la cámara persigue a los protagonistas con primeros planos inquietantes y una fotografía potente que nos permite contemplar hermosos paisajes del

2023-08-13


Volvemos en esta edición de La Claqueta al último Festival de cine de Málaga, esta vez, para hablaros de la película que se alzó con la Biznaga de Oro y con el premio para la Mejor actriz de reparto (Patricia López Arnaiz). Y por si esto fuera poco, la película que hoy comentamos también consiguió el Oso de Plata en el prestigioso Festival Internacional de Berlín 2023 a la Mejor interpretación principal para la niña Sofía Otero. Las lágrimas de Sofía, al recibir su galardón en la Berlinale a la mejor interpretación protagonista, forma parte ya de la historia de nuestro cine y se convirtió en el momento más emotivo del certamen. “Muchas gracias por este premio tan bonito” pronunciaba ante el micro la joven de solo 9 años, mientras agarraba con fuerza el Oso de Plata, que le reconocía su brillante debut en la pantalla y que la convertía en la actriz más joven en recibirlo en los 73 años de existencia de este festival. Y sin más preámbulos, les presento ya a “20.000 especies de abejas”, el debut en el largometraje de la directora vasca Estíbaliz Urresola, que ya había hecho sus pinitos en el cine con la dirección de algunos cortometrajes (“Cuerdas” y “Polvo somos”, entre otros). Nos cuenta Estíbaliz que el suicidio en el 2018 del pequeño vasco Ekai, un niño trans de 14 años, fue el detonante de la necesidad de contar esta historia. La directora vasca ha puesto todo su empeño en visibilizar un tema tan delicado y controvertido, como la identidad de género de una niña. Un tema que, incluso, ha sido instrumentalizado políticamente y que ha dado lugar a posicionamientos extremos. Y lo hace de una manera que cualquiera puede entender, con delicadeza y respeto, sin caer en los tópicos de este tipo de relatos. “20.000 especies de abejas” nos enseña los caminos de una madre y una niña que buscan su lugar en la vida, cada una con diferente perspectiva. Mientras la niña Lucía avanza en esta búsqueda y acepta con naturalidad lo que su entorno no es capaz de entender, la madre Ane se queda detenida en el tiempo y se ve sobrepasada en su retorno al nido familiar, sin alcanzar a discernir el camino que debe tomar. La película nos regala escenas conmovedoras y algunas frases inolvidables, como cuando el niño Aitor, que a sus 8 años prefiere que le llamen Lucía, dice: “me gustaría morirme para nacer de nuevo como una niña”. La actuación de Sofía Otero (Aitor, Cocó y Lucía) es sencillamente colosal. Al casting se presentaron más de 500 niñas. Cuando le llegó el turno a Sofía no hubo lugar a dudas: ella era la elegida Cada una de sus miradas transmite exactamente lo que siente en cada momento, sin necesidad de verbalizarlo. La secuencia que se produce en los vestuarios de la piscina pública te deja sin aliento, ante los ojos de angustia e incomprensión de la pequeña. Patricia López Arnaiz, la madre Ane, está estupenda en un papel que se debate entre la mentira y el silencio, que son sus compañeros de viaje. Desde el punto de vista técnico y cinematográfico, la cámara persigue a los protagonistas con primeros planos inquietantes y una fotografía potente que nos permite contemplar hermosos paisajes del País Vasco. En conclusión, “20.000 especies de abejas” es una mirada al tema de la transexualidad con una sonrisa serena, sin escándalos ni excesos. El elemento narrativo de la abeja permite a la directora crear un imaginativo comparativo entre la biodiversidad de la colmena y las diferentes clases de personas que podemos encontrar en nuestra sociedad, con la tensión que el sentirse diferente puede provocar en el individuo con respecto al grupo.  No dejen de escuchar “Gaua”, la hermosa canción al final de la película, ya en los créditos, cuya letra condensa con detalle el espíritu de la historia y nos recuerda que podemos transformarnos y que somos muy diversos, como esas 20.000 especies de abejas que sobrevuelan en el panal. Como punto negativo, la historia se hace demasiado larga en algunos momentos. En mi opinión, a su metraje le sobran algunos minutos. No entiendo la moda impuesta en el cine actual de realizar películas de más dos horas. Os invito a ver esta película en la que los ojos ingenuos de una niña nos hablan de la importancia de la diversidad. Y lo hace desde un escenario natural y luminoso.


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