MANUEL RUIZ TORRES 

"se pierde todo rastro de explicación

2025-10-19

Conciencia

La aparente casualidad ha querido que los últimos libros que he leído tengan alguna relación con la conciencia y las experiencias cercanas a la muerte. Desde un clásico como ‘La muerte, un amanecer’ de la doctora Elisabeth Kübler-Ross, ‘Neurociencias y espiritualidad’ del neurocirujano Gustavo Porras o ‘La prueba del cielo’ del también neurocirujano Eben Alexander, hasta el último best-seller de Dan Brown ‘El último secreto’. Parece como si el tema de la conciencia llamase a mi mente con insistencia.

La verdad es que no es nuevo para mí porque en nuestras clases de filosofía hay temas dedicados a ella, pero creo interesante dedicarle una reflexión.

La conciencia es una de las fronteras de la ciencia, donde no hay avances desde que se comenzó a fraguar el paradigma de la ciencia actual, allá por el siglo XVI. Es una frontera que no se ha movido ni un palmo, porque seguimos sin saber qué constituye la conciencia, cómo y dónde se produce. No hay el más mínimo atisbo de explicación científica sobre su naturaleza y su origen.

Según la Real Academia Española, conciencia y consciencia son sinónimos con acepciones como: ‘Conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones’, o ‘Conocimiento claro y reflexivo de la realidad’, o también ‘Facultad psíquica por la que un sujeto se percibe en el mundo’.

En cualquier caso, el foco donde se sitúa la conciencia es lo que cobra realidad para la persona en ese momento, si ese foco se sitúa en lo que nos angustia, nuestra realidad es angustiante y si se sitúa donde percibimos lo bello, la nuestra es una realidad de belleza.

Cuando la conciencia se sitúa en nuestra parte más instintiva y automática, los neurocientíficos no tienen problema en encontrar el punto del cerebro que se activa, pero cuando lo hace en nuestra parte más sublime, aquellos espacios del alma donde vivimos experiencias de naturaleza espiritual y tomamos contacto con realidades no materiales, entonces se pierde todo rastro de explicación. Y si además se toman en consideración los innumerables (miles y miles) casos de experiencias extracorpóreas, en los que parece evidente que la mente no es una realidad física, entonces se corre el riesgo de que colapse el paradigma científico actual, puesto que obligaría a admitir la existencia de vehículos o dimensiones no materiales en íntima relación con lo material.

Independientemente de que cada vez se estiran más las costuras de la ciencia como la hemos conocido hasta ahora, ¿qué implicaciones puede tener para usted o para mí, que la parte más importante de nuestra identidad no sea material? Imagínese, si lo material pierde importancia frente a lo espiritual, si nuestros bienes materiales pierden peso específico frente a los bienes del alma, ¿a qué tanto estrés y ansiedad por adquirir y consumir? Si estuviésemos realmente seguros de que nuestra auténtica identidad está a salvo de las vicisitudes de este mundo material, ¡cuántas cosas cambiarían!


 

Para dar tú opinión tienes que estar registrado.

Comments powered by CComment