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"Estamos en una democracia, y los pactos y los acuerdos son la clave de la vida política. La capacidad de diálogo y de llegar a puntos de entendimiento deberían ser los baremos por los que se mida a los buenos políticos."

2023-02-12


Hoy se ha levantado el día tontorrón. Esos días que tienen un cielo plomizo y oscuro, con amenaza de descargar litros y litros de lluvia, pero que acaban “marraneando” todo el día con apenas cuatro chaparrones que enturbian toda la jornada.

Yo, cuando el día amanece así, me suelo poner melancólico. Pero de una manera positiva, si es que eso es posible. Pienso que todo el mundo es bueno, que nadie merece los contratiempos que la vida le depara y que, a pesar de todo, y muy especialmente a pesar nuestro, todo va a salir bien.

El caso es que, en ese contexto, e interesado como siempre en la actualidad política, y teniendo muy cercano el horizonte de las elecciones municipales del próximo 28 de mayo, me he puesto a pensar en lo interesante que sería que en los ayuntamientos no se pudieran tomar decisiones salvo por consenso. O al menos que se articularan las herramientas que hicieran que la búsqueda de esos consensos, o al menos acuerdos muy mayoritarios, fueran los marcos en los que se tuviera que llevar la actividad de los consistorios.

Esa sonrisa, apenas mueca, que se ha dibujado en sus caras es la misma que se ha podido ver en la mía nada más ocurrírseme la idea. Sí, lo sé, es de una ingenuidad absoluta. Vale. Ya he empezado echándole la culpa a la lluvia y al cielo encapotado, así que las reclamaciones, ya saben.

El problema es que mientras le doy vueltas a la ocurrencia no me parece tan mala idea. Quizá, como tantas veces, la cortapisa principal que nos encontramos sea que nunca se ha intentado. Y ya se sabe, más vale malo conocido…

A ver, me explico. ¿Sería posible dividir las áreas del Ayuntamiento de Jaén, por poner un ejemplo, en tantas como concejalías se eligen? En este caso 27.

Algunas independientes, otras ligadas entre sí. Como hoy en día, sin ir más lejos.

Esto conllevaría dar responsabilidades de gobierno y gestión a todas las personas que obtuvieran acta de concejal o concejala. Compartiendo así la tarea de gobernar y dando lugar a que todas las personas elegidas tuvieran que dar cuenta de la gestión realizada, algo que ahora mismo solo se les exige a quienes están en el gobierno municipal. Y sería bueno recordar que una mala oposición también conlleva un mal gobierno.

Claro, aquí lo fácil es pensar que esto llevaría a una actitud de bloqueo permanente por parte de aquellas personas que no formaran parte del partido de quien fuera elegido alcalde o alcaldesa. Y ahí es donde entrarían las herramientas que hablábamos de búsqueda de consenso y diálogo.

Porque la clave de todo, me refiero de por qué no se puede poner en práctica esto que acabo de explicar más arriba, es la falta de confianza en el diálogo y la lealtad institucional más allá de intereses de partido. Y eso todos, no vayamos a querer escurrir el bulto.

El diálogo es algo que se esgrime y se exige en determinados momentos por parte de todos los partidos políticos, pero que rara vez saben, ni quieren, llevar a cabo. Entienden en la mayoría de los casos el diálogo como un “ven y escucha lo que tengo que decirte” y eso, recordando lo aprendido en primaria, es un monólogo y no tiene nada que ver con compartir sino con exponer o imponer.

Yo parto de la base, quizá volviendo a dar alas a mi ingenuidad, de que todas las personas que se presentan a las elecciones, repito todas, lo hacen queriendo sinceramente mejorar las vidas de sus conciudadanas. Lo hacen desde distintos puntos de vista y desde diferentes visiones de cómo lograrlo, pero sin duda su objetivo es ése y no otro.

Pero muchas veces, atadas a disciplinas de partido y a estrategias de otro nivel, apenas llegarán a llevar a cabo una ínfima parte de lo que prometieron o de lo que incluso ellas mismas ven como medidas necesarias. Eso sin contar con aquellos ejemplos de quienes solo entienden de su afán personal, que también los hay, no vayamos a ser ya demasiado ingenuos.

Por eso yo soy partidario de listas abiertas en los municipios. Quiero poder votar individualmente a quienes me van a representar y quienes van a llevar a cabo la gestión de los temas municipales, que son los que más directamente van a afectar a mi vida cotidiana.

Que cada cual se gane su puesto a pulso, poniendo sobre la mesa su capacidad de gestión y su preocupación por los problemas de la ciudadanía. Y si esa confianza, en principio otorgada, se pierde, que tenga que dar las explicaciones oportunas, de manera individual, y que sea la propia ciudadanía la que decida si vuelve o no a ocupar ese puesto.

Porque en la actual situación de listas cerradas, se da el caso de tener que votar a gente a quien no quieres en tu ayuntamiento o en quien no confías para esa labor, simplemente porque van en la lista del partido al que tú quieres votar.

Luego, por otro lado, si una vez empezada la legislatura una persona decide abandonar el partido por el que ha salido elegida tiene derecho a quedarse con el acta de concejal, mermando así el número de concejalías obtenido por su propio partido.

¿Nadie ve contradictorio que se elija por un partido, pero las actas sean personales? A mí me parece una traición a los votantes. Lo haga quien lo haga y tenga los efectos que pueda tener.

Y esto no tiene nada que ver con la tontería esa de que gobierne la lista más votada. Estamos en una democracia, y los pactos y los acuerdos son la clave de la vida política. La capacidad de diálogo y de llegar a puntos de entendimiento deberían ser los baremos por los que se mida a los buenos políticos.

¿Usted se imagina todo esto que estoy explicando, en un ayuntamiento donde además se pudiera participar de distintas formas por parte de cualquier persona en el estudio y la adopción de distintos tipos de medidas, llegando incluso a la celebración de asambleas ciudadanas donde se sometiera a votación directa algunas cuestiones de importancia para la ciudad?

Sí, ya sé. Me he pasado. La nostalgia se me ha ido de las manos. Dejemos reposar la mente.


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