... Un cine que ya casi no se hace y que va a ser difícil ver

2024-02-25

 

Cerrar los ojos

 

A veces tenemos que cerrar los ojos para ver mucho más allá. Ese es el mensaje de la película con la que Víctor Erice vuelve a la gran pantalla, después de más de tres décadas de silencio. José Coronado rescata su pasado cuando cierra los ojos, en la última escena de esta maravillosa película. Ha merecido la pena esperar tanto tiempo para que el director vasco regrese al cine, tras sus anteriores tres largometrajes: la misteriosa e icónica El espíritu de la colmena (1973), la fascinante El Sur (1983) y el reflexivo documental El sol del membrillo (1992). Erice confirma, con el que puede ser su último trabajo, que su talento sigue intacto, ofreciéndonos una obra poética y emocional. Cerrar los ojos es de esas películas para ver en una tarde lenta de lluvia, arropados por la serenidad de sus imágenes. Una historia para dejarse llevar por la magia de ese cine de autor contemplativo, que te lleva de la mano hacia un mundo pequeño y reflexivo. Un relato que nos induce a meditar sobre el paso implacable del tiempo, sobre esa mirada al pasado que duele y que ya quedó atrás, demasiado atrás. Una historia que ahonda en la irremediable llegada de la vejez, en el fracaso que siempre nos vigila y en el olvido del que podemos ser víctimas.  Y sobre esa memoria, que, a veces por su fragilidad, nos impide recordar. Y sobre el cine como terapia para recuperar los recuerdos. Víctor Erice utiliza una técnica cinematográfica asentada en secuencias precisas: primeros planos de personajes que se mueven en interiores sumergidos en la penumbra y exteriores llenos de luces otoñales que acentúan la melancolía que impregna la historia. Las secuencias de la última parte de la película, filmadas en la residencia de ancianos, son memorables y es donde descubrimos la esencia del cine de Erice. El metraje de Cerrar los ojos discurre por gran parte del territorio español: Granada, Almería, Madrid, Alcalá de Henares, Segovia y Asturias.

José Coronado es el actor Julio Arenas que desaparece durante el rodaje de la película La mirada del adiós y Manolo Solo es el director de esa película Miguel Garay. Ambos están sencillamente magistrales en su actuación. Coronado obtuvo por este trabajo, el pasado 10 de febrero en Valladolid, el Goya al mejor actor de reparto. Es el segundo Goya, tras su victoria como actor principal en No habrá paz para los malvados. Ana Torrent vuelve al cine de la mano del director con la que trabajó por primera vez. La actriz ha comentado que trabajar con Víctor Erice, después de tantos años, ha sido muy emocionante porque es como cerrar el círculo en su carrera, que comenzó con El espíritu de la colmena cuando era una niña. La mirada hipnótica de Ana en aquella película constituye uno de los iconos más bellos de la historia de nuestro cine.  El veterano José María Pau está colosal y qué decir de Petra Martínez, María León y Mario Pardo.

La banda sonora es de Federico Jusid que ya compuso la música de El secreto de sus ojos. Una música que va y viene, que se repite hacia atrás y hacia delante. Melodías lentas, a veces imperceptibles, que se internan en los silencios de los personajes.

Cerrar los ojos es una joya de nuestro cine español. Una película que te engancha por lo enigmático de lo que cuenta y que no deseas que termine, a pesar de sus tres horas de duración. Un homenaje al cine dentro del cine.

Un cine que ya casi no se hace y que va a ser difícil ver

en los clásicos circuitos cinematográficos comerciales. En Jaén se ha proyectado dentro de la programación de la Muestra de Cine Español inédito que se está celebrando en nuestra capital del 13 al 24 de febrero. Termino con un interrogante: ¿quién no ha tenido la tentación de desaparecer un buen día y mandar todo a paseo, cansado de la crueldad y el sinsentido de este mundo?


 

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