17-07-2022

Quentin Tarantino se convirtió en un director de culto con su ópera prima “Reservoir Dogs”. Tarantino creó la historia, la dirigió, seleccionó la banda sonora y hasta se permitió aparecer como actor en esta cinta que se proyectó en los cines en 1992. Con tan solo una película, este director de cine estadounidense, que fue un mal estudiante y que con 22 años trabajó en un videoclub de Manhattan, revolucionó el ambiente cinematográfico de aquel momento con un tipo de cine cargado de violencia. Aquel videoclub de Manhattan se convirtió en su escuela y fue el estanque de donde emergieron sus originales y tremendos guiones. Tarantino tuvo muy claro desde el principio, que lo suyo era hacer un cine experimental, alejado de la línea tradicional marcada por las grandes multinacionales que dominaban la industria cinematográfica. Esas fueron sus pretensiones iniciales que dieron lugar a películas como Pulp Fiction, Four Rooms, Jackie Brown y Kill Bill, todas ellas catalogadas como cintas de culto y que han consagrado a este director.

A Tarantino le fascinan aquellas salas de cine y autocine de los años 70, donde se ofrecían proyecciones continuas de películas a bajo precio, con temas, por lo general, de violencia, sexo, canibalismo y terror, no apto para estómagos delicados, la mayoría de muy bajo presupuesto. Para definir a este tipo de salas y al cine que en ellas se proyectaba se utiliza el término “grindhouse” o “subgénero Z”. Las películas “grindhouse”, en las que podemos ver zombies y monstruos, son de fácil visionado y comprensión, creadas simplemente para el disfrute (o para el horror) del espectador. Tarantino decía que cualquiera podía hacer cine grindhouse, pero que no cualquiera podía hacerlo bien. Y es entonces cuando, en el año 2007 y junto con su amigo Robert Rodríguez proyecta dar un tributo a este tipo de género cinematográfico rodando dos películas: “Planet Terror” y “Death Proof”, un tándem explosivo difícil de olvidar. Dos historias con el mismo hilo conductor, con personajes en común y que agrupadas se titularon precisamente “Grindhouse”. Mientras que en los países de habla inglesa ambas películas se estrenaron en un solo pase, en los demás países lo hicieron como dos películas distintas. Rober Rodríguez se encargó de la dirección de “Planet Terror” y Tarantino se ocupó de “Death Proof”, de la que vamos a hablar a continuación.

Con un guion hecho por el mismo a su imagen y semejanza, en “Death Proof” o “A prueba de muerte” (en Hispanoamérica), Tarantino da rienda suelta a lo que siempre le ha fascinado y juega a su antojo con las reglas de este subgénero, mostrando sin ningún tipo de miramiento su filias y fobias. Para el papel protagonista del asesino de la carretera se presentó una propuesta de actores muy sugerente: por allí estaban Mickey Rourke, John Travolta, Bruce Willis, John Malkovich y Sylvester Stallone. Finalmente fue Kurt Russell quien se llevó el gato al agua. Como dato curioso y teniendo en cuenta los guiños a otros títulos, presentes en la filmografía de Tarantino, he de comentar que el coche que conduce Kurt Russell es el mismo que el que conduce John Travolta en “Pulp Fiction”. Para que la película conservara un aspecto envejecido, como si de un verdadero título de las cintas grindhouse de los años 70 se tratase, se llevaron a cabo varios rasguños a través de un proceso de envejecimiento para que pareciese malgastada por el paso de los años. Con respecto a la banda sonora, Quentin Tarantino apostó por una música que fuera como un elemento de teletransportación al pasado: podemos escuchar temas de Janis Joplin, The Beatles y Misirlou, entre otros. Lo curioso es que la gramola del bar en la que se escuchan casi todas las canciones es de la colección personal de Tarantino. La estructura de la historia de “Death Proof” es un tanto extraña, que se defiende y se extiende a través de los extensos diálogos de las protagonistas, que hablan y hablan por la escena, mientras que por el fondo los observa un psicópata que se mueve por los márgenes del encuadre. Y con esto Tarantino persigue un claro objetivo:  introducirnos en sus vidas, que conozcamos realmente a estas chicas, para que la tragedia final nos impacte aún más.

“Death Proof” es el quinto largometraje de Quentin Tarantino y siempre que hablo de él termino diciendo que es una de sus grandes películas, quizá la más fiel a su tipo de cine. El cineasta declaró, no sé si en serio o como es habitual en él, en tono irónico, que “Death Proff” era la china en el zapato de su filmografía. ¿Qué quiso decir?

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