
No digas valle que a las nubes mira con embeleso. No digas montañas, aunque haya quien llame resistir a ese mirar, para ellas, 7, 9 y hasta 10 años no son nada.
No para las casas que habitamos en las que oímos música o llaves y no una ley que a 9,8m/s2 se acelera.
No preguntes más si yo sabrá hacer el puente. A las 9:20 calla la savia, sí, bajo los decretos de noviembre la savia calla al pie de la ventana que al 20% crece.
Nada quede mudo bajo los tabiques y los pómulos molidos. Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta. También Amaia.* También Amaia.
Y mira si yo ha gritado: ¡rómpete noche o cállate. O árbol que anda recuérdate!
*A las 9:20 del 9 de noviembre de 2012, Amaia Egaña, una vecina de Barakaldo, de 53 años de edad, se lanzaba por la ventana de su vivienda en el preciso instante en que iba a ser deshauciada. El verso inserto en cursiva corresponde al poema de Roque Dalton Alta hora de la noche: Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas / Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
***
Se es quien baja por donde nadie pregunta quién vive o quién da la vez.
Se va y viene por donde Dante nos deja sin estrellas, en manos del mísero alarido, entre grises gentes que ni mal ni bien hicieron.
Y aun así, entre palabras de mármol y cepas que lloran como velas, cada noche con luciérnagas, se es quien nos da claves de salida.
***
De la importancia de la trilla sabemos poco, trillar es una monótona tarea que gusta a los niños. Pero a los niños les gusta lo que importa. Trillar lo es. Consiste en separar el grano de la paja. Si tienes ocho hijos, siempre habrá alguno contigo.
Parece imposible que este dar y dar más vueltas lleve a alguna parte. Pero llega. Justo cuando vas a adormecerte el carrusel hace su música en la era de allá atrás, cuando vienen a detener al labrador Juan Ponce, cuando él echa un ojo a lo que verdaderamente cuenta y a brazo abierto lo hace ver: No ahora, no puedo dejar a la chica sola con la yunta. Cuando acabe de recoger.
La mano de Juan Ponce no acaba de nacer viene de la esteva del invierno y cuando señala el trillo ve el molino y ve la harina y ve el horno encendido y ve en la mesa un kilo de trigo por un kilo de pan.
La mano de Juan Ponce ata cuanto toca a un antes y a un después.
De la importancia de esa trilla no hay mucho que contar, casi todo se quedó sin lengua, a tres de septiembre del 36.
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-11:01-
En la Plaza de la Memoria Vinculante hay barro aún. Puede que no te alcance. Puede que te echen una lata de foigrás barato. Carne aherrojada ahí.
El hombre, desde el seto, te vio mirar cómo rodaba en su manta. Ahí, lobunamente, ahí, donde ya no se ensaliban instrucciones de apertura.
Ahí, medirás qué tienes en los labios aún: Buenos días, algo para comer o pañuelos o le limpio los cristales. O qué mimbres trenzar.
***
Gracias, negro “Los que avanzan de frente hacia la mar y en ella entierran como un agudo acero la negra proa de sus barcos viven de luz de luna y poco pan” (Sophia de Mello)
Vosotros, los peor aún, esas lenguas de hierba lastradas con una ración extra de noche. Vosotros, los peor aún, los sin nada que perder, los que con rictus jadeante al tocar tierra habréis gritado: ¡Todavía estamos vivos! sabed que vuestro grito socorre a quien lo oye: ¡Todavía estamos vivos! Y no ha quedado ningún lázaro sin dar un paso. ¡Vuestro debe ser el reino porque vuestra es la palabra que salva a quien la oye!
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-13.02-
Venga, 1%, ¿qué van a cantarle al viento los cuernos de caza?
Ya te has llevado el útero y el trastero, también el gas y las dos piernas, ya ha escrito tu rastra en la piel del condenado.
Venga, 1%, entra en los zapatos de aquellos que en los tuyos jamás podrán entrar.
Antes se los llevaban puestos, bien lustrado el cuero, bien hecha la lazada. Ahora los dejan arriba y se van descalzos.
Venga, bola de papel, ante unos ojos de obsidiana qué acta vas a levantar.
Di que rescatar un osito de peluche hace que un niño deje de gemir, a los periodistas les gusta esa foto en la que lloran también algunos más.
Di que ya habías cambiado la cerradura y que dejaste manuscrito: El perro ha sido trasladado a la perrera municipal.
Escribe que ella iba oficialmente, llave en mano, con tres críos. Que alguien gritó por la ventana: Si no pueden pagar, por qué se meten. Y escribe que una vecina, no se te olvide, le ofreció una habitación.
Venga, 1%, escríbelo, comprueba si el dolor fue el habitual y entra de una vez en los zapatos de aquellos que en los tuyos jamás podrán entrar.
***
Basura blanca
La historia de esa bolsa apesta: se cierra por unos meses y se abre para un siglo entero. Se ha hecho una montaña lo que ayer era una choza, se ha hecho sedentaria la pobrera. El que ya no puede espantar más moscas ni tampoco puede espantarse más. El que se quemó los ojos en el atril. El que amando no dio ningún día por perdido El que nunca tuvo qué dilapidar ni vivió sentado sobre un celemín… también ha llegado aquí, donde una y otra vez al día treinta se le cae el tres. Working poor. ¿Este camping o el container? Allons, allons, quienquiera que seas, el viejo camino pardo, el de las Hojas de hierba, ¡cómo va a acabar así!
***
El amor en tiempos del despido libre
No se miran ni son animales. Vienen del río de la vida y son señor y señora de agua. Berrean saturados de antiguo testamento. Se huelen y en la punta del alma reconocen un sabor que la naturaleza fabrica en serie. Se aprietan entre sí como las flores del efímero mes de mayo, con la fragilidad de los sábados en guardia. Se husmean sabiéndose marchitables. Se horadan con el grito de los gallos que atraviesa tumbas, el que llega de memoria hasta aquí mismo y me hace cerrar los ojos. Se lamen. No pueden pronunciar sus nombres. Ni sonreír. Ni pensar en mañana. Que es el tuyo o el mío, pero no el de ambos. De ellos no salen palabras, sino agua. Y esos sonidos que la naturaleza fabrica en serie.
***
y robles, leímos y enterramos poemas de Darwich por Somosierra. Pero esta mañana, el llanto de Gaza en llamarada ha hecho temblar al Duero.
Desde su puente echamos la vista al agua como se extiende una colcha nueva o se pregunta a un abrigo, sin nadie dentro, por los hielos que aún nos faltan.
O si es solo el peso de una pluma lo que hoy nos desmiga el eje.. |


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