Corría el año 1932 cuando Tod Browning, un cineasta estadounidense, amante del terror y lo grotesco, decide rodar quizá la película más valiente y maldita de la historia del cine. No creo...

2023-05-21


Corría el año 1932 cuando Tod Browning, un cineasta estadounidense, amante del terror y lo grotesco, decide rodar quizá la película más valiente y maldita de la historia del cine. No creo que ningún director actual se atreviera a llevar a la pantalla la historia de unas personas deformes que se ganaban la vida en las ferias ambulantes del siglo XIX. Porque eso es “Freaks” (“Fenómenos”), en español “La Parada de los Monstruos” (una traducción quizá un tanto inadecuada). Una película con gente de verdad, no con actores maquillados. Browning nos presenta a los freaks con los que convivió en su juventud cuando trabajaba en circos que eran en realidad “teatros de la crueldad”: gente a la que conocía muy bien y, por supuesto, respetaba, como lo demuestra en este cuento cruel que deriva casi sin quererlo en el terror. Pero un terror que surge de lo diferente, de lo raro. Aunque en “Freaks” nos surge la pregunta de por dónde transita lo que consideramos “normalidad” y quiénes son los “anormales”. Browning, que ya había triunfado con su “Drácula” en 1931, se encarga de mostrarnos dos mundos casi simétricos: por un lado, nos muestra la fealdad por medio de secuencias bellísimas (impresionante la escena de los freaks jugando en el bosque) y, por otro lado, aparece la belleza impregnada de avaricia, una belleza que intenta humillar a la fealdad, y es entonces cuando surge el terror en la segunda parte de la historia. La película fue tratada injustamente y supuso un fracaso comercial, ya que la sociedad no aceptaba e incluso trataba con crueldad a estas personas claramente infravaloradas en el mundo que les tocó vivir. La gente se desmayaba y salía horrorizada de los cines, por lo que fue retirada de la circulación a los pocos días de su estreno. Intentaron quemar y hacer desaparecer los rollos de la cinta, como si se tratara de una historia satánica. Hubo que esperar a los años 60 para que fuera redescubierta en el Festival de Venecia. Estuvo censurada durante más de treinta años en los Estados Unidos y en el Reino Unido. Desde el punto de vista técnico, las imágenes rodadas casi en un tono documentalista desprenden magia visual, la narración en “flashback” es vigorosa, pero al mismo tiempo poética y conmovedora, manteniendo los tradicionales cánones del inicio, conflicto y desenlace. El rodaje fue un cúmulo de despropósitos y problemas, ya que gran parte del equipo dimitió horrorizado por el tipo de película en la que iban a trabajar. El director tuvo que recortar en 64 minutos el metraje inicial con el fin de reducir la angustia del público. El reparto es excelente: como muestra destacar a los hermanos Harry y Daisy, como los enanos protagonistas, Wallace Ford, como el sarcástico payaso Phroso, Olga Blakanova, como la hermosa trapecista, Francis O’Connor, como la mujer sin brazos, Peter Robinson, como el esqueleto viviente y las hermanas siamesas Daisy y Violet Hilton, entre otros. Cuentan que los “freaks” estaban obligados a almorzar apartados del resto del equipo de producción. La banda sonora se compone de la música de fondo típica del circo y la que interpretan los propios actores y actrices (freaks) en distintos momentos: la armónica de Roscoe, los clarinetes de las hermanas siamesas y la flauta de Angeleno. También escuchamos algunos fragmentos de la obra del gran Richard Wagner, que provoca un tono enérgico a la historia.  

                                  

Considero que es imprescindible ver “La Parada de los Monstruos”, por varias razones: por su valentía, por quienes la interpretan, porque que supuso una terrible bofetada a la sociedad bien pensante de los años 30, y porque no hay trampas ni en su rodaje ni en su guion. Estamos ante una sátira social, un tierno alegato a favor de la diversidad, ante un filme en la que se unieron la anormalidad, el horror y la poesía que dio como resultado una obra de culto insólita e irrepetible, que ha inspirado a multitud de películas (“American Horror Story, “El hombre elefante”) y de la que han bebido directores como Luis Buñuel y David Lynch. Una película que no vais a olvidar, que demuestra que también lo diferente merece nuestro afecto. La podéis encontrar en Filmin y Amazon.


Para dar tú opinión tienes que estar registrado.

Comments powered by CComment