MANUEL PEGALAJAR PUERTA  "líder nacional más torpe que Feijóo, es más, no tengo dudas de que no lo hay,

2025-10-19

Un idiota al volante

Cuando a primeros del mes de abril de 2022 el poderío interno de Isabel Díaz Ayuso acabó con el entonces presidente del PP, Pablo Casado, al acusar este y pedir explicaciones a la presidenta de la Comunidad de Madrid a cuenta de los trapicheos de su hermano, preguntándose en la COPE si es lógico adjudicar una comisión a tu hermano en abril de 2020, cuando en España morían 700 personas a causa de la pandemia, desde diversos ángulos políticos —de la derecha, por supuesto, pero incluso también de algunos sectores de la izquierda— existía una cierta coincidencia en relación con la designación de Alberto Núñez Feijóo como el nuevo líder del PP que rompería ese histrionismo que Casado escenificaba en el Congreso, caracterizado por el insulto fácil y repetitivo como argumento y, a la vez, como arma política.

Sin embargo, con el paso del tiempo Feijóo ha dejado en pañales la herencia de insultos hacia Pedro Sánchez recibida de su antecesor, llevando al PP o, más bien habría que decir, dejando llevar a Ayuso al PP hacia la derecha extrema, en un pulso con Vox para ver quién la tiene más grande —la barbaridad discursiva— que solo puede conducir, como de hecho lo están reflejando todas las encuestas, al sorpasso del partido que lidera el holgazán Abascal que, sin dar un palo al agua, se está disparando en intención de voto, lo que también requeriría de algún estudio sociológico para aproximarnos a comprender el comportamiento político-electoral de una parte no pequeña de la sociedad española formada en el cuñadismo político tabernario.

Se puede decir que Feijóo vino a Madrid —a España dentro de España, según la líder nacional, de facto, del PP— a hacer un viaje a ninguna parte, porque tras dejar la presidencia de la Xunta de Galicia en la primavera de 2022, ni fue presidente del Gobierno tras las elecciones generales de julio de 2023, ni está claro que lo vaya a ser cuando se celebren las próximas elecciones. Es más, ni siquiera está claro que vaya a ser nuevamente el candidato del PP a la presidencia del Gobierno —la sombra etílica que proyecta Miguel Ángel Rodríguez de Ayuso es alargada—.

En mi opinión es difícil encontrar en la historia de los dos partidos mayoritarios de nuestro país un líder nacional más torpe que Feijóo, es más, no tengo dudas de que no lo hay, a pesar de que M. Rajoy no era precisamente el Winston Churchill de la derecha hispana. Pero es que la imagen de supeditación de Feijóo a las ocurrencias y a la línea argumental de Ayuso en temas como la inmigración, el aborto o cualquiera otro de los que a diario lanza a la escena y al debate político nacional la de los 7291 fallecidos en residencias de mayores, las veces que en una misma semana el Feijóo de hoy se desdice del de ayer y aquel del Feijóo de antes de ayer, es argumental y políticamente impresentable, generando lo último que un líder debe proyectar: una imagen de subordinación, tanto a Ayuso como a Vox, que deja tras de sí una estela de político segundón y gregario que, a veces, llega a causar vergüenza ajena. Sostengo que el portavoz municipal del PP de mi pueblo tiene, de largo, más criterio, carisma y capacidad de liderazgo político que este Feijóo, y no lo digo en detrimento de mi compañero de corporación en Torredelcampo, sino como una realidad palpable y verificable con solo escuchar a ambos.

Y todo esto no dejaría de ser algo anecdótico de no ser porque el hecho de que al volante del PP se encuentre un idiota político está empezando a convertir a un partido como Vox, descaradamente fascista, en alternativa electoral no solo al PP, sino al Gobierno de España, y eso ya son palabras mayores, graves y preocupantes.