"Sin caer en el peligro de que me crezca la nariz, me atrevo a asegurar, que estamos ante una de las mejores versiones del fantástico cuento de Collodi."
2023-02-12
Corría el año 1972 cuando llegó a la televisión una adaptación del cuento de Pinocho, en una serie de seis capítulos. Eran “Las aventuras de Pinocho” del director italiano Luigi Comencini que fueron llevadas después a la gran pantalla en las navidades del mismo año de 1972. Las recuerdo con nostalgia y mucho cariño y ahora que las he vuelto a ver, he sentido la misma emoción que experimenté a mis doce años y todo lo que me maravilló entonces, aún sigue vigente, cincuenta años después. Este entrañable personaje fue creado por el escritor italiano Carlo Collodi que publicó en un periódico italiano para niños, allá por el año de 1880 “Historias de un títere” que luego se titularían “Las aventuras de Pinocho” con ilustraciones de Enrico Mazzanti. Acababa de nacer un clásico de la literatura infantil del que se han hecho más de veinte versiones cinematográficas. Lo primero que me cautivó de “Las aventuras de Pinocho” en la versión de Luigi Comencini es que estaban rodadas en imagen real, alejándose de las versiones de dibujos realizadas hasta la fecha. Con un realismo descarnado nos muestra la miseria de la Italia profunda, a través del crudo invierno que azota una aldea paupérrima donde malvive un tal Geppetto. Aprovechando la adaptación del famoso cuento, Comencini lanza una feroz crítica social en defensa de las clases más desfavorecidas. La película cuenta con la participación de prestigiosos actores italianos, entre los que destacan un genial Nino Manfredi y una fascinante Gina Lollobrígida, sin perder de vista la asombrosa actuación del pequeño Andrea Balestri, ese niño travieso que en un principio puede caer mal, pero que acaba siendo absolutamente entrañable. Y ¿qué decir de la banda sonora? Una melodía que quedó grabada en mi mente y que cuando la escucho me transporta con nostalgia a aquellos años setenta. Sin duda, una música para toda la vida compuesta por el compositor Fiorenzo Carpi.
Damos un salto en el tiempo y nos situamos ahora en el pasado año 2022. Pinocho cobra vida de nuevo, esta vez de la mano del director mexicano Guillermo del Toro con una versión musical rodada con la complicada técnica de animación stop motion (movimiento fotograma a fotograma). Un rodaje que por su complejidad ha tenido una duración de 940 días, lo que supone diez veces más del tiempo utilizado en un rodaje normal, pero que es lo habitual al utilizar esta técnica de animación. La mayoría de las marionetas utilizadas fueron fabricadas a mano, excepto Pincho que fue realizado en impresora 3D. Se hicieron en diferentes tamaños, ya que según la escena que había que filmar requería que tuvieran un gran tamaño o, en su defecto, que fueran minúsculas. El director mexicano imprime su sello inconfundible a la historia y sitúa las andanzas del niño de madera en la Italia fascista de Mussolini, muy lejos de los años 1880 y 1883, en las que se publicaron originariamente. En esta nueva adaptación Geppetto se muestra como un padre que tristemente ha perdido a su hijo Carlo, nombre con el que se quiere rendir un homenaje Carlo Collodi, autor original de la historia. Cuando vean la película, si aún no la han visto, descubrirán escenas que evocan a otras producciones de Guillermo Del Toro: gestos y detalles de “El laberinto del fauno”, “El espinazo del diablo” y “La forma del agua” están presenten a lo largo de la cinta. De su banda sonora compuesta por Alexandre Desplat, que ya ganó un Óscar por la música de “La forma del agua”, destacaría la bonita y triste canción “Ciao Papa”, el tranquilo tema a piano “Carlo´s Theme” y la canción “Everything Is New to Me” interpretada al alimón por Geppetto y Pinocho. Sin caer en el peligro de que me crezca la nariz, me atrevo a asegurar, que estamos ante una de las mejores versiones del fantástico cuento de Collodi. Una historia llena de crudeza y sensibilidad, cargada de sentimiento, una metáfora sobre la vida y la muerte que nos habla también de la injusticia de las dictaduras y de la inclusión o no inclusión del diferente. Sin duda, una de las más bellas películas animadas de los últimos años. Nominada en los próximos Óscar como Mejor Película de animación pueden verla en la plataforma Netflix. Y ya saben, tanto si prefieren al travieso Pinocho de Comencini, como si escogen al bondadoso niño de madera de Del Toro, no olviden que “si son buenos, algún día se convertirán en niños de verdad”.
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