... dura más días que ninguna otra, aprovechando la cercanía del día del Pilar, también festivo, que permite alargar la Feria más de una semana. 

2023-10-22

 

Feria, ¿qué feria?

 

Imaginen, por un momento, una reunión que es solo hipotética (o no) que se celebra hace ya más de 25 años y en la que representantes, casi todos propietarios, de un subsector del comercio de Jaén se reúnen en la Cámara de Comercio para debatir sobre temas que les conciernen.

En un momento dado, al final de esta reunión hipotética (o no) y después de haber tratado otros temas como las rebajas, los horarios, la conveniencia o no de abrir los sábados por la tarde, etc., al llegar al punto que cierra siempre cualquier orden del día que se precie y que se suele llamar Varios, aunque podría llamarse “Vámonos ya”, puesto que se suele hablar ya de pie y poniéndose las chaquetas, alguien plantea un nuevo tema.

Dado que la reunión hipotética (o no) se celebra en el primer trimestre del año y hay tiempo por delante, esta persona plantea la posibilidad de que en la Feria de Octubre de ese año se haga un horario especial según el cual las tiendas de ese subsector, invitando a unirse al resto de subsectores, solo abrirán por las mañanas los días que haya entre el fin de semana y el día de San Lucas, día grande de la Feria.

Plantea esta persona en esta reunión hipotética (o no) que con esta medida se daría mucha más vida a la llamada feria de día y además se conseguiría que muchas personas que trabajan en el comercio pudieran disfrutar de la feria no solo en los días festivos o fines de semana, promoviendo asimismo la propia actividad de la Feria, que en esa época estaba muy alicaída.

Después de algunos comentarios en los que quienes solo tienen un comercio y afrontan estas cosas como un trabajador más que como un empresario, una persona que tiene varios establecimientos y bastantes trabajadores dicta sentencia. “Para ir a los toros, yo no tengo que cerrar mi tienda”

A este aviso seguirán en el mismo sentido los de las demás personas que están en la misma situación y que saben, como lo saben todas, que la medida solo tendrá efecto y solo se llevará a cabo si lo hacen todas y cada una de las tiendas.

Resultado, propuesta descartada. Y acaba la reunión hipotética (o no)

De esta historia se puede sacar alguna conclusión muy clara. La primera es que es muy difícil que se pongan de acuerdo personas que tienen intereses comunes, porque ven más al contrincante que al compañero y son fieles seguidores del “piensa mal y acertarás”.

Resulta que ahora, muchos años después de esa reunión hipotética (o no) la Feria de San Lucas

dura más días que ninguna otra, aprovechando la cercanía del día del Pilar, también festivo, que permite alargar la Feria más de una semana.

Pero, en cambio, resulta también que los colegios, institutos y universidad no conceden ni un solo día de vacaciones al alumnado.

Tampoco hay ningún tipo de horario especial de feria en el comercio, como sí pasa en la inmensa mayoría de pueblos y ciudades de Andalucía, donde en muchos casos hay tres o cuatro días, como mínimo, en los que no se abre por la tarde. Por no hablar de municipios donde la semana de feria permanece todo prácticamente cerrado. Mucha gente de otras poblaciones andaluzas se extraña de que no cerremos por las tardes o de que no haya días libres y preguntan si es porque se aprecia una subida en las ventas esos días. Pero es que ni eso.

¡Ojo! Sí que hay horario de feria en administraciones y oficinas bancarias y de otro tipo. Pero recordemos que esto es una discriminación que se viene produciendo desde hace mucho tiempo en gran cantidad de las fiestas del calendario. Parece que quien trabaja en comercio no puede aspirar al derecho a disfrutar de unas fiestas con su familia y amistades. ¡Haber elegido otro trabajo, ea!

Y esto conlleva que muchos días la feria sea apenas una sombra de lo que debería ser. Que se lo pregunten si no a los propios feriantes, que a buen seguro preferirían menos días y más movimiento de gente. Algo imposible si se está trabajando o si se piensa más en el turno de mañana que en la posibilidad de pasar un buen rato en la feria.

Sé que todo esto es muy relativo. Siempre ha habido gente a la que tener que madrugar al día siguiente, le ha dado lo mismo y ha sido capaz incluso de empalmar juerga con trabajo. Pero no hablo de esa gente, sino de mucha otra que ve la feria como una semana más del almanaque, que solo ofrece una alternativa al ocio del fin de semana o del festivo en concreto.

Puede que, en el fondo, nadie piense en la necesidad de tener otra feria más, a estas algunas del año. Pero lo cierto es que la Feria, la Semana Santa, la iluminación navideña, la ofrenda de la Virgen de la Capilla, … todo eso son eventos que contribuyen a potenciar la imagen y el turismo de la ciudad, algo que siempre debe empezar por mirar hacia dentro, hacia la propia población de la ciudad.

Luego admiraremos la capacidad de otras poblaciones para “vender” sus ferias y sus actos, e incluso nos desplazaremos a ellos lamentándonos de por qué no se hará lo mismo en nuestra ciudad. Pero si cuando tenemos la oportunidad de hacerlo simplemente lo dejamos estar, luego no valdrán las lágrimas ni las lamentaciones. Si uno no cree en sí mismo, cómo puede pretender que lo hagan los demás.

Todos bajaremos el mismo día, a la misma hora, a una Feria atascada en la que es imposible dar un paso y diremos ¡qué de gente! ¡Este año está la feria a reventar! ¡Vaya negocio! Sin darnos cuenta de que es solo un pequeño ejemplo de vigor que no se corresponde con el conjunto de los días.

Por cierto, que a todo esto se me ha pasado hablar de la pasada, por usar un término al uso entre la gente más joven y no el más habitual abuso que diríamos los de mi edad, de los precios de las atracciones de feria. Está claro que la energía ha subido mucho, pero 5 ó 6 euros por viaje me parece que es pasarse tres pueblos.

¡Vaya, lo dejo, ya que se me están empezando a colar expresiones demasiado coloquiales y juveniles!

Que ustedes disfruten de la Feria.

Imaginen, por un momento, una reunión que es solo hipotética (o no) que se celebra hace ya más de 25 años y en la que representantes, casi todos propietarios, de un subsector del comercio de Jaén se reúnen en la Cámara de Comercio para debatir sobre temas que les conciernen.

En un momento dado, al final de esta reunión hipotética (o no) y después de haber tratado otros temas como las rebajas, los horarios, la conveniencia o no de abrir los sábados por la tarde, etc., al llegar al punto que cierra siempre cualquier orden del día que se precie y que se suele llamar Varios, aunque podría llamarse “Vámonos ya”, puesto que se suele hablar ya de pie y poniéndose las chaquetas, alguien plantea un nuevo tema.

Dado que la reunión hipotética (o no) se celebra en el primer trimestre del año y hay tiempo por delante, esta persona plantea la posibilidad de que en la Feria de Octubre de ese año se haga un horario especial según el cual las tiendas de ese subsector, invitando a unirse al resto de subsectores, solo abrirán por las mañanas los días que haya entre el fin de semana y el día de San Lucas, día grande de la Feria.

Plantea esta persona en esta reunión hipotética (o no) que con esta medida se daría mucha más vida a la llamada feria de día y además se conseguiría que muchas personas que trabajan en el comercio pudieran disfrutar de la feria no solo en los días festivos o fines de semana, promoviendo asimismo la propia actividad de la Feria, que en esa época estaba muy alicaída.

Después de algunos comentarios en los que quienes solo tienen un comercio y afrontan estas cosas como un trabajador más que como un empresario, una persona que tiene varios establecimientos y bastantes trabajadores dicta sentencia. “Para ir a los toros, yo no tengo que cerrar mi tienda”

A este aviso seguirán en el mismo sentido los de las demás personas que están en la misma situación y que saben, como lo saben todas, que la medida solo tendrá efecto y solo se llevará a cabo si lo hacen todas y cada una de las tiendas.

Resultado, propuesta descartada. Y acaba la reunión hipotética (o no)

De esta historia se puede sacar alguna conclusión muy clara. La primera es que es muy difícil que se pongan de acuerdo personas que tienen intereses comunes, porque ven más al contrincante que al compañero y son fieles seguidores del “piensa mal y acertarás”.

Resulta que ahora, muchos años después de esa reunión hipotética (o no) la Feria de San Lucas dura más días que ninguna otra, aprovechando la cercanía del día del Pilar, también festivo, que permite alargar la Feria más de una semana. Pero, en cambio, resulta también que los colegios, institutos y universidad no conceden ni un solo día de vacaciones al alumnado.

Tampoco hay ningún tipo de horario especial de feria en el comercio, como sí pasa en la inmensa mayoría de pueblos y ciudades de Andalucía, donde en muchos casos hay tres o cuatro días, como mínimo, en los que no se abre por la tarde. Por no hablar de municipios donde la semana de feria permanece todo prácticamente cerrado. Mucha gente de otras poblaciones andaluzas se extraña de que no cerremos por las tardes o de que no haya días libres y preguntan si es porque se aprecia una subida en las ventas esos días. Pero es que ni eso.

¡Ojo! Sí que hay horario de feria en administraciones y oficinas bancarias y de otro tipo. Pero recordemos que esto es una discriminación que se viene produciendo desde hace mucho tiempo en gran cantidad de las fiestas del calendario. Parece que quien trabaja en comercio no puede aspirar al derecho a disfrutar de unas fiestas con su familia y amistades. ¡Haber elegido otro trabajo, ea!

Y esto conlleva que muchos días la feria sea apenas una sombra de lo que debería ser. Que se lo pregunten si no a los propios feriantes, que a buen seguro preferirían menos días y más movimiento de gente. Algo imposible si se está trabajando o si se piensa más en el turno de mañana que en la posibilidad de pasar un buen rato en la feria.

Sé que todo esto es muy relativo. Siempre ha habido gente a la que tener que madrugar al día siguiente, le ha dado lo mismo y ha sido capaz incluso de empalmar juerga con trabajo. Pero no hablo de esa gente, sino de mucha otra que ve la feria como una semana más del almanaque, que solo ofrece una alternativa al ocio del fin de semana o del festivo en concreto.

Puede que, en el fondo, nadie piense en la necesidad de tener otra feria más, a estas algunas del año. Pero lo cierto es que la Feria, la Semana Santa, la iluminación navideña, la ofrenda de la Virgen de la Capilla, … todo eso son eventos que contribuyen a potenciar la imagen y el turismo de la ciudad, algo que siempre debe empezar por mirar hacia dentro, hacia la propia población de la ciudad.

Luego

admiraremos la capacidad de otras poblaciones para “vender” sus ferias y sus actos, e incluso nos desplazaremos a ellos lamentándonos de por qué no se hará lo mismo en nuestra ciudad.

Pero si cuando tenemos la oportunidad de hacerlo simplemente lo dejamos estar, luego no valdrán las lágrimas ni las lamentaciones. Si uno no cree en sí mismo, cómo puede pretender que lo hagan los demás.

Todos bajaremos el mismo día, a la misma hora, a una Feria atascada en la que es imposible dar un paso y diremos ¡qué de gente! ¡Este año está la feria a reventar! ¡Vaya negocio! Sin darnos cuenta de que es solo un pequeño ejemplo de vigor que no se corresponde con el conjunto de los días.

Por cierto, que a todo esto se me ha pasado hablar de la pasada, por usar un término al uso entre la gente más joven y no el más habitual abuso que diríamos los de mi edad, de los precios de las atracciones de feria. Está claro que la energía ha subido mucho, pero 5 ó 6 euros por viaje me parece que es pasarse tres pueblos.

¡Vaya, lo dejo, ya que se me están empezando a colar expresiones demasiado coloquiales y juveniles!

Que ustedes disfruten de la Feria.


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