hace que nos agitemos en las butacas, intentando entender cómo el hombre ha sido capaz de algo tan atroz. 

2023-08-27


El 6 de agosto de 1945 es uno de los días más tristes para la historia de la humanidad. Aquella mañana la población japonesa de Hiroshima despertó dispuesta a desempeñar sus actividades, como en cualquier otro día de aquellos tiempos de guerra. Sin embargo, algo terrible iba a ocurrir. Eran las 8:15 horas cuando un avión estadounidense sobrevolaba la ciudad y lanzaba sobre la desprevenida población civil a Little Boy, el nombre clave de la primera bomba atómica. Días después, los americanos repitieron la operación lanzando la segunda bomba atómica, esta vez sobre la población japonesa de Nagasaki. En un instante las bombas acabaron con la vida de más de doscientas mil personas. Los efectos secundarios provocados permanecen aún hoy. Era el resultado del oscuro Proyecto Manhattan que se venía desarrollando en el desierto de Arizona (Nuevo México).

Pues bien, en su última película, el director británico-estadounidense Christopher Nolan nos cuenta la historia de la bomba atómica a través de la mirada de su creador, el físico estadounidense, de origen judío, J. Robert Oppenheimer. Se trata de un ambicioso proyecto biográfico, una superproducción que está arrasando en las taquillas (más de 174 millones de euros recaudados en su primera semana) y que se ha convertido en un fenómeno de masas. El filme nos introduce en la vida del físico considerado el “padre de la bomba atómica” que dedicó su vida a la exploración científica con un profundo sentido de responsabilidad, lo que le produjo un intenso dilema moral que lo atormentó hasta el final de sus días.  Su rodaje se ha realizado en el estado de Nuevo México, en el mismo lugar donde se fabricó la bomba atómica, recreando una escenografía muy parecida a la de la época que ha dotado a las escenas de un especial realismo. Nolan, como ya hizo en otra de sus aclamadas películas “Memento”, alterna la utilización de secuencias en blanco y negro con las de color, porque según ha explicado el propio director, hay dos líneas de tiempo en la historia: la de color, que se refiere a las experiencias subjetivas de Oppenheimer y la de blanco y negro en la que se nos muestra una visión más objetiva de la historia desde la perspectiva de un personaje diferente al científico protagonista. La película está rodada con una novedosa técnica que produce una mayor nitidez, claridad y profundidad de la imagen. El resultado es espectacular con la sensación de una visión de 3D sin gafas. La pantalla se va haciendo cada vez más enorme, abarcando la mirada periférica de la audiencia, con el efecto de sumergirte de lleno en el mundo de la historia y sobre todo en los conflictos internos de los personajes.

No dejar de ser una película compleja, excesivamente larga en su metraje (ya no se hacen filmes de menos de dos horas) y con una abusiva verborrea en algunos personajes, que obliga a entender la materia de la que se está hablando. Quizá con una hora menos de duración y contando lo que realmente es necesario para su comprensión, la película hubiera sido menos confusa. A pesar de esto, la historia es fascinante, con una actuación de Cillian Murphy como Robert Oppenheimer simplemente fenomenal. El actor logra transmitir la lucha moral interna del personaje y su conciencia sobre las consecuencias de los resultados de su trabajo científico. Emily Blunt, como la esposa de Oppenheimer, ofrece una interpretación muy convincente y, en momentos, conmovedora. El resto del elenco consigue agrupar a un ramillete de superestrellas de la gran pantalla. La poderosa banda sonora del filme ha sido compuesta por el músico Ludwig Göransson que utiliza el violín como instrumento que asocia al carácter complejo del físico protagonista. La partitura está a la altura de la gran cantidad de efectos visuales que se mueven sin parar por la pantalla.

En conclusión, “Oppenheimer” es una reflexión profunda sobre los avances de la ciencia y la tecnología y sobre los conflictos morales que estos progresos pueden producir. Una obra brillante y auténtica en su argumento, que hace que nos agitemos en las butacas, intentando entender cómo el hombre ha sido capaz de algo tan atroz.  Os invito a sumergiros en sus ciento ochenta minutos explosivos. Y aguantad hasta el final, si queréis descubrir lo que nos mantiene en vilo en gran parte de la película: ¿qué le dijo Oppenheimer a Einstein?


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