MANUEL RUIZ TORRES 

"Es muy positivo tener cierta cultura simbólica

2025-11-02

Símbolos

El lenguaje simbólico es otro logro evolutivo del ser humano. Hay evidencias de su presencia hace cientos de miles de años, cuando aparecen indicios del uso de símbolos, por ejemplo,  una piedra tallada como bifaz hallada en Atapuerca. Como no puede ser de otra manera, este avance respondió a una necesidad, la de poder transitar por una incipiente vida interior, que se expresaba a través de una autoconsciencia, ser conscientes de uno mismo.

Así, la evolución nos ha llevado a tener la posibilidad de una vida interior rica y plena, que culmina con las experiencias de naturaleza espiritual. Y los símbolos son el medio preciso que, mediante la imaginación, permiten atesorar y traer al presente todas las vivencias de la vida interior, desde sentimientos como el amor hacia alguien o hacia algo, el sentimiento de pertenencia a un grupo determinado, las percepciones de la belleza y la armonía o las experiencias del contacto con lo sagrado, es decir, con lo más sublime, que se constituye en eje vital.

Las sociedades occidentales estamos viviendo las consecuencias de una mentalidad desacralizada, como consecuencia de un proceso que se inició entre los siglos XVII y XVIII, hasta el punto que cuesta trabajo explicar el concepto de espiritualidad al margen del contexto religioso, en las clases de filosofía. Pero esta desacralización no ha impedido que sigamos teniendo la necesidad de seguir creando y usando símbolos, porque como decía al principio, es un logro evolutivo. Fernando Schwarz lo describe muy bien en ‘El ocultamiento de lo sagrado’.

El símbolo representa una realidad interior, de tal manera que cuando se ve o se imagina, nos permite revivir en el momento presente las características de esa realidad interior. Siempre funciona así. Lo que cambia es el tipo de realidad interior que simbolizamos; si es el sentimiento de pertenencia a un equipo de fútbol, el carácter simbólico de su escudo será vigente sólo mientras dure ese sentimiento. Por el contrario, si adhiero a la imagen del Ave Fénix todo el conjunto de ideas, fuerzas y sentimientos que me llevaron a volverme a levantar después de una estrepitosa caída vital, ese Fénix como símbolo será vigente todos los días de mi vida, porque siempre será muy valioso tener presente mi capacidad para poder renacer.

Es muy positivo tener cierta cultura simbólica para poder vincular las experiencias interiores, especialmente aquellas que nos devuelven a lo mejor de nosotros mismos, porque los símbolos no se establecen de manera aleatoria, sino en función de sus rasgos y características, que dan lugar a una relación basada en la analogía con la experiencia interior en cuestión. Y una vez que se establece ese vínculo, hay un diálogo permanente con el símbolo.

El valor de los símbolos es fundamental, sin ellos no se puede hacer acopio de la experiencia, y sin memoria, estamos condenados a tropezar con la misma piedra.


 

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