... la cuenta atrás de esta última hora de estos últimos cinco días

2024-05-05

 

«Pedro Sánchez Stand-by»

 

Me he puesto a escribir esta columna justo a las diez de la mañana del lunes 29 de abril. No suelo procrastinar yo mucho con mis entregas, aunque en Libreopinante.es son bastante generosos con quienes escribimos en su web, y todavía tendría hasta el próximo miércoles como fecha tope de entrega. Pero apostaría a que el 90 % de mis compañeras y compañeros en esta publicación se encuentra ahora mismo en la misma tesitura: esperando la anunciada comparecencia que Pedro Sánchez ha anunciado para las once, y, en base a la decisión del presidente, escribir su artículo de esta quincena.   

Tengo muy claro que ese amplio porcentaje de articulistas y colaboradores de esta casa que aún no ha entregado, todos empezarán a escribir una vez escuchada la decisión de Sánchez. Bueno, evidentemente, todos menos uno, que soy yo y mi propósito de enfocar este momento histórico desde una perspectiva diferente. Me refiero a

la cuenta atrás de esta última hora de estos últimos cinco días

en los que se mandó a España entera al rincón de pensar.

Atrás ha quedado la estupefacción que se iba instalando en nuestro rostro mientras íbamos leyendo en la red social «X» la carta dirigida a todos los españoles durante la tarde noche del miércoles. Muy pronto, una vez que conseguimos cerrar la boca ante la sorpresa que nos había dejado pintiparados, unos (la mitad más o menos del país) se han solidarizado con el presidente Sánchez, por mostrarse humanamente superado, por mostrar toda su vulnerabilidad, mientras la otra mitad se ha mostrado prácticamente como matones de patio de colegio: con la boca torcida entre la chulería y la mofa, reprochándole al presidente que esté a punto de llorar después de haberle partido la boca.

Rebobinando el casete (que es lo que yo suelo hacer en esta columna) compruebo cómo quienes están a favor del presidente han acompañado esta forzada reflexión, esta incómoda espera con una «playlist» que comienza con Nena Daconte, prometiéndole a Sánchez guardar su recuerdo en el fondo de su corazón en caso de que decida irse, eso sí, dejándole la pullita de ese tanto amor por ofrecerle que no podrá recibir. Un reproche que luego queda en agua de borrajas, nada más atacar el estribillo de la segunda canción de la lista y cantarle a todo pulmón con Beret y Morat el «Porfa no te vayas», porque «nadie nos joderá esta noche», como chapurrean Bunzo & Baby a continuación. Una «playlist» que, curiosamente, no contiene el «Quédate» que sonó a toda mecha el domingo en Ferraz, pero que se precipita en la deriva de la súplica a base de canciones de Melendi (¿siempre escribe sobre lo mismo este artista?), ofreciéndose a ser las cuatro patas de su cama; prometiendo cuidar sus sueños, aunque reconozcan en Pedro, en «Petrus», a la piedra de su mechero, por lo que, educadamente, le dan un consejo. Y es que «el demonio sabe mucho más por viejo, que por ser el rey de todos nuestros males». Y así, entre canciones de Melendi, de Estopa y de Dani Martín, los partidarios de Pedro Sánchez llegan a la última de su lista en la que Fito Cabrales afirma que «las cosas importantes aquí son las que están detrás de la piel».

En la otra parte de la ecuación, en la de quienes están deseando que Sánchez olvide sus nombres y pegue la vuelta, me encuentro con una lista llamada «Pedro Sánchez Stand-by». Una lista tan corta (apenas 40 minutos) como contundente, que va directa al grano con el electro latino de Toby King reivindicando ese hombre, ese macho alfa que desprecia el proceder de Sánchez, «al cual le gusta mirar a toda chica que va caminando», para marcarse después una oscura y profunda composición instrumental del músico brasileño André Mehmari, de lo más apropiado para mandarnos al rincón de pensar. Claro que, para salir de este duermevela, hay que hacerlo de manera progresiva. Nada más indicado que una de esas sevillanas lentas que dejó la resaca de la Feria de abril, para sugerirle al enamorado presidente que le cante a su mujer con un amor renovado, como la primera vez; que le susurre a lo Charly García que, cuando esté mal, cuando esté sola, cuando ya esté cansada de llorar, no se olvide de él, porque sabe que la puede estimular, a pesar de que ahora, en estos cinco días, se sienta como «un puto lunes deseando ser un sábado»; que lo está haciendo mal, comportándose y rapeando a la vez «como un cabrón más», sintiéndose «perdío» y «jodío», con la mente echa un lío y necesitando parar. Una lista corta y sin desperdicio, cuyos tres cortes finales, si los enumeramos uno detrás de otro, encierran un mensaje bien explícito: «Y», «Reflexionar», «Hijos de puta».

Pasan ya unos minutos de las once. «He decidido seguir, seguir con más fuerza si cabe al frente de la presidencia española.

Esta decisión no supone un punto y seguido; es un punto y aparte». ¿Estamos ante el comienzo de un tiempo nuevo en la política española?… No lo sé, de momento habrá que hacerle a Pedro Sánchez una nueva «playlist».


 

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