atacar a los parados y demandantes de empleo bajo el estigma de la comodidad y la inoperancia, como si fuese un gasto y no una inversión en todo un modelo de sociedad. 

2023-08-27


No es raro escuchar a la caspa derechona hablar de manera despectiva e insultante sobre un derecho que viene recogido en la Constitución Española. De hecho, viene recogido en el Artículo 41 de nuestra Constitución de la siguiente manera: Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo.

Por tanto, se establece que el Estado debe garantizar a los españoles, en caso de no tener un empleo, un subsidio que le permita vivir y poder acceder a bienes básicos y de consumo propios de cualquier familia. Es, por ende, un mecanismo que da sostenibilidad al sistema de Bienestar y que asegura a toda la población española una ayuda, en caso de necesidad, que previamente se ha establecido en las nóminas de los trabajadores cuando están en activo a través de las cotizaciones a la seguridad social.

Los subsidios de desempleo evitan la mendicidad y el desamparo de las personas que están sin empleo, así como las actividades delictivas de aquellos/as que no tienen ingreso alguno. Pero también permite un control más exhaustivo sobre la población trabajadora, tanto activos como demandantes de empleo, y potenciar sistemas que ayuden a encontrar trabajo, formación permanente, itinerarios de empleo, …

El liberalismo y la derechona más casposa siempre tienen en su punto de mira los subsidios de desempleo como si tuviesen la culpa de todos los males. De hecho, siempre me incomoda escuchar a conocidos míos, trabajadores asalariados o autónomos, hablar de este tema con los argumentos más hirientes hacia un derecho de la clase trabajadora.

Y es verdad que existen determinados individuos (denominados por Marx como Lumpemproletariado) que se aprovechan del sistema de subsidios por desempleo como si fuese únicamente un procedimiento de beneficencia y caridad. Pero no son tantos como nos intentan vender, cayendo en la trampa racista y xenófoba de atacar al más débil, el fascismo con sus ataques al Sistema de Bienestar como si fuese el culpable de todos los males (salud pública, seguridad social, educación pública, justicia gratuita, ...)

Lo fácil es atacar a los parados y demandantes de empleo bajo el estigma de la comodidad y la inoperancia, como si fuese un gasto y no una inversión en todo un modelo de sociedad.

Pero de los millones destinados a las “paguitas” de los liberales y conservadores no dicen nada. Es muy curioso, pero nada circunstancial, ver que llegan al poder estos que defienden acabar con las paguitas para los que menos tienen, y ponerse ellos cuantiosas paguitas y para sus amiguetes, sueldazos insultantes para sus conocidos, enchufados en puestos de asesores y libre disposición para recolocar a su cohorte de acólitos, fundaciones fantasmas, empresas afines, empresas creadas “ad hoc” para saquear la administración pública, …

Pero eso no, eso no es tirar el dinero ni es un gasto inútil y nada productivo para nuestra sociedad.  Son, más bien, el coste o la factura a pagar por aquellos que quieren desmantelar lo público desde dentro. Son los mismos que atacaron los ERTES como medida para salvar a las empresas y a los trabajadores/as de este país durante la pandemia, pero que al mismo tiempo pedían que hubiese menos inspecciones de trabajo en las empresas que cometían delitos fiscales y/o laborales.

El error tan grande de la clase trabajadora, sean asalariados o pequeños autónomos, es creerse las paridas de aquellos que quieren acabar con los derechos sociales y el sistema de bienestar. Si creerse que un parado cobrando el desempleo hace más daño que el hermano de una presidenta de una comunidad autónoma que cobró una escandalosa comisión por un encargo del gobierno de su propia hermana o que un parado cobrando el subsidio es más perjudicial para la sociedad que el líder andaluz del partido fascista que cobró millones de subvenciones para una planta fotovoltaica que nunca existió, es que no es consciente de la realidad existente y de la vulnerabilidad del sistema de Bienestar con estas contradicciones.

Esta semana hemos podido ver como un cantante que ha criticado siempre las ayudas y subvenciones públicas, pero que nada más llegar el PP al Gobierno Andaluz creó una Fundación para recibir cientos de miles de euros, insultaba a todos los españoles que no votaron lo que él votó y le han cancelado dos conciertos (pagados con dinero público) por dichas declaraciones. Porque para este personaje las paguitas son para otros, no para él.

Ellos ven la paja en el ojo ajeno, pero no quieren que veamos su viga a través de nuestros ojos.


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