Steven Spielberg nos abre una ventana a su infancia con su nueva película “Los Fabelman”. Con la última cinta de este incansable e...

2023-06-04


Steven Spielberg nos abre una ventana a su infancia con su nueva película “Los Fabelman”. Con la última cinta de este incansable e incombustible director me abordó esa emoción que de vez en cuando nos sacude ante una película importante. Muy lejos del estilo frenético de sus grandes y oscarizados éxitos, como “E.T. El extraterrestre”, “Parque Jurásico”, “La lista de Schindler” o la saga de “Indiana Jones”, podemos decir que nos encontramos ante la película más emotiva del director. A camino entre la realidad y la ficción, Spielberg nos cuenta su infancia y adolescencia, disfrazado de un tal Sammy Fabelman, cuando vivía en Arizona después de la Segunda Guerra Mundial. Una experiencia que el propio director ha calificado como abrumadora, ya que la recreación de esos grandes recuerdos, que a veces tenemos ya casi enterrados en el olvido, no sólo de su vida de niño, sino también de sus padres y sus hermanos, le supuso un esfuerzo emocional complicado y muy difícil de superar. Según cuentan el director se emocionó en varias ocasiones a lo largo del rodaje al ver su propia vida traspasar la cámara. El niño Spielberg descubre el mundo del cine una tarde en la que sus padres lo llevan a ver “El mayor espectáculo del mundo”, la inolvidable película de Cecil B. DeMille rodada en 1952. Queda hipnotizado por la espectacular secuencia del accidente del tren, que luego no dejará de repetir en su casa, a pequeña escala, con un tren de juguete, ante el estupor y asombro de sus padres. Una noche le dice a su preocupada madre que recreando ese accidente de tren consigue superar sus miedos y traumas. Además, es la única forma de controlar que ese accidente no vuelva a ocurrir. Al día siguiente la madre le compra una pequeña cámara con la que el niño Sammy graba una y otra vez ese tren descarrilando. Después, realiza una película bélica con sus amigos como actores y descubre que la manipulación de las emociones en el cine puede llegar al corazón de la verdad. En una de las secuencias más bellas de “Los Fabelman”, su padre le pide que ruede un filme doméstico, durante unas vacaciones familiares, y el pequeño Spielberg descubre aterrado que entre fotograma y fotograma se puede esconder aquello que los ojos no quieren ver. Se da cuenta de que ninguna imagen es inocente y es eso precisamente lo que hace del cine un reflejo de la condición humana. Estamos ante una historia de superación, de ambición artística, de la búsqueda de la verdad sobre nosotros mismos. El resultado es que este niño que vemos en “Los Fabelman” acaba convirtiéndose en uno de los directores más aclamados de todos los tiempos. Ha tocado todos los géneros dominando con la misma maestría las películas de ciencia ficción, aventuras, bélicas, comedia y musicales. En cuanto a los personajes que aparecen en la historia destaca la soberbia interpretación del actor Gabriel Labelle que tiene la enorme responsabilidad de ser Spielberg delante de las cámaras. El nombre ficticio del director en la película es un homenaje a su abuelo Sammy Spielberg. La actriz Michelle Williams realiza un papel asombroso, como la madre Mitzy, una madre que intenta desesperadamente mantener unida a la familia, aunque termina siguiendo los dictados irremediables y desgarradores de su corazón. El actor Paul Dano es el excelente padre, siempre amable y generoso, que se debate entre cuidar a su familia y prosperar en su carrera laboral, lo que da lugar a situaciones cada vez más difíciles. Y nos aguarda una sorpresa al final del filme con la aparición especial y fugaz del mismísimo John Ford (en un memorable cameo de David Lynch). La banda sonora, con el piano como gran protagonista, corre a cargo de John Williams, en la que es su colaboración número veintinueve con Spielberg, y es considerada como una de la mejor valorada de su filmografía. Se escuchan también piezas de Johann Sebastian Bach, elegidas personalmente por el propio director. Alguien le dijo una vez al pequeño Fabelman que el secreto del cine está en cómo se graba en las películas el horizonte, un horizonte que es más que una simple cuestión de puesta en escena, sino que es la fina línea que separa la verdad de la mentira. Y esa es la esencia del cine. Os recomiendo que veáis “Los Fabelman”, una bonita historia de “Spielberg según Spielberg”.   


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