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“No veo necesario volver a explicar los múltiples beneficios que nos deja el arbolado y las zonas verdes de la ciudad, pero es algo sin lo que nuestra vida se vuelve mucho más incómoda e infeliz. |
2023-04-23
Los que andamos de la cincuentena en adelante, recordamos aquel programa sobre seguridad vial que se llamaba “La Segunda Oportunidad”, presentado por el bastante conocido por entonces, Paco Costas. En aquel programa se nos recordaba el proverbio: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”
Aquella frase se me quedó grabada en su momento y a posteriori la he vuelto a oír y aplicar en múltiples ocasiones, y sigue siendo tan válida y certera ahora como lo ha sido desde que alguien se la inventara hace muchísimo tiempo.
Y es que no aprendemos.
No me imaginaba yo, en estos días de calor, que iba a tener que escribir un artículo sobre podas de árboles. Jamás pensé que la inconsciencia y la mala gestión del arbolado urbano pudiera llegar al extremo de poner en marcha una operación de poda salvaje en pleno mes de julio, cuando las sombras y el influjo en la temperatura de los árboles son más necesarias que nunca.
Pues así es. Me acuerdo de otra frase que dice: “Otro vendrá que, a mí, bueno me hará” Y eso deben haber pensado anteriores alcaldes de nuestra ciudad al ver al recién estrenado primer edil de nuestra capital autorizar que se llevara a cabo semejante atrocidad y tontería.
El caso, para quienes no lo sepan, es que se han estado podando a base de bien, es decir, muy mal, casi todos los árboles de la Avenida de Andalucía. Quitando gran cantidad de ramas y dejando las aceras sin sombra ni refugio frente a las altas temperaturas y el sol de justicia que arremete contra Jaén.
Y esta barbaridad, denunciada en redes y medios por Verdes EQUO y por Ecologistas en Acción, ha tenido dos consecuencias indirectas. Porque la consecuencia directa es la pérdida de bienestar en la calle y el aumento de la temperatura en la misma.
Las consecuencias indirectas a las que hacía alusión son las reacciones que hemos podido apreciar. Si bien la mayoría de la gente en la calle se extrañaba e irritaba por lo que veían y no entendían ni que se hiciera en general ni que se hiciera ahora, por otro lado, no hemos visto ninguna reacción de las asociaciones de vecinos o de comerciantes de la zona. Supongo que ambas tendrían mucho que decir al representar a las personas que más directamente se van a ver perjudicadas por ello.
También me ha sorprendido la respuesta del Excelentísimo Ayuntamiento que indica la necesidad de llevar a cabo la acción porque, tras la caída de una rama sobre un coche, sin que causara daños personales, por fortuna, se había encargado un informe que lo aconsejaba.
Me preocupa enormemente la seguridad de peatones y vehículos, como me consta que lo hace a las organizaciones que han denunciado la poda, pero me cuesta creer que la solución sea arrancar la vida a esos árboles, cortando buena parte de sus ramas y dejándolos heridos de muerte a la mayoría. A buen seguro que, tras esta poda, en los próximos meses o años habrá que ir cortando otras ramas cuando no directamente talando algunos ejemplares que ahora dejan tan débiles que no aguantarán el paso del tiempo y de los elementos.
No han dicho tampoco si piensan analizar por qué se ha llegado a esta situación y quienes son los responsables del estado de los árboles. Al fin y al cabo, son patrimonio de la ciudad y debería ser obligación de las autoridades cuidar, mantener y proteger dicho patrimonio.
Y tampoco, por cierto, han contestado al comentario del siempre lúcido Alfonso Huertas en redes en el que reclamaba que, si había que cortar esas ramas, por qué no se aprovechaba para replantar árboles en los cientos de alcorques vacíos que hay por toda la ciudad, algunos desde hace bastantes años.
Bueno, pues el caso es que la operación ha seguido su curso y se han destrozado árboles y se han vuelto aún más inhóspitas las aceras de esta importante arteria de la ciudad de Jaén.
Y este hecho, siendo grave, no es lo que más me preocupa. Es la posibilidad, más que clara, de que esto solo marque la tendencia del nuevo equipo de gobierno. Un gobierno municipal heredero de algunos de los peores alcaldes que hemos tenido en materia medioambiental.
Después de cuatro años en los que, con muchas faltas y con evidentes lagunas de actuación, habíamos visto un cambio en la situación del arbolado y las zonas verdes de la ciudad, volvemos a las andadas. Y, además, lo hacemos en el peor momento y de la peor manera.
Me gustaría poder decir, dentro de unos años, que todo fue una anécdota y que no representó la labor del nuevo gobierno municipal, y no me dolerían prendas reconocerlo llegado el caso, pero me temo que no será así. La ola arboricida que recorre toda Andalucía vuelve a rondar por nuestras calles.
Seguimos sin entender qué significan y aportan los árboles a nuestras ciudades y sus pobladores. En un mundo acuciado por una emergencia climática que va a ir a más, y cuando se dedican grandes cantidades de dinero y esfuerzos a combatirla, desaprovechamos la oportunidad que nos brindan estos seres vivos que son una herramienta valiosísima en esa lucha y en la mitigación de los impactos medioambientales llegando a poder absorber hasta 150 kilos de CO₂ al año. Teniendo además un carácter social y psicológico.
Si seguimos así nos iremos alejando cada vez más de las recomendaciones de la OMS que indican que se necesita, al menos, un árbol por cada tres habitantes para respirar un mejor aire en las ciudades y un mínimo de entre 10 y 15 metros cuadrados de zona verde por habitante. Tener más árboles en la ciudad mejora la percepción de la salud de sus habitantes de un modo comparable a un aumento de 10.000 euros en los ingresos personales, o a sentirse siete años más joven.
No veo necesario volver a explicar los múltiples beneficios que nos deja el arbolado y las zonas verdes de la ciudad, pero es algo sin lo que nuestra vida se vuelve mucho más incómoda e infeliz.
Que piense, quien lo tenga que hacer, si para eso llegó donde está.
